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Para Pinochet son los
manotazos de un náufrago

Los abogados del ex dictador iniciaron una movida legal de último momento para declarar ilegal la detención.  Pero el Servicio Fiscal de la Corona representa a España.

Aclaración: El secretario de prensa de Tony Blair recordó que “el presidente elegido democráticamente Menem no era el general Galtieri”.

Un periodista lee las buenas intenciones de Thatcher.
La oposición entre laboristas y conservadores crece.

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Por Marcelo Justo desde Londres

t.gif (67 bytes) Los abogados defensores del general Pinochet iniciaron una desesperada acción legal para conseguir la pronta libertad del dictador. En una audiencia ayer ante la Corte de Justicia de Londres el abogado Clive Nichols solicitó un hábeas corpus para Pinochet y una revisión judicial de su arresto el pasado 16 de octubre. El exclusivo equipo de defensa del ex dictador continuó con su estrategia de cuestionar la legalidad del arresto y la extradición, pero la audiencia fue suspendida hasta el lunes por el juez Chiemman a cargo de la causa “para que ambas partes preparen mejor su caso”
En su alegato Clive Nichols indicó que “entendemos que la detención del senador Pinochet fue ilegal. Y que tanto el Servicio Fiscal de la Corona como el Ministerio del Interior no reconocieron esta ilegalidad que tuvo como resultado el arresto de Pinochet”. En los documentos que presentaron ante el tribunal londinense, la defensa alega que España no tiene jurisdicción para solicitar la extradición de Pinochet por los “presuntos asesinatos de ciudadanos en Chile”. El primer argumento de la defensa es que estos asesinatos, “aún si hubieran sido cometidos por Pinochet”, no están contemplados por la ley de extradición de 1989. El segundo argumento, esgrimido hasta el hartazgo por el gobierno chileno, es que el pasaporte diplomático con el que viajaba Pinochet le otorgaba inmunidad. El gobierno británico se opuso desde un principio a esta última tesis señalando que Pinochet no viajaba como parte de una misión diplomática.
Por su parte el Servicio Fiscal de la Corona emitió tras la audiencia un segundo pedido de extradición que, a su juicio, se ajusta con más precisión a la solicitud hecha por el juez Garzón. “El Servicio Fiscal de la Corona actúa en representación del magistrado español. Este hizo una solicitud que nosotros nos encargamos de procesar. Hoy hemos emitido una segunda orden que refleja mejor el pedido de extradición que nos llegó de España”, indicó a Página/12 una portavoz del Servicio Fiscal de la Corona. El pedido inicial del juez Garzón era de extradición de Pinochet por la tortura de 79 personas. Este pedido se amplió luego a los cargos de genocidio, terrorismo y tortura de 94 personas de distintas nacionalidades.
El debate legal en la Corte y en los medios de prensa británicos corrió paralelo a la tormenta que desató la carta de Margaret Thatcher publicada ayer por el matutino The Times. En la misiva la Dama de Hierro defendió a Pinochet a quien llamó “un buen amigo de Gran Bretaña que acortó la guerra y salvó muchas vidas británicas”, y solicitó que se lo dejara en libertad. En una conferencia de prensa Alistair Campbell, secretario de prensa del primer ministro Blair, atacó a Margaret Thatcher y recordó que “el presidente elegido democráticamente Carlos Menem no era el general Galtieri”.
El canciller británico Robin Cook indicó que estaba seguro de que en cuanto reflexionase sobre sus propias palabras “lady Thatcher se daría cuenta de la importancia de tener una Justicia independiente del poder político”. Por su parte, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento, Ann Clywd, la acusó de atentar contra la plena vigencia de la ley. “Me sorprende que Margaret Thatcher, que siempre apoyó el reino de la ley, esté sugiriendo al gobierno británico que actúe ilegalmente”, señaló Clywd.
El gobierno, que quiere tratar el tema como un asunto exclusivamente judicial, fue fuertemente respaldado ayer por el tercer partido británico, los liberal demócratas. “La cuestión no es si el general Pinochet nosayudó durante la guerra. Esto no está en juego. Lo que es importantes es la legalidad del asunto. Es un tema judicial”, señaló el liberal demócrata Alan Beith. Ni siquiera los conservadores se atrevieron a defender las temerarias declaraciones de la Dama de Hierro. Respetuoso de ese tótem partidario, el número dos tory Peter Lilley desvió las preguntas que se le hacían sobre Margaret Thatcher con un ataque por elevación contra el gobierno. “Lo que importa saber es cuál fue la actitud del Foreign Office en esto. Saber si el gobierno le ofreció a Pinochet una garantía implícita sobre su seguridad”, señaló Lilley.
El affaire Thatcher-Pinochet dio hasta para un intercambio cómico durante un debate parlamentario en la tarde de ayer. El laborista de izquierda Denis Skinner dijo irónicamente que si la Dama de Hierro quería tanto al ex dictador chileno lo mejor que podría suceder sería que Pinochet cumpliera el castigo que le correspondiera con un arresto domiciliario en el hogar de los Thatcher. En medio de risas y burlas sus colegas laboristas sugirieron que compartir la vida cotidiana con Thatcher era, aún para un dictador de la estatura de Pinochet, un infierno excesivo.

 


 

ESTALLO LA GUERRA ENTRE LABORISTAS Y CONSERVADORES
Tony Blair quiere separar los tantos

Por M. J.

t.gif (862 bytes) El gobierno británico separó ayer el tema de la detención del ex dictador chileno AugustoLos voceros del primer ministro Tony Blair salieron a apoyar la posición judicial de la detención. Pinochet de la visita del presidente argentino Carlos Menem a Gran Bretaña la semana próxima. En una conferencia de prensa Alistair Campbell, vocero del primer ministro Tony Blair, negó ante una pregunta de Página/12 que un hecho fuera a eclipsar al otro. “Son dos situaciones totalmente diferentes. Un tema es la visita del presidente Menem a Gran Bretaña, otro lo que está pasando con Pinochet que es una cuestión puramente judicial”, señaló Campbell.
El vocero del primer ministro británico enfatizó que la visita será de reconciliación entre ambos países, elogió las relaciones bilaterales con Argentina, reiteró que ambos países repetirían sus conocidas posiciones en el tema de la soberanía y señaló que Gran Bretaña nunca olvidaría el “heroico desempeño” de sus tropas. Pero Campbell no logró escapar el tema que viene dominando los medios de Gran Bretaña y de buena parte del mundo: Pinochet. Los 30 corresponsales de distintos medios de todo el mundo, insistieron con el asunto. “Es un tema judicial. Nuestro gobierno lo ha dicho una y otra vez. No tiene nada de político”, machacó una y otra vez Campbell.
Pero ya por la mañana el editorial del diario The Times, que pertenece al megamagnate de los medios Rupert Murdoch, demandaba una solución política al asunto que los gobiernos de España y de Gran Bretaña insisten en llamar sólo judicial. “Hay que enviar al General a Chile. El caso de Pinochet demanda una solución política”, era como titulaba. Más significativo aún, al lado del editorial aparecía la carta de la baronesa Thatcher, que dominó buena parte de la conferencia de prensa del secretario de Tony Blair y que no tenía ninguna duda sobre la vinculación entre la visita de Menem y el arresto de Pinochet. “La próxima semana Gran Bretaña dará la bienvenida al líder democráticamente elegido de un país que invadió ilegalmente territorio británico causando la muerte de 250 británicos. Sería lamentable que predicáramos la reconciliación con uno y arrestáramos al otro, que durante el mismo conflicto hizo tanto por salvar vidas británicas”, decía la Dama de Hierro con la seguridad que se le conoció siempre en todas sus declaraciones.
La conferencia de prensa de Campbell fue al mediodía. Por la noche, en el programa político más importante de la televisión británica, el embajador argentino en Gran Bretaña, Rogelio Pfirter se vio obligado a explicar a un público que no lo conoce las declaraciones del presidente Menem en apoyo a la posición chilena. “Argentina cree que la situación debería solucionarse en el marco de la ley chilena. Que Chile tiene su propia manera de lidiar con el pasado. Pero no hay contradicción entre esta idea y el respeto que el presidente Menem tiene por el proceso judicial británico”, señaló Pfirter.

 

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