El Mundial es historia, pero a propósito de Francia '98, los alumnos de un curso de entrenadores elaboraron una polémica teoría. |
Por Alfredo Da Graca Una consideración ligera inclina a pensar que mientras brasileños y colombianos juegan su fútbol con una correspondencia con su música, es decir samba y cumbia, definitivamente los argentinos lo sufrimos como un tango. Así, es posible buscar una traición en cada derrota, una deslealtad en cada fallo arbitral, una artera puñalada del jugador que se pasó al equipo odiado. Si la investigación se profundiza en la historia de cada país, de su idiosincrasia, de sus costumbres y hábitos, encontraremos los motivos que los impulsan a jugar tal o cual clase de fútbol. ¿O no es el argentino, individualista por naturaleza? ¿O no es un admirador exagerado del gambeteador sin destino? Los paraguayos, acostumbrados a jugar en canchas de tierra dura, arcillosa, escasa de césped tierno adonde el rodar de la pelota sea suave y sin sorpresas. ¿No tienen un fútbol duro como esa tierra, representado por aguerridos jugadores que exponen su integridad antes de permitir que un rival se lleve el balón? La característica de los terrenos a los que se acostumbraron a jugar desde niños, irregulares y recios, en los cuales la pelota bota exageradamente y, frecuentemente, sin destino ¿no habrá sido el motivo por el que su juego aéreo es permanente y sus cabeceadores, desde Erico hasta cualquiera de ellos, atacantes o defensores, reconocidos en todas partes? Los ingleses, también temibles por su fútbol aéreo que los empecina a buscar los laterales tozudamente para enviar centros y más centros para sus formidables cabeceadores ¿no habrán tenido que recurrir a esa clase de fútbol debido a que en Inglaterra hay muchos meses de lluvia y en consecuencia los campos son pesados y eso dificulta el juego a ras del piso? Además, esa tendencia permanentemente ofensiva que se ve en cualquier equipo inglés, aun de los que enfrentan a rivales superiores ¿no tendrá que ver con el carácter imperialista de su idiosincrasia y de su historia? ¿y no ocurrirá lo mismo con los equipos alemanes, herederos de una historia de invasiones y avasallamiento? Los equipos que tuvieron tanto tiempo detrás de la Cortina de Hierro, en la antigua URSS, dominados, sojuzgados y confinados a morder su impotencia ante el tamaño de la fuerza opresora, convirtieron su fútbol en el abecé del contragolpe ¿acaso tendrá que ver esa actitud con las tremendas ganas de lastimar al ofensor con guerrillas letales? ¿No habrá en cada contragolpe la celeridad y ventaja sorpresiva que utilizarían esas guerrillas? Lejos de cerrar el tema aquí se abren interrogantes y variadas puntas para el análisis. * Ex futbolista, director del Curso de Directores Técnicos de
Fútbol del Instituto Modelo de Banfield. Elaboró este texto junto con sus alumnos de
segundo año. |