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Por Maximiliano Montenegro Hablo con usted a condición de que no escriba más que en el Fondo usamos ropa pasada de moda, porque Teresa (Ter Minassian) después se enoja, se quejó, sonriendo, ante este periodista, Claudio Loser, director del FMI para el Hemisferio Occidente y jefe de la implacable economista italiana que encabeza las misiones a la Argentina. En este reportaje, concedido en un aparte del congreso de economistas organizado por la Universidad Di Tella, Loser brindó un aval total a Pedro Pou, que en los últimos días ha visto cuestionada su gestión al frente del Banco Central. Pou y Loser son viejos amigos: ambos son mendocinos y estudiaron en la ortodoxa Universidad de Chicago. El FMI muestra a Argentina como un caso exitoso de reforma del sistema bancario. Pero en los últimos días cayó el Banco Mayo, y volvieron a generarse tensiones importantes en el sistema. Está en la naturaleza de un sistema financiero que haya bancos que caigan. Este (por el Mayo) era un banco relativamente pequeño, es penoso lo ocurrido, pero el hecho de que caiga no indica un problema en el sistema. Lo importante es la capacidad de la autoridad monetaria y de supervisión bancaria para intervenir apenas identifica un problema. En este caso, el propio Banco Mayo había sido autorizado hace algunos meses a absorber al Banco Patricios, otro que también había tenido problemas. No conozco los detalles, no quisiera opinar sin conocerlos. El FMI ve con agrado la extranjerización del sistema bancario. ¿Qué opinan de que el Citibank, un banco extranjero que supuestamente tiene mucho respaldo financiero, necesite subsidios del Banco Central para comprar el Banco Mayo? Lamentablemente, a veces, para poder hacer una adquisición de este tipo hay una pérdida pública. Los accionistas de los bancos privados que fueron mal manejados deben pagar las consecuencias, pero a veces la autoridad debe intervenir y puede costarle algo de plata, aunque el comprador sea un banco internacional. La pregunta es: ¿si no lo comprara este banco extranjero, desaparecería el banco? Yo no estoy de acuerdo con dar dulces siempre, pero...cerrar un banco puede ser más costoso que dar una línea de crédito para que siga operando con una gerencia diferente. Desde 1995, el Banco Central otorgó más de 1000 millones de dólares de recursos públicos para facilitar la concentración bancaria. Suena un poco costoso. Este tema es muy controversial. Pero creo que en esto el Banco Central de Argentina ha trabajado mejor que en países como Japón, por ejemplo. Justo menciona un caso paradigmático de corrupción financiera. Japón es la segunda economía del mundo. Se lo menciono como un elogio. Nuestra evaluación es que (Pedro) Pou ha hecho hasta hoy un muy buen trabajo, muy cuidadoso, y lo mismo sucede con la supervisión bancaria. Otro tema. Ultimamente, desde el Banco Mundial apareció un discurso que toma distancia de las políticas de ajuste tradicional del Fondo Monetario, que no tienen en cuenta el costo social. Creo que hay una interpretación equivocada de lo que viene diciendo el Banco Mundial. Ellos dijeron que no puede olvidarse que debe haber una estabilidad social y proteger a los sectores menos favorecidos. Sin embargo, esto también está dentro de nuestra concepción. Hemos colaborado con el Banco y con el BID para implementar en países como Argentina o en México, en su momento, sistemas de protección a los sectores pobres. En el Fondo tenemos muy en claro que no puede haber estabilidad macroeconómica si no hay estabilidad social y política. ¿No le parece injusto que Argentina tenga que hacer un nuevo ajuste fiscal, cuando la economía está entrando en recesión? Acá hay un tema complicado. Una cosa es la justicia y otra es la realidad. Si la realidad se pone difícil, para todo el mundo, todostenemos que prepararnos y ajustarnos. Cuando viene un huracán pasan cosas muy injustas, pero hay que prepararse para protegernos, aunque no lo hayamos generado nosotros. Argentina, como México y otros países Latinoamericanos, han tenido que ajustarse a una realidad más difícil. Pero los países centrales no hacen ajustes justo cuando viene una recesión sino que, al contrario, aplican una política expansiva. Ellos están en una situación en que no tienen problemas de financiamiento. El Fondo con sus exigencias convalida lo que quieren ver los inversores. El Fondo, el Banco Mundial y el BID actúan en forma contracíclica al proveer financiamiento en momentos de fuga de capitales. Pero siempre tiene que haber una combinación de ajuste y préstamos. El gobierno redujo el gasto en mil millones de dólares, y el 60 por ciento fueron gastos sociales mientras no se tocaron fondos reservados oficiales. ¿Por qué al FMI no le interesa la racionalidad del ajuste? Los ajustes tienen que hacerse en forma cuidadosa, no a tabla rasa. Dentro de la arquitectura de los programas que firmamos está la filosofía de proteger lo más posible los gastos sociales, pero efectivos. Porque muchas veces hay gastos que se llaman sociales, pero en realidad, son una excusa para gastos indiscriminados. Ahora el FMI cita a Argentina como ejemplo para América Latina, ¿quiere decir que ya se resolvieron todos los problemas? El gobierno está trabajando bien. Argentina cumplió con los objetivos cuantitativos del programa (acordado con el Fondo), mientras que en algunas de las medidas estructurales (reforma laboral) no se ha avanzado en la manera en que habíamos planteado inicialmente. Sin embargo, entendemos que hay un contexto político sobre el cual hay que ajustar un poco los tiempos. Lo que no se puede evitar es un contexto externo que presenta menor disponibilidad de financiamiento y en consecuencia habrá un menor crecimiento.
ESTANCAMIENTO EN LAS MANUFACTURAS Y LA
CONSTRUCCION La
producción industrial retrocedió en setiembre un 0,1 por ciento con respecto de igual
mes de 1997. En lo que va del año, la actividad manufacturera creció un 4,1 por ciento,
en comparación con igual período del año anterior, reflejando todavía el impulso
observado hasta el primer trimestre de 1998.
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