La UBA y el consorcio de Puerto Madero disputan por un predio que usa el Nacional Buenos Aires. Protestan los estudiantes. |
Los estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires temen ver a su campo de deportes, que pertenece a la UBA desde 1915, sepultado por un conglomerado de torres y edificios espejados. Con la fiebre modernizadora del Puerto Madero, el predio, que durante décadas estuvo ubicado en una de las más oscuras zonas portuarias, pasó a verse enclavado en plena vidriera de la ciudad. Y a costar más de 15 millones de dólares. Ahora, la Corporación Antiguo Puerto Madero, que desde el '89 se ocupa de reorganizar la zona, volvió a la carga y dice que puede disponer del futuro del terreno. Pero la UBA y las autoridades del propio colegio ya mostraron las uñas: "Si nos quieren desalojar vamos a interponer acciones judiciales", amenazó Darío Richarte, secretario general de la universidad porteña. "Muchas generaciones de alumnos van al campo desde que era un nido de ratas. Y no puede ser que ahora, cuando vale millones de dólares, nos lo quieran sacar", protestó un alumno de 4º año, Diego Fidel, de 16, desde el pie de la escalinata del colegio. El antiguo lema de la institución, "Hermanos en el aula y hermanos en la vida", circula como parodia entre estudiantes, profesores y alumnos. Pero, en el predio de la calle Presidente Perón 45, cada sábado se hace realidad. Son decenas los graduados que después de más de diez años concurren a su cita para jugar una revancha futbolística perdida en el tiempo. Cuando las viejos galpones cerealeros del antiguo puerto comenzaron a transformarse en glamorosos restaurantes y oficinas, la comunidad académica del Buenos Aires temió lo peor. Y ahora, la Corporación Antiguo Puerto Madero --una sociedad anónima cuyos accionistas son el gobierno nacional y el de la ciudad-- está dispuesta a acelerar la aplicación de un proyecto que supone el traslado del campo a un predio lindante y la construcción de un complejo de torres destinadas a bancos y oficinas, en el terreno original. No obstante, se preocupan por asegurar que el cambio no perjudicará las instalaciones que por ley nacional de 1915 pertenecen a la universidad porteña. "El terreno pasará de ocupar una superficie absolutamente irregular de 20.236 metros a ser un trapecio perfecto de 23.380 metros cuadrados, 50 metros más hacia el norte. Esto es necesario para garantizar el reordenamiento de la zona", justificó a Página/12 el arquitecto César Fazio, vicepresidente de la Corporación. En los últimos días, ante los reiterados rumores de mudanza, el propio rector del colegio, Horacio Sanguinetti, secundado por una delegación de estudiantes y miembros de la asociación de ex alumnos, se acercaron para pedir detalles a las oficinas de la Corporación. Fazio relató: "Nosotros los apoyamos. Pero sólo cumplimos con las instrucciones que dicta el proyecto de reestructuración del Puerto Madero y éste incluye el reordenamiento de las 170 hectáreas. Si bien la situación legal es compleja, allí se respeta el terreno de la universidad. Además, vamos a limpiar el área y mejorar la estructura de vestuarios y canchas", se defendió. Con todo, en el Buenos Aires desconfían. "Esto lo vienen diciendo hace años y son sólo promesas, no tenemos ninguna prueba ni ningún fundamento por escrito", reclamó Fidel. El vicerrector Francisco Azamor fue más allá: "No estamos de acuerdo. La Corporación necesita el terreno para construir sus rascacielos y sus plazas; dicen que nos van a dar infraestructura pero no tenemos certezas". Y desde el Rectorado de la UBA, con el que la Corporación deberá dialogar, no se le reconoció a la sociedad anónima atribuciones legales para decidir sobre el destino del predio. "El decreto municipal del intendente Carlos Grosso que transfirió la propiedad a la Corporación no puede modificar una ley nacional. El terreno es nuestro, sale mucho dinero, pero si nos quieren desalojar vamos a interponer acciones judiciales", amenazó Richarte, de la UBA. Por lo pronto, en el colegio se organizaron asambleas informativas y el
próximo sábado 31 autoridades, estudiantes, profesores y ex alumnos, rodearán el campo
con un abrazo simbólico.
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