Esa música del alma
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Por Fernando D'Addario La música popular suele generar fenómenos como éstos: universalmente es más famosa la canción "Alfonsina y el mar" que la propia poeta. El tema compuesto hace 29 años por Ariel Ramírez y Félix Luna fue traducido al hebreo, al árabe, al griego y al italiano, entre otros idiomas, y lo interpretaron desde Mercedes Sosa hasta Plácido Domingo. Inclusive Patricia Sosa se ha animado a cantarlo recientemente. Trascendió el ámbito folklórico, y hasta el público del Teatro Colón se puso de pie para aplaudirlo. "Te vas Alfonsina con tu soledad, ¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?", le preguntaba Félix Luna a la poetisa, y los versos quedaron inmortalizados. "Esta es la canción que me sobrevivirá", asegura Ramírez a Página/12, consciente de la trascendencia que el tema adquirió con el tiempo. Lo compuso para el proyecto Mujeres argentinas, que tuvo en la voz de Mercedes Sosa un condimento fundamental en su instalación como un clásico de la música popular argentina. En un tono entre épico y nostálgico, se paseaban por ese disco Juana Azurduy, Dorotea la Cautiva, Manuela la tucumana y Rosarito Vera, entre otras homenajeadas. El éxito fue tal que cuatro años después Ramírez, Luna y Mercedes volvieron a unir talentos para otro disco, Cantata Sudamericana, que no logró igualarlo en calidad. Según el autor de la Misa Criolla, "cuando se estrenó 'Alfonsina y el mar' en el teatro Alvear, no pasó absolutamente nada. Tanto es así que el dueño del teatro me había dicho que de seguir así iban a levantar el espectáculo. Pero fue levantando y terminamos con conciertos diarios a sala llena". La relación de Ramírez con la canción fue muy particular, porque el músico conoció a la poetisa. "Cuando Alfonsina se fue a vivir a Coronda, terminó la escuela y siguió el magisterio. Mi padre fue su profesor de literatura. Llegaron a tener una relación muy fluida, inclusive cuando ella vino a Buenos Aires, le mandaba sus poemas y mi viejo le recomendaba 'sacá esto, agregá lo otro'. Imaginate, él escribía, pero ¡ella era Alfonsina Storni! Yo era un niño, pero la recuerdo como una gran amiga de mi casa." Asegura que la melodía le salió "de la noche a la mañana. Esas cosas suceden así, y no tienen explicación". Para el historiador no fue tan sencillo. Cuenta que un día domingo de 1969 estaban trabajando con Ramírez en el proyecto de Mujeres argentinas. "Estábamos en su casa --recordó Luna a Página/12-- y me hizo escuchar una parte de una zamba que había compuesto. Y yo le dije inmediatamente: 'Esto se va a llamar Alfonsina y el mar'. Me fui a una habitación de su casa y empecé a trabajar y en un rato salió la primera parte. Pero la segunda me salió recién varios meses después. Había leído sus poemas, y lo que yo quería hacer era algo que no tuviera que ver con la cosa macabra del suicidio. Ni tampoco con algo amargo o melancólico. Quería que se viera a Alfonsina como en una especie de entrega, y que se reflejara que terminaba siendo acogida por todos ahí en el mar."
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