Un árbitro en los aeropuertos
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Por Cledis Candelaresi Por la parva de pleitos a resolver, uno más urticante que el otro, podría decirse que Rodolfo Barra tiene justificado su sueldo como presidente del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos. Para alivianar aquella carga, el Orsna acaba de decidir que le encomendará a un mediador laudar entre el consorcio que preside Eduardo Eurnekian y Aerolíneas Argentinas, que no le permite al administrador de las estaciones aéreas poner un pie en el espigón de Ezeiza. Este conflicto, sin embargo, parece casi una anécdota frente a la temida posibilidad de que Aeropuertos Argentina 2000 incumpla las millonarias obligaciones asumidas: la Administración Federal de Ingresos Públicos ya lo incluyó entre las empresas que a setiembre no pagaron las obligaciones previsionales. Según explican off the record funcionarios del organismo regulador, cuando Aerolíneas Argentinas era estatal tenía el derecho de explotar espacios en exclusividad, y por esta razón tiene un espigón propio en el aeropuerto internacional Ministro Pistarini de Ezeiza. Pero esta prerrogativa concedida por la Fuerza Aérea a la empresa pública fue retenida por la compañía aun cuando fue privatizada. Basándose en esa atribución, la empresa que preside Manuel Morán no permitió que el concesionario de los aeropuertos dispusiera del espigón en disputa para realizar, siquiera, las tareas de limpieza. Toda una demostración de fuerza para forzar una negociación sobre las tarifas que Aeropuertos Argentina 2000 pretende cobrar al conjunto de las compañías aéreas por el uso de espacios y equipos. A poco de asumir la operación en el Aeroparque Metropolitano, Ezeiza y Córdoba, el adjudicatario resolvió aplicar un fuerte ajuste de esos precios, resistido con uñas y dientes por las aerotransportadoras agrupadas en Jurca, entidad que preside Fernando Doso, hombre de Aerolíneas. Disponer libremente de Ezeiza es vital para el consorcio adjudicatario, que eligió este lugar para construir una megaestación internacional y de cabotaje, su principal fuente de ingresos en los treinta años de la concesión. Desbordado por la situación, Eurnekian reclamó la intervención del Orsna, que intentó eludir el conflicto considerándolo de "naturaleza comercial y privada". Con este argumento, hace un mes instó a las partes a que negociaran, algo que ellas habrían hecho sin ningún éxito. El marco de ese fallido intento fue la discusión con todas las aerolíneas por el nuevo esquema tarifario, sobre el que recién ayer habrían conseguido un principio de acuerdo. Obligado a laudar, Barra convocó a una audiencia de conciliación para pasado mañana. Pero Eurnekian pidió que este encuentro se postergue hasta el próximo jueves, argumentando que su gerente general y representante del socio italiano SEA, Roberto Bellani, viajó a Europa para la inauguración del aeropuerto Milán Malpensa. Al mismo lugar y acontecimiento fue Barra, invitado por la propia SEA. Los reguladores del Orsna reservaron para ese futuro careo entre los representantes de las aerolíneas y del administrador de las estaciones aéreas el anuncio de quién arbitrará entre ambos. Por ahora, sólo dicen que se tratará de una "persona de mucho fuste institucional o un jurista argentino de nivel internacional". No es lo único que genera dudas sobre la posibilidad de avanzar en el programa de inversiones que debe ejecutar el consorcio adjudicatario. La Fuerza Aérea (o al menos un sector de ella) también cuestionó duramente el anteproyecto para reformular la estación de Ezeiza. Por ahora, el Orsna insinúa que ese lapidario informe --del que Página/12 dio cuenta en su edición del domingo-- no plasma la opinión institucional de la fuerza sino sólo la de un sector de ella. Pero, en apariencia, éste es sólo un recurso para eludir pronunciarse sobre el tema, al menos por ahora. En Buenos Aires crece la sospecha de que el grupo presidido por Eduardo Eurnekian buscará renegociar su contrato de concesión. Pero desde Londres el secretario de Transportes, Armando Canosa, ayer anunció que a fin de año concursará el tendido de una nueva línea de ferrocarril hasta Ezeiza para llevarle pasajeros a su megaestación-shopping.
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