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Por Mariana Carbajal En el hall de entrada se destaca el padrón con los 320 electores. Por los pasillos quedan resabios de la campaña electoral: No nos preocupamos por ser el grupo elegido sino por ser uno que valga la pena elegir, reza uno de los carteles más ingeniosos. En las 13 mesas de votación esperan las cajas de cartón convertidas en urnas y los sellos con la palabra votó hechos con chapitas de Coca-Cola. Es que hoy, a partir de las 9, los alumnos de la escuela municipal República del Ecuador, del barrio porteño de Paternal, elegirán intendente y vice por segundo año consecutivo en el marco de una experiencia inédita en el país promovida por una fundación sueca que apunta a construir la ciudadanía en los niños. Son cuatro los partidos en pugna. Alertados por la elección anterior ninguno apeló a la demagogia: la agrupación que ofreció caramelos a cambio de adhesiones apenas cosechó el 10 por ciento de los votos y salió última en el escrutinio. ¿Te gustaría que la biblioteca tenga nuevos libros, juegos y videos? Unite a nosotros y UNIDOS VENCEREMOS, dice otro de los afiches proselitistas, pintado con fibras de colores. Se viene el verano y los días de calor. Con cortinas en el 2º piso, ¿no sería mucho mejor?, sugiere otro. La elección de hoy se inscribe en un proyecto bautizado como Municipio Escolar que consiste en la representación en la escuela de los estamentos gubernamentales. Los chicos eligen intendente, vice y 10 secretarios de distintas áreas, entre ellas Salud, Ecología y Derechos de los niños, explicó a Página/12 Gustavo Fernández, director de la escuela Nº 10, del distrito escolar 14, la primera primaria de la ciudad que ha logrado armar una estructura de organización permanente equivalente a los centros de estudiantes en el nivel secundario. La experiencia tuvo tal repercusión entre los chicos que el año pasado una mamá llevó a su hijo de tercer grado a votar con fiebre para que no se perdiera la elección. Y otro de primero, al que le impugnaron el sufragio por anunciar en la puerta del cuarto oscuro que votaría por su hermano, lloró durante una hora suplicando que lo dejaran cumplir con su obligación cívica a pesar de su voto cantado. El presidente de mesa fue inflexible, comenta, divertido, el director. Los candidatos son de sexto grado y ejercen su mandato en su último año escolar. Y los de séptimo actúan como autoridades de mesa. Cada uno de los 320 alumnos tiene confeccionado un DNI con tapas verdes de cartulina y las páginas fotocopiado del verdadero documento. En la última hoja donde figuran las constancias electorales quedará hoy asentado un nuevo sello. Más allá del entusiasmo que despierta en los chicos la votación en sí misma, el proyecto ya ha dado sus frutos en el primer año de vida, dice Fernández. Hay mayor capacidad de participación y de toma de decisiones en los chicos, indica. Como ejemplo, señala el conflicto que surgió por la televisación en el horario escolar del partido entre Argentina y Croacia del último Mundial de Fútbol. Miembros del gobierno me vinieron a pedir permiso para verlo en la escuela. Me negué, para ver cómo resolvían la situación. Una hora después volvieron con una nota escrita en la que fundamentaban las razones por las que tenía que darles autorización. La carta, escrita a mano con suma prolijidad en una hoja de carpeta, está pegada en el libro de actas en el que quedan asentadas todas las actividades del gabinete escolar y dice textualmente que al ver el match se incentivará la identidad nacional y el deporte en el alma de los alumnos. Durante las últimas dos semanas, los candidatos de los cuatro partidos recorrieron las aulas con sus propuestas: más libros para la biblioteca, la compra de un micrófono inalámbrico para el salón de actos, cortinas para los salones, materiales para actividades plásticas, botiquines en las aulas, jabones en los baños. Para que no cometieran el mismo error que nosotros, les dijimos que no hicieran promesas incumplibles. Nosotros teníamos como 15 propuestas y pudimos hacer sólo dos, dice Cecilia Mancuso, de 12 años, actual intendenta de la escuela, por el Partido del Futuro. La primera obra cumplida fue la recolección de dinero para comprar estufas para las aulas nuevas. Para juntar la plata organizaron un baile para padres y una feria del plato. La segunda actividad fue una campaña contra la violencia. No estaba en nuestro programa de gobierno pero observamos que los recreos eran muy bruscos y decidimos hacer algo, cuenta la niña, que entregará el mando y acaba de terminar el curso de ingreso al Colegio Pellegrini. La campaña consistió en una obra de teatro, donde representaron un noticiero de TV con escenas de la vida cotidiana en las que abundaba la violencia, desde el fútbol hasta una manifestación de jubilados. Después hicimos un taller en el que los chicos tenían que decir qué se podía hacer para bajar la violencia: los de 1º a 3º dibujaron y los más grandes escribieron, explica la intendenta. Ahora tienen en marcha otro proyecto que está en manos de la secretaría de Salud Escolar. Con el asesoramiento de profesionales del Hospital Tornú están realizando un video sobre las adicciones. Se eligió ese tema porque en una encuesta encarada por el gabinete escolar surgió como el que más le preocupaba a los chicos.
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