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Por Susana Viau y Eduardo Tagliaferro Luego de dos comunicaciones telefónicas mantenidas desde Chipre con Página/12 en las que admitió haber alertado al general Martín Balza, en 1994, de versiones sobre la existencia de cañones argentinos en poder de los croatas, el general Evergisto de Vergara, actual comandante de las fuerzas de paz de la ONU en Chipre, firmó un comunicado en el que niega haber formulado tales declaraciones. En el punto 3 de la nota dirigida al jefe de Estado Mayor del Ejército y fechada el 24 de octubre, en Chipre, De Vergara sostiene que "nunca pude alertar el JEMGE (jefe de Estado Mayor General del Ejército, general Martín Balza) de algo que nadie vio, ni pude informar de algo que nadie había visto". Fuentes militares aseguraron que el general De Vergara habría sido presionado con la formación de un tribunal de honor si no desmentía sus declaraciones. Lo que sigue es la desgrabación del último diálogo de Página/12 con De Vergara y la cronología de las marchas y contramarchas que llevaron a su insólita desmentida. El mediodía del viernes 23 y después de tres días de rastreos telefónicos, este diario obtuvo el número del celular de De Vergara. El general atendió personalmente. Eran las ocho de la noche en la isla del Mediterráneo oriental y se le preguntó al comandante de las tropas de la ONU si era cierto que, de acuerdo a lo sostenido por oficiales a su mando, en 1994, en Pakrac, estando en el puesto de comando de la compañía "Charlie" del batallón del Ejército Argentino IV había avisado al general Balza sobre versiones que hablaban de la existencia de artillería argentina en poder de los croatas. "Sí --dijo De Vergara--, le transmití que había rumores que indicaban eso. Pero le aclaro que yo cañones no vi." "¿Y cuál fue la respuesta de Balza?", insistió Página/12. "No puede ser, De Vergara", recordó el general. Tras esto, De Vergara explicó que no había en las "zonas protegidas" armas pesadas argentinas ni de ningún otro origen puesto que estaban prohibidas y señaló que en la oportunidad a la que se hacía referencia Balza realizaba una visita de rutina y no estaba acompañado por funcionarios de Gobierno. Desde la tarde hasta el anochecer del viernes este diario buscó la opinión del general Balza. Por fin, uno de sus voceros anunció que el jefe del Ejército se encontraba en un torneo de ajedrez, pero adelantó que si el diario publicaba a información, al día siguiente iba a ser desmentida por el propio De Vergara, con quien ya se habían contactado. Frente a esta advertencia y pese a la hora --la madrugada en Chipre--, Página/12 volvió a llamar a de Vergara para saber cuál era su postura. Los tramos sustanciales de esa segunda charla son los que se consignan. --Camaradas suyos aseguran que usted desmiente lo que nos dijo esta mañana. --¿Que desmiento qué? --Que estando en el puesto de comando de la compañía Charlie, del Batallón de Ejército IV, cuando se encontró con Balza en el `94 le comentó de versiones serbias que hablaban de cañones argentinos en poder de los croatas. --Que había rumores, dije. Pero que yo no había visto ningún cañón. --Exactamente, usted no había visto nada y la respuesta de Balza fue: "No puede ser, De Vergara". --Sí. ¿Y qué desmiento yo? --Según ellos (el Ejército), desmiente haber dicho esto a Balza. (...) --No entiendo lo que usted está haciendo. --Yo no estoy haciendo nada. Le pido que me hable con el mismo tono de esta mañana. Hablamos correctamente, usted estaba de muy buen humor y me explicó que no podía haber cañones ni argentinos ni de ningún otro tipo porque era área protegida. --Yo no los vi, exacto. ¿Y entonces qué? --Nada, simplemente esto, pero como dicen que usted lo va a desmentir (...) --Mire, hay demasiados problemas en el país para que alguien que está trabajando por el país agregue algo más a este asunto tan enojoso, que lastima a todos los argentinos. Así que, en fin, haga usted lo que piensa que corresponde como periodista. Me siento atraído a servir no sé qué intereses. --Yo pensé que esta mañana usted estaba haciendo lo que correspondía a un alto oficial del Ejército. Yo hacía lo que hacía como periodista y usted como general. No sé por qué se enoja. --Me enojo porque me estoy viendo parte de una maniobra que usted no sabe qué daño está haciendo al país en el exterior. Así las cosas, no puede menos que sorprender que, haciendo tabla rasa con las dos ratificaciones, el Ejército haya distribuido un comunicado en el que De Vergara se desdice de sus afirmaciones, a pesar de saber que ellas habían sido grabadas. El comunicado, que desestima asimismo la veracidad de lo publicado por el diario La Nación tiene un único beneficiario: en tanto compromete la credibilidad de un oficial de carrera brillante, intenta distender la compleja situación en la que se encuentra el jefe del Ejército, quien no se ha cansado de repetir que nunca vio ni ningún militar argentino le dijo que hubiera armas argentinas en Croacia. Lo curioso es que esta semana, mientras el juez federal Jorge Urso debe definir la fecha de su citación en el marco de la causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, Balza emprende una gira que tiene como escala, precisamente, Chipre, el destino en que está destacado su subordinado, el general de brigada Evergisto de Vergara. Salir del escenario donde se discute la cuestión y tirar hacia adelante los plazos procesales no es una estrategia menor: si logra postergar su indagatoria hasta el año que viene, es probable que ésta encuentre a Balza ya fuera del puesto de comandancia que ocupara durante la cifra record de ocho años.
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