Eran las nueve de la noche. Después de anunciar el acuerdo sobre la ingeniería de la Alianza, el diputado radical Rafael Pascual se trasladó al restaurante en donde se festejaba el aniversario del triunfo de 1997. Pero al llegar a la puerta, el legislador descubrió que había olvidado la invitación. Cuando quiso ingresar uno de los porteros lo paró en seco: "Sin tarjeta no entra". "Pero yo soy Pascual", respondió en vano. Sólo logró pasar cuando se acercó uno de los organizadores.
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