El dedo sobre Yabrán
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Por Raúl Kollmann A 21 meses del asesinato de José Luis Cabezas la causa judicial está en extinción. La realidad es que el centro de la escena no está en el juzgado de Dolores sino en la cárcel de La Plata donde hay una intensa negociación para que el principal imputado, el policía Gustavo Prellezo, vuelva a declarar. El negocio que están tratando de cerrar es que Prellezo sostenga ante el juez que Yabrán le sugirió la operación contra Cabezas y a cambio recibirá dinero y la promesa de una pena no mayor de doce años de prisión. Las negociaciones están tan avanzadas, que el abogado de Prellezo, David Lettieri, ya tiene en su poder un pedido de ampliación de la declaración, con firma del acusado, certificada por las autoridades del penal. El breve texto adelanta que Prellezo imputará a Yabrán. Paralelamente los hombres del supercartero dicen "nosotros ya no ponemos un peso más, en esta partida perdimos a nuestro rey, por lo tanto se acabó". Es un reconocimiento de que hasta hace poco también ponían dinero. Como se ve desde el principio del caso, las pruebas y declaraciones se mueven al compás de un mercado siniestro donde lo único que no importa es la verdad. Los abogados que mantienen la negociación con Prellezo dicen que vienen en nombre del gobernador bonaerense y, en concreto, el acuerdo se plantea sobre los siguientes puntos: * Prellezo debería sostener ante el juez que Yabrán le dijo que "ese muchacho (por Cabezas) me molesta todos los veranos. No quiero que este año me moleste". El ex oficial diría que a partir de esa sugerencia se armó todo el operativo contra el fotógrafo. * Prellezo también tendría que reconocer judicialmente que estuvo en la cava, aunque podrá decir que él no fue el que disparó. Obviamente toda la historia que se le dirá al magistrado es que el arma se disparó sin querer, que el asesinato fue un accidente, básicamente porque los ladrones de la banda de Los Hornos estaban drogados y borrachos. * En la negociación le piden a Prellezo que diga que las armas del crimen se tiraron en tal o cual lado, por supuesto un lugar del que desaparecieron. A cambio de esta declaración, Prellezo supuestamente conseguiría: * La libertad de su ex mujer, Silvia Belawsky, madre de la hija del ex oficial. * Dinero. Se habla de más de un millón de pesos. * Una pena no mayor a los doce años. Lo que le dicen es que le reducirían la condena a la mitad por haber colaborado con la Justicia; le computarían el dos por uno por el tiempo en la cárcel sin sentencia y que entonces le quedarían muy pocos años por cumplir. "En el 2002, como máximo, salís", lo tientan. Prellezo sabe que lo que le ofrecen es de muy dudoso cumplimiento. Es posible que los jueces no le quieran poner la firma a una sentencia de ese tipo y, además, si Duhalde no gana las elecciones del año próximo, todo quedará en el aire. "¿Qué alternativa tiene? Las otras partes involucradas en las negociaciones tampoco tienen mucho para ofrecer", argumentan los amigos de Prellezo. Las otras partes supuestamente son la Casa Rosada, Palito Ortega, la gente de Yabrán. Este diario consultó con un hombre del equipo del empresario suicidado. "Nosotros no jugamos más ese partido. Basta. Nadie nos saca ni un peso más", señaló el hombre de Yabrán. --¿Pero ustedes tienen preso a Gregorio Ríos? --insistió este diario. --A él lo vamos a defender, pero no ponemos un peso más --concluyó. Todo el diálogo refleja que efectivamente el bando de Yabrán también operaba en el mercado de la compra de testimonios. La negociación de los abogados con Prellezo está avanzada, pero falta el acuerdo sobre algunos detalles. El ex policía mostró su voluntad firmando un escrito pidiéndole al juez José Luis Macchi ampliar la declaración. El texto, que todavía no fue presentado en Dolores, esboza que Prellezo va a vincular a Yabrán con el asesinato, algo que fue exigido por los negociadores. Además, la firma de Prellezo aparece certificada. El problema fundamental de las tratativas es encontrar una fórmula para que Prellezo no quede autoimputado de haber planificado el asesinato. "Si Yabrán sólo le sugirió a Gustavo que Cabezas lo molestaba y Gustavo ideó todo, corre riesgos de una pena a cadena perpetua. Además, Gustavo de ninguna manera acepta decir que estuvo en la cava, lo cual lleva a una guerra con los horneros. La situación es complicada", argumentan quienes tienen relación con la familia Prellezo. La negociación en la cárcel es una pintura de lo que ha ocurrido en la causa desde el principio. Las pruebas se mueven por dinero y fundamentalmente por la injerencia de políticos y mafiosos. El bando bonaerense talla para que el asesinato no le sea adjudicado a su policía; en tanto que los hombres de Yabrán tratan de blanquear a su jefe. En este marco, la causa Cabezas se acerca a un cierre escandaloso y con una historia oficial que puede volar en pedazos en un juicio oral que, para colmo --si no aparecen las maniobras de última hora-- se hará en medio de la campaña de 1999. |