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Por Cecilia Bembibre![]() El público que llenó casi todas las funciones estaba al tanto del problema. "Estamos acá para apoyar al cine argentino", dijo María Arribas Hernández, 67, incluyendo a su amiga, Elsa Rodríguez (50), que descontaba, sentada en los escalones, los sesenta minutos que restaban para el comienzo de Martín H. "Pienso verlas todas", acotó Rodríguez. A su lado, la gente hacía cola para firmar unas planillas, en solidaridad con el cine nacional. "Me enteré por el diario y quiero aprovechar la oportunidad de venir al cine. Aunque algunas ya están en video, no es lo mismo", comentó. Hernández coincidió: "Me encanta el cine, voy siempre que puedo. Los miércoles, por supuesto. Me gustaría que se ocupara de la cultura gente que ame y se interese por ella, que tengan pasión por lo que hacen, y no políticos". Afuera, en el hall, varios grupos se presentaron en apoyo a la propuesta. A los responsables de las películas (salvo Agresti, que mantuvo una conflictiva relación con la organización de las jornadas) se sumaron, Lita Stantic, Susú Pecoraro, Juan Carlos Galettini, Luis Brandoni, Alan, Gastón y Nicolás Pauls, Soledad Villamil, Mauricio Dayub, Thelma Biral, Pepe Novoa, Thelma Biral, Víctor Laplace, varios integrantes de la comisión directiva del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) y Darío Grandinetti. Algunos de ellos habían asistido a la reunión con el bloque del Frepaso en el Congreso. Allí, Salvador Sammaritano, Jorge Marrale, Beda Docampo Feijoo, Julio Raffo y Lita Stantic entre otros, se vieron, además de con Fernández Meijide, con la responsable de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Irma Parentella. Meijide reconoció la justicia del reclamo, y afirmó que su bloque parlamentario no aprobará el recorte previsto para 1999. A instancia suya, las entidades enviarán cartas a los miembros de la asamblea general del INCAA, urgiéndolos a tomar una posición frente a la política del organismo dirigido por Mahárbiz. "Me parece positivo, dentro de lo posible, que la gente llegue a apoyar la movida
por el recorte", afirmó el director Spiner a Página/12. El responsable de La
sonámbula permaneció en la puerta del cine hasta el inicio de su película y
después agradeció la concurrencia. "Se está pensando en empezar a hablar sobre si
tiene sentido que haya cine argentino. Si las cosas siguen así, pronto vamos a
preguntarnos si tiene sentido que haya diarios, libros, que preserven la tradición y el
idioma. Es una locura", razonó. Al presentar su película, horas antes, Aristarain
había agradecido la presencia de los espectadores, y alertado sobre los riesgos del
recorte, instando a la defensa de un cine nacional autogestionado y autofinanciado. Con un
promedio de algo más de 300 personas por función para las primeras, y una concurrencia
masiva según oscurecía --sobre todo a la de Agresti, un preestreno--, la gente demostró
que quiere seguir viendo cine argentino. |