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Por Irina Hauser ¿En qué situación puede ser detenida una persona? ¿Acaso los policías tienen un amplio margen para realizar sus propias interpretaciones? ¿Basta la sola sospecha sobre un potencial delito para hacer un arresto? Los interrogantes quedaron flotando ayer durante los alegatos del juicio oral que se les sigue a dos policías de la Federal por privación ilegítima de la libertad. Abraham Jonte y Miguel Oliveira están acusados de detener sin motivos a tres jóvenes militantes del Frente Grande. La ley vigente es clara; para detener a alguien debe haber circunstancias debidamente fundadas. Ni jueces ni policías pueden cambiar esto, sostuvo el fiscal Horacio Fornaciari. Y luego pidió que se condenara a los procesados a un año y seis meses de prisión y tres años de inhabilitación especial. El 12 de agosto de 1995 los dos oficiales detuvieron a Martín Folini, Gabriel Puricelli y Gustavo Faskowicz en la puerta de la Rural. Los llevaron a la comisaría 23ª, pero no les dijeron por qué. Ese día iban a manifestarse pacíficamente cuando el presidente Carlos Menem hiciera su discurso anual en el predio. El oficial Jonte dijo que ordenó la demora para establecer identidad. Los denunciantes afirman que no tenían motivos para hacerlo y que no se dio intervención a ningún juez. Incluso Folini fue detenido dos veces el mismo día (a la mañana con otros cuatro compañeros), pese a mostrar su cédula de identidad. Los dos policías fueron procesados por la Cámara del Crimen y podrían convertirse en los primeros oficiales de la Federal condenados por privación ilegítima de la libertad. El Tribunal Oral 27 escuchó ayer a la mañana los alegatos. El fiscal Fornaciari solicitó 18 meses de cárcel y tres años de inhabilitación para los dos policías. También pidió que hagan un curso de Derecho Constitucional en la universidad, que se remita la sentencia a la Secretaría de Seguridad y a las autoridades de la Federal y que la causa vuelva a instrucción para profundizar la investigación. Gastón Chillier y Alberto Bovino, abogados querellantes que, además, representan al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), pidieron dos años y cinco meses de prisión en suspenso y el doble de inhabilitación. Más allá de los casos particulares lo que está en discusión es el uso de las facultades, apuntó Chillier. El defensor, Raúl Alcalde, demandó absolución. Después de su primera detención de aquel día de agosto, Folini denunció lo sucedido (junto a Faskowicz y Puricelli) ante periodistas que estaban dentro del área de prensa de la Rural. Luego, apenas salieron del centro de exposiciones fueron detenidos sobre la avenida Santa Fe. Jonte interpretó los encuentros de los militantes con el periodismo como movimientos celulares que le despertaron sospechas de algún posible atentado o un delito menor. Reparó en una bolsa que llevaba Folini (tenía un diario y remeras con frases de protesta contra Menem). Para Jonte, la cédula que le mostró Folini (no así los otros dos jóvenes) no lo amparaba de nada. La sospecha era mayor a una cédula, disparó ante el Tribunal. Según la Ley orgánica (23.950) vigente, famosa por limitar las facultades de la policía en las detenciones por averiguación de antecedentes, para detener a alguien deben existir circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que la persona hubiese cometido o pudiera cometer un delito. También obliga a comunicar a un juez. En los alegatos la norma fue adulada por todos los letrados. Con todo, el fiscal dijo: Me pregunto dónde están las circunstancias debidamente fundadas señaladas por la ley. Acá parece que las fuerzas de seguridad tienen más poder que un juez, sostuvo. Y defendió la veracidad de los dichos de los tres denunciantes. En la misma línea, los letrados de la acusación leyeron un artículo de la revista Mundo policial en el que se defiende a la cédula como herramienta válida para acreditar identidad. Señalaron, además, que la detención sin juez y por mera sospecha esilegal. La defensa argumentó que lo importante de la ley es el espíritu. Se hizo para no segregar planteó Alcalde y que todo el mundo, cualquiera sea su color de piel, pueda ser arrestado; indicó también que faltan pruebas sobre la primera detención y que el dolo no existió.
SE VIENEN RECAMBIOS EN 52 COMISARIAS DE LA
FEDERAL Aunque la
propia Federal y el Ministerio del Interior lo nieguen, la Policía atraviesa una
verdadera purga. Detrás del comisario Fernández, a quien le toca despedirse de la
Superintendencia de Seguridad Metropolitana para pasar a Planeamiento (una dependencia de
menor importancia), los comisarios Carlos Navedo, Alejandro Di Nunzio y Oscar Montoriano
corren una suerte similar. Pero esto recién empieza. En los próximos días se esperan
recambios estratégicos en las 52 comisarías.
DETUVIERON A UN PROFUGO DE LA ORP José
Alonso, el hombre clave de la Organización Revolucionaria del Pueblo (ORP), fue detenido
ayer en Córdoba. Alonso estaba prófugo desde 1997, cuando logró huir de una cárcel de
Montevideo en una maniobra que habría contado con complicidad policial.
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