Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


La Iglesia quiere "un espacio para lo religioso" en las escuelas

Desde el Arzobispado porteño aclararon que no pretenden "imponerla catequesis" en los colegios. Pero, desde los gobiernos local y nacional repiten a coro: "La enseñanza pública es laica".

Julio Labaké y el presbítero Juan Torrella criticaron anteayer los proyectos educativos porteños.
Ayer aclararon que no pretenden imponer la catequesis, pero quieren un espacio para lo religioso.

na14fo01.jpg (9638 bytes)

Por Nora Veiras

t.gif (67 bytes) "Lo que pedimos no es imponer catequesis en los colegios del Estado. Esa sería una idea trasnochada. Lo que decimos es que se abra un espacio para lo religioso donde los distintos credos puedan dar su visión sobre la dimensión trascendente del hombre". De esta forma, el vocero de la vicaría de Educación del Arzobispado porteño, Guillermo Marcó, precisó a Página/12 el "deseo" de la Iglesia en torno a la futura ley de Educación de la Ciudad. Desde la comuna porteña, el secretario de Educación, Mario Giannoni, se atuvo a la letra de la Constitución local que establece que "la educación pública es laica y gratuita en todos los niveles y modalidades". Desde la Nación, la ministra de Educación, Susana Decibe, explicó que "la Ley Federal de Educación permite que si las familias lo piden se puedan dictar las diferentes religiones en contraturno, pero la educación pública es laica" y eludió pronunciarse sobre la situación en la Ciudad porque "eso lo tiene que resolver la Legislatura".

La presidente del bloque radical de la legislatura, la radical Gabriela González Gass, dijo a Página/12 que "la posibilidad de tener enseñanza religiosa en el sistema público está clausurada por la misma Constitución que establece el carácter laico de la educación pública" y señaló que "la libertad de enseñanza y los subsidios están garantizados también en la Constitución y la mayoría de los proyectos de ley de la legislatura contemplan estos principios. Además, quien quiere mandar a sus hijos a una escuela confesional, tiene la posibilidad de hacerlo y desde el Estado se garantizan los aportes". La legisladora de la Alianza coincidió, en cambio, con las críticas de la Iglesia bonaerense por "la improvisación" en la aplicación de la reforma educativa pero insistió en que "la incorporación de enseñanza religiosa no ha representado ninguna experiencia valiosa en las provincias que lo practican como Salta y Santiago del Estero. Otra cosa es hablar de la enseñanza de los valores y el desarrollo de la espiritualidad para evitar el individualismo, pero religión no".

Giannoni también se amparó en el paraguas de la Constitución y dijo que "lamentaría que un tema que históricamente dividió a los pueblos, vuelva a instalarse en el momento del debate de la Ley de Educación de la Ciudad. Esta norma debe ser la expresión de la voluntad general, sin exclusiones, y no de un sector de la sociedad" y confió en que "con la misma energía que cada sector ejerce el derecho de reclamar por sus convicciones, promueva los puntos de acuerdos y coincidencias que garanticen la unidad, respetando la diversidad". Sin apelar a eufemismos, el legislador socialista Roberto Arellano calificó como "una ofensiva clerical y reaccionaria" la petición de la Iglesia.

En rigor, el planteo del Arzobispado porteño para que se considere "la dimensión trascendente, religiosa de la persona humana" apunta a conseguir, por lo menos, el marco de ambigüedad de la Ley Federal de Educación que abre el camino a la enseñanza de las distintas religiones de la mano del proyecto Educativo Institucional (PEI) que puede elaborar cada escuela de acuerdo al pedido de la comunidad educativa. La ministra Susana Decibe dijo a este diario que "hoy lo que existe es el reconocimiento del aspecto religioso de la persona y el derecho de la familia a pedir que se instrumenten clases de religión. En el conurbano bonaerense, varias escuelas públicas y privadas las instrumentaron en contraturno. Son cosas que se resuelven en el ámbito institucional y no como una prescripción global". El laicismo quedó así también "flexibilizado".

Desde el Arzobispado intentan dar muestras de aggiornamiento y aclaran que "es incorrecto pensar que estamos hablando de la enseñanza religiosa como en la época de Perón, sino que planteamos la apertura hacia lo religioso". En otras palabras, saben que sería una apuesta de máxima. Lo que sí los "espanta" es que la neutralidad religiosa se transforme en ateísmo. Como dato del temor que se plasma en la legislatura sacan a relucir las críticas por el Código de Convivencia Urbana.

 

PRINCIPAL