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LA ACTUALIDAD SEGUN OTROS IMPORTATES DIARIOS DEL MUNDO

Pinochet:
Lo que vendrá

El jueves próximo, la Sala en lo Penal de la Audiencia Nacional española decidirá si el proceso del juez Baltasar Garzón contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet, detenido en Londres, puede continuar. Este fin de semana se sucedieron las manifestaciones a favor y en contra de Pinochet, mientras el diario británico The Observer revelaba que hubo un plan secreto para su fuga.

Le Monde

Antes de toda consideración política, judicial o diplomática, hay que decir que estuvo bien empezar la semana sabiendo que Pinochet está preso en Londres. Sea cual fuere el resultado de la cuestión, es como si una justicia tardía viniera a recordar que hay hombres y mujeres que no olvidan. El premier británico Tony Blair ha prometido, al llegar al poder, una diplomacia más moral. La ocasión que se presenta es verdaderamente histórica, tanto para Londres como para Madrid. Europa debe demostrar, como en los casos de Mladic, Milosevic y otros Karadzic, que habla en serio cuando afirma que no hay prescripción para los crímenes contra la humanidad.

(Editorial)

El Mundo (España)

Las presiones de signos opuestos se desatan alrededor de Pinochet (...) (Pero) las reacciones quizá más esperadas y temidas son las que llegan desde los cuarteles chilenos. Y en ellas ya aparecen toques amenazantes. El senador designado y ex jefe de la Policía Militar Fernando Cordero “descarta” (¡!) un golpe de Estado, mientras que el general retirado Ernesto Medina amenaza con represalias contra la izquierda si Pinochet muere: “Esa factura tendrán que pagarla”. Son recordatorios de la normalidad institucional chilena, que habrá que tener muy en cuenta en todo este proceso.

The Independent
(Gran Bretaña)

Para los miembros del gabinete británico, el arresto del general Pinochet debe haber sido como escuchar a Frank Zappa o ver una copia pirata de La naranja mecánica. ¿Qué mejor manera hay de revivir aquellos días de pelos largos y sentadas estudiantiles que sancionar la detención de una de las figuras más genuinas del odio de los setenta? (...) Lady Thatcher invitó a su compañero a tomar el té, pero Tony Blair está listo para ayudar a España en el juicio por genocidio y terrorismo (...) Hace sólo unos días, el mismo Blair le dijo a Le Monde que, como estudiante, también condenó al hombre responsable de 3000 muertes.

(De una columna de Cole Moreton)Pinochet:
Los debates

La detención del ex dictador Pinochet desató una previsible tormenta de debates sobre la territorialidad de la ley penal, sobre si es más importante la soberanía que el genocidio, el terrorismo de Estado y la tortura, y sobre si la transición chilena era un bien que estaba por encima de los derechos de las víctimas y de sus amigos y familiares. Pinochetistas y antipinochetistas siguen en batalla.

El Mercurio

En efecto, cada vez más se perfila con mayor nitidez lo que podríamos denominar gestación de una ética internacional concerniente a los derechos humanos. En la actualidad la comunidad internacional se encuentra en una disyuntiva frente a los Estados que los atropellan; puesto que, por una parte, está el respeto a la autodeterminación y a la soberanía de los Estados y, por otra, el respeto a los derechos humanos como un principio universalmente aceptado. ¿Qué debe hacer la comunidad internacional cuando un Estado transgrede tales derechos? (...) El punto es cómo hacer compatible el respeto a los derechos humanos con el principio de la soberanía de los Estados.

La Tercera

Cualquiera que sea la interpretación que cada uno tenga en materia de inmunidades, pasaportes diplomáticos, deberes de Estado y competencias jurisdiccionales, no hay argumento que resista la idea de que Pinochet no debe responder ante nadie por lo sucedido mientras gobernaba. Cuando se dice con voz altisonante e invocando la soberanía nacional que los crímenes cometidos en Chile se juzgan en nuestro territorio, por nuestros tribunales y bajo nuestro Estado de derecho, pareciera obviarse el hecho de que eso, en el caso de Pinochet, no sucede. Esa es la verdadera humillación que debemos soportar los chilenos ante cualquier país extranjero con una legislación civilizada.

(De una columna de Carolina Tohá)

The New York Times

El derecho internacional reconoce al asesinato masivo, a la tortura y a la desaparición como crímenes contra la humanidad que cualquier Estado puede perseguir. Los tribunales norteamericanos dieron lugar a querellas presentadas por ciudadanos extranjeros contra líderes extranjeros, como la entablada contra el líder serbio bosnio Radovan Karadzic. Como el mundo no tiene un tribunal penal internacional, que funcionaría como salvaguarda contra los juicios frívolos, los estados nacionales exteriores deben continuar con sus procesos. La Ley de Amnistía chilena no detiene el enjuiciamiento de Pinochet, porque él mismo sancionó y promulgó la ley en 1978.

(Editorial)Acuerdo
palestino-israelí

En siete días de idas y venidas, israelíes y palestinos llegaron en Wye Plantation, Maryland, a un acuerdo que finalmente hacía realidad las promesas electorales del premier israelí Benjamín Netanyahu: tierras por seguridad. La CIA, el servicio secreto norteamericano, habitualmente más discreto, salió como garante de las medidas antiterroristas palestinas. El resultado fue un éxito para Bill Clinton.

Le Monde

En la imposibilidad de oponerse frontalmente a las perspectivas de paz suscitadas por los acuerdos de Oslo firmados por sus predecesores, Benjamín Netanyahu había hecho su campaña electoral en 1996 afirmando que algo faltaba a las conversaciones iniciadas con los palestinos: la certidumbre de la seguridad. Yitzhak Rabin y Shimon Peres, afirmaba el futuro premier, se habían comprometido sin tomar las precauciones necesarias. De esta convicción íntima con conclusiones casi inconscientes se derivó toda la actitud del gobierno de Netanyahu. Así, toda la cumbre estuvo dominada por la ansiedad de la seguridad. La paradoja es que millones de israelíes, en desacuerdo con la ideología oficial, no se sienten de ninguna manera amenazados, sino indiferentes.

The New York Times

Un fracaso en Maryland también hubiera debilitado la capacidad de Washington para jugar un papel constructivo en la diplomacia del Medio Oriente. La administración Clinton invirtió tiempo y prestigio en estas negociaciones. Si los esfuerzos personales del presidente Clinton, del vicepresidente Al Gore, de la secretaria de Estado Madelaine Albright no hubieran podido llegar a un acuerdo, es difícil pensar qué hubiera podido. Nadie hubiese pensado que Israel fuera a comprometer su seguridad o que Arafat aceptara condiciones humillantes a cambio de que Israel cumpliera con obligaciones que ya había acordado tiempo atrás.

(Editorial)

Libération

Clinton ha desempeñado un rol concreto, directo, cotidiano en las discusiones, hasta el punto de participar en las reuniones técnicas habitualmente confiadas a los diplomáticos de segundo orden. Voluntariamente, puso el dedo en el engranaje de los regateos. Esta participación representaba un riesgo, porque si no hubiera sido coronado por un éxito, el fiasco habría sido sin precedentes. Los adversarios de Clinton sólo supieron ver en su compromiso una maniobra electoralista. El Wall Street Journal denunció la diplomacia mediática cuyo único fin era, según el diario, evitar un desastre demócrata en las elecciones de noviembre.

 

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