"¿Qué lo llevó a la traición?"
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Por Luciano Monteagudo "No hay por qué disculpar a Hamsun. Hizo cosas monstruosas y se comportó como un imbécil. Su actitud fue despreciable, pero también se puede tratar de entender cómo fue que llegó, en sus años de ancianidad, a traicionar al país y dar su adhesión a las tropas de ocupación nazis". Quien habla es Erik Gustavson, el director de El telegrafista, el film basado en una de las novelas más populares de Knut Hamsun, el largamente polémico gran escritor nacional noruego, que a partir de hoy es el centro de una retrospectiva organizada por la Cinemateca Argentina, el Teatro San Martín y la Embajada de Noruega, en la Sala Leopoldo Lugones (ver recuadro). La muestra, titulada "Knut Hamsun y el cine" estará integrada casi en su totalidad por material inédito en Argentina y se propone revisar las contradicciones entre la vida y la obra de Hamsun, a través de films de cineastas escandinavos como el danés Hennig Carlsen, el sueco Jan Troell y los noruegos Ola Solum y el propio Gustavson, que llegó especialmente al país a presentar el ciclo. Knut Hamsun (1859-1952) se reveló como escritor con Hambre (1890), su primera novela, que se convirtió en uno de los pilares de la literatura europea del siglo XX. A partir de allí, su obra novelística fue prolífica, con el acento puesto generalmente en la lucha entre el individuo y la sociedad organizada. También recibió poesía y tres piezas de teatro, que le valieron una sonada disputa con su contemporáneo Henrik Ibsen. En 1920, ganó el Premio Nobel de Literatura, pero ese prestigio lo perdería durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Hamsun apoyó públicamente a Hitler y la invasión nazi a Noruega. En 1946, fue juzgado por colaboracionista y condenado a pagar una enorme multa, que lo dejó completamente arruinado. Vivió sus últimos años en una granja de Grimstad, en medio de la naturaleza, que fue siempre el paisaje predilecto de sus novelas. "En su obra, Hamsun hablaba mucho de la complejidad del hombre, de sus contradicciones", explica Gustavson a Página/12. "Ese fue el principal motivo de su polémica con su gran contemporáneo, Henrik Ibsen, porque contrariamente a Ibsen, que trabajaba con personajes muy bien delineados pero de psicologías muy preconcebidas, Hamsun creía que el ser humano era una criatura impredecible. Ibsen organizaba todos sus personajes a partir de un esquema psicológico de cierta preconceptualización, mientras que Hamsun les daba una libertad hasta entonces desconocida a sus personajes y por eso se dice que es uno de los creadores de la novela moderna, un escritor admirado por Herman Hesse y Thomas Mann y por autores de la generación siguiente, como Henry Miller y Ernst Hemingway. Los norteamericanos, particularmente, apreciaban en Hamsun su prosa tan concisa, condensada, telegráfica, donde las acciones de los personajes y los acontecimientos que los rodean van narrando toda la historia, sin necesidad de describirla".
Según Gustavson, la adhesión de Hamsun al nazismo es imperdonable, pero no por ello inexplicable. "Hamsun surgió como escritor en una atmósfera muy provincial, en Noruega, a fines del siglo pasado, un ambiente en el cual no había una sensibilidad que pudiera apreciar lo que él estaba tratando de hacer en cuanto a la renovación de la novela", dice el director de El telegrafista. "Los alemanes 'adoptaron' inmediatamente a Hamsun, reconocieron su talento, lo editaron y había mucha gente que valoraba su obra mucho antes incluso que en el pequeño ambiente intelectual de Noruega e Inglaterra o los Estados Unidos". A estos condicionantes externos, Gustavson le suma otros, más de fondo, que tienen que ver con algunos elementos de la obra de Hamsun, previos al nazismo pero que fueron aprovechados por la ideología nazi: "Sus personajes fuertes y solitarios, luchando contra los elementos; su nostalgia por la tierra; su rechazo por la mecanización y la industrialización y el carácter purificador de la naturaleza hicieron que la obra de Hamsun cupiera bien en ese marco, primero sin saberlo y luego a conciencia, cuando era muy anciano". Tal como lo prueba una de las películas del ciclo, Hamsun, protagonizada por el gran actor sueco Max von Sydow, el escritor nunca se arrepintió. "Fue un hombre que vivió toda su vida en guerra con todo el mundo, todo el tiempo", señala Gustavson. "Un individualista total, que cayó en la trampa del totalitarismo". Y Gustavson agrega un dato más: "Detestaba el cine, que le parecía la deshumanización del arte".
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