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UN AVION CHILENO ATERRIZO EL SABADO EN GRAN BRETAÑA PARA ESPERAR EL FALLO
Primer round judicial para Pinochet

En una audiencia de la Justicia británica, los abogados del ex dictador chileno buscarán hoy desactivar la detención de su cliente.

Ayer siguieron las manifestaciones frente a la London Clinic.
La suerte del ex dictador está hoy en manos de sus abogados.

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Por Pablo Rodríguez

t.gif (67 bytes) El destino de Augusto Pinochet corre cada vez más por carriles judiciales y cada vez menos por vías gubernamentales. El equipo privado de abogados que el ex dictador contrató en Londres buscará hoy demostrar ante la Justicia británica la ilegalidad de la detención de su cliente (ver nota aparte). Si no lo logran, la pelota pasará el jueves a Madrid, donde la sala en lo penal de la Audiencia Nacional española debe fallar a favor o en contra de la competencia del juez Baltasar Garzón en el caso. Los jefes de gobierno británico, Tony Blair, y español, José María Aznar, dijeron ayer que no van a intervenir en el proceso. La cancillería británica, que había manifestado desconocer la visita de Pinochet antes de su arresto, admitió haber reservado un salón en el aeropuerto de Heathrow para su llegada. Mientras tanto, un avión de la Fuerza Aérea Chilena aterrizó el sábado en una base militar cercana a Oxford.

El viernes 16 de octubre, Pinochet era operado de una hernia lumbar en la London Clinic de la capital británica. En Santiago de Chile, como no llegaban noticias del hecho, se comenzó a rumorear que el ex dictador había muerto durante la intervención. El juez Garzón ya le había pedido a Interpol la detención del ex dictador por los cargos de genocidio y terrorismo de Estado sobre el caso del Plan Cóndor, un operativo de represión orquestado entre varios países latinoamericanos durante los años 70. Los asesores de Pinochet le juraron que todo esto era ilegal, y que si algo fallaba la inmunidad diplomática que le daba su condición de senador vitalicio lo haría de todos modos intocable.

Sin embargo, por las dudas, la comitiva que lo acompaño hasta Londres se aseguró un vuelo a las siete de la mañana del sábado para llevarlo de inmediato a Chile, según reveló anteayer el diario británico The Observer. Scotland Yard recibió un llamado anónimo que denunciaba este intento de fuga y debió adelantar la detención de Pinochet, que ya estaba planeada. A la medianoche del viernes, en Santiago los rumores de la muerte de Pinochet ya habían sido desmentidos por las informaciones, pero había una noticia todavía más fuerte que se conocería recién el sábado. En el cuarto piso de la London Clinic, la custodia del ex dictador había sido reemplazada por agentes de la policía británica.

"Convertir esto en un asunto político es una estupidez", dijo ayer Aznar en la localidad austríaca de Portschach, donde se desarrolla la cumbre de la Unión Europea. "Todo el mundo está de acuerdo en que se trata de un proceso judicial, no una cuestión que debamos discutir con Aznar", agregó Tony Blair. Desde el comienzo de esta historia de la detención de Pinochet, la postura del gobierno chileno del presidente Eduardo Frei ha sido la de tratar de conseguir apoyo político de sus pares británico y español para la liberación de Pinochet. De los tres argumentos que podía esgrimir, dos ya estaban caducos: la territorialidad (esto es, que se juzguen los delitos allí donde se cometieron) y la inmunidad diplomática.

Pero la liberación por "motivos humanitarios", en atención a la salud del senador vitalicio, fue la única arma que tuvo algún tipo de poder. Durante la semana pasada, las autoridades británicas dieron señales de considerar este asunto y el ministro del Interior británico, Jack Straw, llegó a decir que podría sentir "compasión" por el ex dictador. El canciller británico, Robin Cook, volvió todo a fojas cero cuando el sábado le dijo a la cancillería chilena que su gobierno no iba a intervenir. Del lado español, Aznar apoyó a Frei en la defensa que hizo éste de la transición chilena a la democracia --que la detención de Pinochet supuestamente pondría en tela de juicio--, pero desde el primer momento dijo "ojalá que el gobierno español no tenga que pronunciarse".

Así las cosas, desde hoy y hasta el jueves las presiones políticas se trasladarán a los estrados judiciales. La fiscalía de la Audiencia Nacional es la mayor esperanza para los pinochetistas. El fiscal Pedro Rubira presentó una batería de siete recursos en los últimos dos días para impedir que el juez Garzón presente el pedido de extradición, mientras el fiscal jefe, Eduardo Fungairiño, efectuó una serie de alegaciones contra esta petición. Según fuentes cercanas a la Sala en lo Penal de la Audiencia Nacional, la votación sería cinco a cuatro a favor de la continuidad del proceso.

Si los abogados británicos de Pinochet logran hoy destruir judicialmente el auto de detención elevado por Garzón a la sede de Interpol en Londres, un avión militar chileno, equipado con servicios médicos, llevará a Pinochet en 15 horas de vuelo a Santiago. Este Gulfstream III, comprado por los chilenos en 1996, era usado por el general norteamericano Norman Schwarszkopf, el ex jefe de las fuerzas aliadas durante la Guerra del Golfo.

 

La voz de las Madres

La Asociación Madres de Plaza de Mayo, apersonadas en las diligencias abiertas en el Juzgado de Instrucción Nº 5 de la Audiencia Nacional, y en calidad de acusación particular por delitos de genocidio y terrorismo contra los militares argentinos y ahora chilenos manifestamos:

--Que compartimos con nuestros queridos hijos chilenos la alegría que el sanguinario Pinochet se encuentre detenido.

--Que hemos entregado al juez Baltasar Garzón parte de la documentación que en base a las denuncias y testimonios que tenemos las Madres de Plaza de Mayo en relación con la Operación Cóndor. Porque confiamos siempre que más temprano que tarde, cualquier dato por ínfimo que pareciera, serviría como elemento incriminatorio para los genocidas.

--Que los terribles crímenes cometidos por los militares argentinos, chilenos, uruguayos, paraguayos, bolivianos, brasileños, no fueron exclusivamente una creación latinoamericana; la mano de EE.UU., sea a través de la CIA, del FBI, del Departamento de Estado, está tan manchada de sangre como los uniformes repugnantes de los militares genocidas. Es por lo que hemos solicitado la citación de todos los elementos de la administración norteamericana que a cara descubierta, o ilegalmente incidieron en la política represiva de nuestros países.

La única lucha que se pierde es la que se abandona. ¡Ni un paso atrás!

 


 

HOY DECIDEN EN LONDRES SI EL ARRESTO FUE LEGAL
Mi general, ya llegan los abogados

Por David Leigh desde Londres

t.gif (862 bytes) Los abogados que representan a Augusto Pinochet van a intentar revertir hoy el segundo auto dictado por el juez Baltasar Garzón (y convertido en motivo de detención por el magistrado británico) que pide su extradición y lo acusa de tortura, terrorismo y toma de rehenes. El auto original lo acusaba de asesinar ciudadanos españoles en Chile.

El nuevo auto, cuyo texto fue obtenido por The Guardian, es desde el viernes la causal de la detención de Pinochet en la clínica, después de que se le hicieran objeciones al primero, presentado el 16 de octubre. El segundo auto de detención, dictado el 22 de octubre por el magistrado Ronald Bartle de acuerdo con la Ley de Extradición de 1989, vincula a Pinochet, tal como lo hace el juez Garzón en su "ampliación", con delitos contemplados por leyes británicas en vigor, particularmente la ley de 1982 sobre la toma de rehenes y la de 1978 sobre la supresión del terrorismo. La Ley de Justicia Criminal de 1988 hace de la tortura un delito sin importar dónde sea cometido ni las nacionalidades de torturadores y torturados.

Los abogados de Pinochet, un equipo liderado por Michael Caplan del célebre estudio Kingsley Napley, quieren introducir objeciones técnicas. Estas incluyen: que Pinochet tiene inmunidad como jefe de Estado, que se trata de una aplicación retroactiva de la ley penal, que el magistrado español (y el británico) no tenían derecho de reemplazar un auto por otro, y que los abogados de Pinochet deberían haber sido autorizados a plantear objeciones antes de que fuera concedido el arresto requerido por la policía.

Entretanto, un equipo de abogados liderados por el abogado activo en derechos humanos Geoffrey Bindman está intentando persuadir a la policía británica que investigue y arreste a Pinochet por el secuestro, tortura y desaparición en 1974 del ciudadano británico William Beausire, en el momento culminante de la represión en Chile, después del golpe. Ya han enviado un dossier a Scotland Yard.

 


 

LA AYUDA CHILENA EN LAS MALVINAS
Un canto a la amistad

El acto a favor de la detención de Pinochet en Santiago de Chile.
Al igual que la manifestación derechista del sábado, hubo represión.

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t.gif (862 bytes) El gobierno de Augusto Pinochet entregó abundante información de inteligencia a Gran Bretaña durante la guerra entre británicos y argentinos por las islas Malvinas, indicó este domingo el diario Ultimas Noticias, citando al académico chileno Emilio Meneses. El volumen de datos sobre la capacidad militar argentina recogidos "durante años" fue "grande", manifestó Meneses, un experto en temas castrenses que ha ocupado cargos gubernamentales y que hoy es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Santiago.

Asimismo, durante el conflicto de 1982 "Inglaterra recibió constantemente toda la información meteorológica de la región", agregó el profesor en su entrevista para el diario. Meneses dijo ignorar si Chile permitió el uso de sus aeródromos para las operaciones de aviones espías Camberra y Hércules de la Real Fuerza Aérea, como lo indicaban versiones de aquella época. En todo caso, eso no afectaba la neutralidad (oficialmente declarada) de Chile, según dijo. "Lo que sí habría sido grave es que se hubiesen permitido ataques desde Chile. Y eso no ocurrió."

La actitud del gobierno de Chile, era "ciertamente" poco amistosa hacia el país vecino, pero "Argentina se lo tenía más que bien merecido", comentó Meneses. Poco antes de los combates por las Malvinas, Chile y Argentina, estuvieron al borde de la guerra, con sus fuerzas militares movilizadas, en disputa por la zona del Canal de Beagle. El pleito fue detenido a último momento por la intervención diplomática de Estados Unidos y por un inmediato proceso de mediación del Papa Juan Pablo II, de quien, recién en 1984, los dos países aceptaron una fórmula de repartición del territorio en pleito.

La semana pasada, la ex primera ministra de Gran Bretaña, Margaret Thatcher, que declaró la guerra a Argentina, recordó que el ex dictador Pinochet, hoy detenido en Londres, fue un buen "aliado" contra Argentina.

Thatcher emitió una carta pública, reclamando la libertad del ex gobernante chileno, que fue capturado a pedido de un tribunal de España que lo procesa por graves violaciones a los derechos humanos durante su régimen autoritario (1973 a 1990).

En Santiago, en medio de una renovada polémica, el ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, general Fernando Matthei, que entonces tenía el mando del arma, explicó que su país aplicó la idea de que "los enemigos de mis enemigos son mis amigos". En recientes declaraciones a la prensa, tras la intervención de Thatcher en favor de Pinochet, el general (R) Jeremy Moore, que encabezó las tropas terrestres que desembarcaron en Malvinas, precisó que los servicios de inteligencia de Chile proporcionaron informes sobre los desplazamientos de los aviones argentinos.

 


 

Cuestiones de soberanía
Por Alfredo Bravo *

t.gif (862 bytes) Un juez, un simple juez de nacionalidad española, para más datos de apellido Garzón, generó una aguda confusión intelectual a buena parte del menemismo que tartamudea cada vez que intenta impugnar la voluntad del magistrado para enjuiciar al chileno detenido en Londres, Pinochet Augusto. Más allá de que el mismísimo presidente de la Nación supo considerar al reo Pinochet como su amigo, nadie duda de que la repercusión que el tema tiene de este lado de la Cordillera se debe a que en él subyace la cuestión pendiente de lo actuado por la Internacional del Terror de Estado, de la que los indultados dictadores argentinos fueron arte y parte.

Con el recelo propio que de muchachos sentíamos hacia quienes venían de otro barrio, el oficialismo local dice: ¿Quién se cree que es este tipo para meterse en cosas nuestras? Claro que lo plantea en términos más elegantes, se habla de incumbencias, de jueces naturales, de extraterritorialidad, etc. Y como si esta argumentación juridiforme no le alcanzara, apela a los sentimientos más profundos de la nacionalidad y pregona que hay que resistir que un juez extranjero atropelle nuestra soberanía. Realmente emociona tanta defensa de la soberanía. Al fin y al cabo, los derechos humanos son argentinos y es cosa de argentinos defenderlos, garantizarlos y hasta perdonar a sus violadores.

Otra cosa sería, si en lugar de los derechos humanos se tratara de alguna de esas cuestiones globalizadas que estamos obligados a acatar desde que, a través de las tan mentadas "relaciones carnales", el presidente Menem nos hiciera emerger de un rincón olvidado del planeta para integrarnos a este Primer Mundo de fin de siglo. Digo, por ejemplo, temas tales como la deuda externa, para la cual, la soberanía no importa por tratarse de una cosa propia de nostálgicos. En efecto, el cumplimiento de las obligaciones que impone esa deuda (eterna), parida por los miembros locales de la Internacional del Terror, estatizada por el entonces joven Domingo Felipe Cavallo e incrementada cada vez que la renegociaron los equipos económicos que se sucedieron en democracia está bajo jurisdicción de tribunales extranjeros. Como fue dicho, para estas últimas cuestiones, la soberanía es una mera cuestión de nostalgia. Y así es, ya que --aunque Eladia Blázquez se moleste-- el imperativo de honrar la deuda puede más que el de honrar la vida.

* Diputado de la Nación (Partido Socialista Democrático-Frepaso-Alianza).

 

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