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Por Adrián H. Mouján desde Rosario El precandidato presidencial por el PJ, Ramón Palito Ortega, que pensaba utilizar dos días para hacer campaña en una de las zonas más populosas del país y más castigadas por la recesión, el cordón industrial del Gran Rosario, debió calzarse imprevistamente su traje de secretario de Desarrollo Social para atender la situación de más de 200 familias cuyas viviendas resultaron afectadas por un tornado que se abatió sobre la zona. Las encuestas en el interior me están dando muy bien. Y yo sé que con esa gran esperanza que viene desde el interior, ahora que vamos a empezar a caminar la provincia de Buenos Aires, voy a llegar a la presidencia de la nación; con esta frase Palito Ortega buscó cubrir de optimismo su regreso, después de más de dos meses, al Gran Rosario. A las 11.30 de ayer, a bordo de un turbohélice, Ortega aterrizó en una pista de tierra y pasto cerca de la ciudad de Puerto General San Martín, acompañado por el diputado nacional Daniel Scioli y su secretario privado, Jorge Velasco. En tierra rosarina lo esperaba un operativo logístico organizado por el subsecretario de Acción Política de la Secretaría General de la Presidencia, Antonio Richilo, un hombre de la mayor confianza de Alberto Kohan, que ya había participado en la organización del acto de Ortega en Atlanta. Por la tarde, Ortega pudo sentirse más acompañado por el menemismo, cuando proveniente de la ciudad cordobesa de La Carlota llegó el secretario de Planeamiento Estratégico, Jorge Castro, y otros colaboradores del área de la secretaría privada de la Presidencia. Como impulsado por este respaldo, el tucumano anunció que a finales de noviembre dejará la Secretaría de Desarrollo Social y que pedirá licencia como senador apenas asuma, exceptuando que en la Cámara alta se esté tratando una ley de la que el Ejecutivo considere urgente su aprobación. Apenas llegado, Ortega se dirigió al municipio de Capitán Bermúdez, donde visitó el barrio Copello, una villa miseria en la que viven chaqueños y formoseños, producto de la migración interna provocada por la crisis económica. Y fue allí donde pudo percibirse el estado incipiente del aparato político orteguista a nivel nacional, ya que Ortega debió realizar la recorrida acompañado por el intendente, Joaquín Do Brito, que tiene tres pedidos de intervención de su comuna por malversación de fondos. El único que se salvó con el temporal fue Do Brito. Si no pasaba el tornado, Palito lo iba a llamar a (Jorge) Obeid para que le bajara el pulgar, le dijo a Página/12, uno de los integrantes del círculo íntimo del tucumano. Otro episodio más folklórico ocurrió cuando un hombre le enrostró a Ortega, ser igual a todos los demás, vienen cuando necesitan los votos, y luego sacó del arcón de los recuerdos una vieja antinomia de la música argentina: Sandro-Palito. Rosa, Rosa, dame todos tus sueños, cantó el hombre con un tetrabrik en la mano, y alcanzó a gritar: Sandro presidente, cuando el equipo de Richilo lo retiraba discretamente. Después, ya en la ciudad de San Lorenzo,el tucumano se reunió con los dirigentes del orteguismo santafesino, los concejales Oscar Barrionuevo, Juan Carlos Galotto, el senador provincial Enrique Estévez y el intendente local, Armando Traferri, quien durante un almuerzo le prometió todo el apoyo del peronismo de Santa Fe.
LA RENOVACION DE LAS BANCAS La
renovación del Senado promete terminar en escándalo antes de que se concrete, el 10 de
diciembre. El oficialismo no está dispuesto a perder la mayoría que hasta ahora ostenta
en la Cámara alta, y echará mano a toda clase de recursos para evitarlo. Así lo
demostró el miércoles pasado cuando designó como senador por el Chaco al justicialista
Hugo Sager, arrebatándole la banca al radical Carlos Pavicich, que había sido electo por
la Legislatura provincial para ocupar la banca.
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