|
Por Horacio Cecchi Un conflicto gremial por falta de pago de sueldos, que saca a la luz problemas de fondo en el sistema de la salud pública, dejó al Hospital de Clínicas sin atención general desde ayer al mediodía. El reclamo de los 3 mil médicos, residentes, enfermeros, y empleados de mantenimiento y administración es por la quita de las extras, que representan entre un 25 y un 50 por ciento de los sueldos. El Clínicas depende de los fondos de la UBA, y de sus cobros por autogestión, pero como las obras sociales le adeudan 7 millones de pesos y la UBA recortó 2 millones del presupuesto, no le alcanza ni para las sábanas, que las deben aportar los pacientes. Oscar Shuberoff, rector de la UBA, culpó al gobierno nacional de someter a la Universidad a un ahogo financiero y de realizar maniobras para privatizar al hospital. Ayer, a las 8, el personal no médico del Clínicas se reunió en asamblea y dispuso un paro por tiempo indeterminado ante el anuncio de que se suspendería el pago de todas las extras. Para un enfermero que cobra alrededor de 600 pesos, la quita representa un 25 por ciento. Pero el problema no se redujo a los no médicos. Los residentes son aproximadamente 400 también se reunieron para decidir qué medida tomar: desde la dirección se anunció que sólo cobrarán sus sueldos de 450 pesos, anulando las becas que representan un 40 por ciento más. Los residentes aguardarán hasta hoy, cuando una nueva asamblea general determine si se suman o no al paro. Aunque el sector médico sólo decidió mantenerse en asamblea permanente, de hecho representó un paro: sólo permanecieron en funcionamiento las guardias, no se abrieron los consultorios externos y las internaciones permanecieron con el personal mínimo. Según Miguel Skandar, delegado general del hospital, el rectorado dispuso un recorte presupuestario. En el 97 quitó un millón y este año 800 mil pesos. El hospital pagaba los premios y las becas con los fondos de la autogestión. Pero en los últimos cuatro años, esos ingresos cayeron de 25 a 21 millones. Lo que pasa es que las obras sociales no pagan. Al Clínicas le deben 7 millones, de los cuales 2 y medio corresponden al PAMI. Entonces, desde marzo debió recurrir a la Universidad para pagar esos extras. La situación terminó asfixiando al hospital, que hoy le debe 1.8 millones a la UBA. Ahora desde el rectorado decidieron dejar de aportar esos fondos y se desató el conflicto, que no solamente afecta los sueldos sino que impide la compra de insumos. Nosotros tenemos que dar la cara dijo un residente a Página/12, sin dar su nombre por temor a una resolución que prohíbe expresamente a los empleados sacar los trapitos sucios al sol, para pedirle a los pacientes que nos compren guantes de látex, que traigan sábanas, que compren los remedios porque acá no hay nada. Desde la UBA, la versión es otra. El secretario de Hacienda, José Luis Giusti, aseguró a este diario que es un problema interno del Clínicas. Ellos venían haciendo un pago extra con recursos propios a residentes y personal del hospital, basándose en un decreto que fue derogado hace unos años. La Universidad nunca estuvo de acuerdo porque sería poner diferencias con otros empleados. En marzo aportamos fondos, pero no fueron girados para pagar esos extras sino para paliar coyunturalmente la situación en que se encuentra el hospital. Oscar Shuberoff, rector de la UBA, criticó al gobierno nacional por el ahogo financiero con que somete a la universidad pública. El problema por el que pasa el Clínicas tiene que ver con un decreto del Poder Ejecutivo que permitía que el hospital salteara el control y la administración de la Universidad. Es lo que estamos intentando cambiar ahora, desde que dispusimos cambiar la conducción del hospital. Shuberoff se refiere a su archienemigo, el ex decano de Medicina, Luis Ferreira, actual secretario de Etica Pública después de pasar brevemente por el Clínicas. Ayer, aúltima hora, tras extensas reuniones entre los dirigentes gremiales y la Universidad, el conflicto tendía a solucionarse.
Emilia podrá hablar Emilia Contreras fue
sordomuda de nacimiento. Tiene cuatro años y hace trece días viajó con su papá a
España con la esperanza de recuperar el habla y la audición. La operaron el miércoles
en el hospital La Fe, en Valencia, y los médicos aseguran que en dos o tres años
podrá oír y tener una capacidad oral muy buena.
|