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Panorama Economico
Cartas a Fernando

Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) No son las cartas de Van Gogh a su hermano Theo, ni las de Jean Paul Sartre al Castor (Simone de Beauvoir). Tampoco las de Virginia Woolf a Vita Sackville West, ni las de Rosa Luxemburgo a la mujer de Karl Liebknecht, o las intercambiadas entre Marx y Engels. No son las esquelas entre Adolfo Bioy Casares y su amada Elena Garro, ni las que le garrapateó Oscar Wilde a Douglas, su amante e hijo del marqués de Queensberry, que lo denunció. No lo son, pero tienen lo suyo. Estas se las franqueó el apodado Coronel Inglés, Jaime Baintrub, a su amigo y correligionario Fernando de la Rúa, recibiendo periódicas respuestas de éste. Baintrub, con 75 cumplidos, 30 de radical, ojos claros y pelo rubio, fue director del Banco Central cuando lo presidía Alfredo Concepción, hasta que llegó al cargo José Luis Machinea y en agosto de 1986 lo dejó sin asiento. Esta correspondencia refleja los viejos choques ideológicos de la UCR y la obsesión radical por la inoperancia. Aquí algunos fragmentos de un diálogo epistolar que sigue abierto.
u (12/11/96) “Estimado Fernando: Acabo de regresar de un viaje por Italia... Pregunté por la gestión de nuestro Gobierno Municipal, y encuentro entre la gente una enorme coincidencia en que “no tiene realizaciones tangibles”.
u (30/4/97) “Estimado Fernando: Mientras caminábamos con mi amigo Guzmán Etcheverry por la calle Florida... nos llamó la atención una cierta cantidad de baldosones rotos que afean uno de los paseos más elegantes de Buenos Aires. Seguramente, dos albañiles que trabajen durante un mes podrían cambiarlos...”.
De la Rúa le responde el 12 de mayo, de puño y letra, que “ya se llamó a licitación”, y que Nicolás Gallo, secretario de Producción y Servicios, “está en la tarea de arreglar las baldosas de Florida”. Pero el 4 de marzo de 1998, Baintrub le recomienda al intendente “recorrer personalmente la calle Florida y sus alrededores para ver cómo están de rotas las veredas...”, y le recuerda aquella promesa incumplida.
u En la misma carta del 4/3/98, al regresar de las vacaciones y ver que las encuestas favorecen a Graciela Fernández Meijide, Baintrub le envía consejos surtidos a su amigo De la Rúa. Le dice que empiece a dar algunas órdenes y a hacer que se cumplan. “Nadie quiere un jefe de Gobierno de quien se dice que jamás da una orden... Sea esto cierto o no, es la impresión que tiene la ciudadanía.” Entre otras iniciativas, le sugiere licitar en no más de 15 días la colocación de semáforos en 200 esquinas. “No en tres; en doscientas”, le precisa. Y acota que “no es aceptable que falten lamparitas o que los semáforos estén descompuestos. Simplemente no es aceptable de un gobierno cuyo jefe intenta ser el Presidente de la Nación”. Más abajo, Baintrub menciona que se anunció un subterráneo que se terminará en el 2007. “Para ese tiempo ya te habrán derrotado dos veces”, le advierte.
u Tras recibir esas y otras reflexiones críticas de su corresponsal, De la Rúa le contesta el 12/3/98 en estilo protocolar, pero agrega a mano: “Un gran abrazo, y aprecio tus comentarios, que haces con la verdad y el afecto de siempre. Te convoco. Agradecido”.
u El 20/4/98 Baintrub le escribe sobre el grave problema de la ciudad que se inunda cada vez que llueve, requiriendo soluciones. Le dice que la población está harta de postergaciones, y apunta –pese a su larga militancia radical– que “el gobierno de Menem ha mostrado una capacidad de realizaciones asombrosa”, mencionando la telefonía, la eliminación de los cortes eléctricos (que fueron una plaga en la época radical), las autopistas, Puerto Madero, la finalización de la Biblioteca Nacional. “Frente a esto –se compunge Baintrub–, nosotros ni siquiera tenemos una obra pública a la que le podamos poner el nombre de Raúl Alfonsín cuando ya no esté más entre nosotros.”
u Como una copia de esta última carta fue recibida por Rodolfo Terragno, éste le responde el 8 de mayo a Baintrub: “Su posición me parece más clara que el agua misma. La comparto plenamente. Usted expresa sus pensamientos con vigor, pero nadie (alusión obvia a De la Rúa) puede ofenderse por sus críticas (lo digo yo, que he sido frecuente destinatario de ellas) porque están hechas siempre con talento y la mejor intención”.
u (28/5/98) “Estimado Fernando: Hace pocos días volví a la Argentina desde Nueva York y me encontré con las noticias concernientes a la renuncia de (Adalberto) Rodríguez Giavarini. Tus lamentos por la pérdida de tan importante colaborador me resultan realmente indescifrables. Me pregunto qué ha hecho A.R.G. para mejorar la vida de los habitantes de Buenos Aires, y qué contribución hizo al aumento del prestigio, la popularidad, el aprecio del jefe de Gobierno y candidato a presidente. Creo que a todas estas preguntas la única respuesta posible es Nada. Ningún gobernante pasó a la historia por tener superávit fiscal... ¿Por qué demonios se nos ocurre que nosotros tenemos que tener superávit y no ocuparnos de aliviar la vida de los que la tienen mal? Encuentro esta situación similar a la de un jefe de familia que estuviera orgulloso de no deber un centavo pero tener una familia que no tiene heladera eléctrica, ni mobiliario, ni casa... Algo parecido es el ideario que sustentó Rodríguez Giavarini y que has estado endosando, Fernando.”
u En la misma carta, Baintrub comenta que “se ha creado la sensación de que el Gobierno de la Ciudad supone que hacer anuncios implica mejorar la realidad, y eso no es cierto”. Y añade: “Los anuncios que hemos hecho son variadísimos y muy numerosos, pero las realizaciones no se ven. Esta es la carta de alguien que desea tu éxito, pero ve con temor que por este camino no lo tendrás”.
u Después de recibir varias cartas de Baintrub, De la Rúa le escribe el 7 de julio para informarle sobre lo que está realizando. “No está todo hecho, pero lo estamos intentando –se excusa Chupete–. No me molestan las críticas. Por el contrario viniendo de ti, cuya opinión siempre respeto. No obstante, permíteme discrepar con respecto al alejamiento de un excelente colaborador de mi gobierno, como lo es y lo será el Dr. Adalberto Rodríguez Giavarini.” Al pie, agrega a mano: “Lo que sí falta es mejor comunicación...”, apelando a una suerte de autocrítica que hizo célebre Alfonsín.
u Imperturbable, el 30 de julio vuelve Baintrub a la carga, agradeciéndole a De la Rúa su carta del 7 y manifestando alegría por los “numerosos programas de construcciones en vías de realización... Por todo esto –le escribe– te felicito y aliento a seguir por esta senda.” Pero no se priva de sugerirle que “sería bueno que todos los días inspeccionaras estas obras. Un par de horas visitándolas podría tener un gran efecto sobre su marcha y sobre el ánimo de los habitantes de Buenos Aires, que tendrían la sensación de que el jefe de Gobierno está personalmente involucrado en estos proyectos. Creo que esto es más efectivo que responderle a la prensa sobre las disputas internas de la Alianza. Felicitaciones y buena suerte. Jaime”.

 

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