Cuesta abajo en la rodada
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En Rusia siempre es incierta la salud del presidente Boris Yeltsin, pero nunca se duda de la caída del rublo. Yeltsin canceló algunas reuniones previstas para el lunes en medio de la incertidumbre sobre sus dolencias, al tiempo que el rublo cayó más de un cinco por ciento. Yeltsin, de 67 años, interrumpió su visita a países de Asia central la semana pasada debido a una bronquitis y ha padecido una serie de enfermedades, incluidas deficiencias cardíacas, en los últimos años que con frecuencia le han impedido trabajar. Una portavoz dijo que la salud de Yeltsin era "satisfactoria" y que permanecería en su residencia en las afueras de Moscú, un lugar que frecuenta más que al Kremlin. Los analistas temen a la vez una caída súbita de la moneda unida a una esperada renuncia del presidente, y anticipan hambrunas por la escasez de alimentos en el invierno. Yeltsin pospuso una reunión con el primer ministro, Yevgueni Primakov, quien todavía tiene que elaborar un plan económico crónicamente pospuesto y anunciar las iniciativas de su gobierno, inaugurado hace más de un mes. La portavoz anunció que se reuniría con Primakov el martes. El Banco Central consiguió mantener el rublo artificialmente estable en las últimas semanas a través de controles administrativos, e incluso ayudó a los bancos que debían hacer contratos asociados a las tasas de intercambio la semana pasada, reanimando brevemente la moneda. En el intercambio de ayer por la tarde, más indicativo del valor del rublo, la moneda rusa se situó alrededor de 18 por dólar, más del cinco por ciento menos que el viernes. "Nadie quiere el rublo en estos momentos. No hay razón para retenerlo si el gobierno ha comenzado a imprimir dinero sin apoyo... y eso significa que el rublo simplemente continuará cayendo", comentó un economista occidental. El gobierno permitió un marcado ascenso en la cantidad de rublos en circulación en las últimas semanas, y los economistas pronostican más inflación y más caída en su valor. Otra mala noticia este lunes fue el informe del Comité Estatal de Estadísticas de que el Producto Bruto Interno (PBI) en setiembre fue 9,9 por ciento menor que el registrado en el mismo mes del año 1997. Según las estadísticas oficiales, Rusia ha resistido la depresión durante una década, pero la caída se ha acelerado notablemente desde que el rublo cayó y el sistema bancario quedó casi congelado en agosto. La crisis dejó al país al borde de la bancarrota, con el gobierno y millones de ciudadanos batallando para subsistir. Algunos expertos advirtieron sobre la escasez de alimentos para este invierno, especialmente en el norte del país. No obstante, el gobierno estudia aún si pedirá ayuda alimentaria como lo hizo en 1992, dijo el viceministro de Agricultura, Serguei Kiselyov. "Estamos estudiando la situación y quizás nos decidamos", señaló. Pese a las penurias, existen pocas muestras de protestas públicas sostenidas, pues la población intuye que pueden hacer poco para mejorar la situación presionando al gobierno.
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