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![]() Integrantes del grupo terrorista Hamas condujeron un coche cargado de explosivos contra un autobús escolar escoltado por vehículos del ejército israelí. El conductor de un jeep del ejército israelí se dio cuenta de la intención de los terroristas, e interpuso su vehículo en su camino. Esta acción salvó a los niños del autobús, ninguno de los cuales fue lesionado, y el jeep absorbió la explosión del coche bomba. Además de la muerte del conductor y del suicida, el atentado causó heridas a soldados israelíes y niñas palestinas. Los militares israelíes persiguieron a un grupo de sospechosos, pero fueron detenidos por disparos de la policía palestina cuando estaban por entrar en territorio palestino. Aunque este encuentro no provocó bajas, ambas partes intercambiaron puñetazos antes de separarse. La respuesta de las máximas autoridades palestinas e israelíes fue menos conflictiva. El líder palestino Yaser Arafat se apresuró a llamar a Netanyahu para asegurarle de nuestro compromiso en desplegar todos los esfuerzos para encontrar a los responsables de este atentado terrorista. Netanyahu respondió que la mejor prueba está en los hechos, y afirmó que ve con suma gravedad el hecho de que se intente matar a decenas de niños en su camino a la escuela y que el asesino provenga de territorios que están bajo autoridad palestina desde hace cinco años. Gracias al atentado, Netanyahu justificó su decisión de postergar la retirada israelí de Cisjordania hasta que los palestinos presenten ante Estados Unidos su plan antiterrorista. A pesar de la postura endurecida que adoptó Netanyahu, sus correligionarios en la Knesset (Parlamento) israelí no se midieron en absoluto en sus declaraciones. Es un mal acuerdo, aquí no hay seguridad, le gritaron en una reunión del comite central de su partido Likud, en tanto que la ultraderecha religiosa no perdió la oportunidad para amenazar nuevamente que si el centro aprueba el tratado, el Likud perderá sus principios, su existencia, y su alma. Los organismos oficiales reaccionaron con dureza al atentado, cerrando temporariamente la Franja de Gaza y subrayando que el atentado pone a prueba el compromiso de la ANP por la eliminación del terrorismo. Aunque Arafat se apresuró a condenar públicamente al atentado, la mayoría de los palestinos no parecieron apreciar la gravedad con la que los israelíes ven el último atentado. Sufian Abu Zeida, jefe de la oficina de colaboración con Israel en materias de seguridad, demostró impaciencia resintió las quejas israelíes sobre su trabajo y llegó a exclamar. ¿Por qué todos esperan de nosotros que impidamos todos y cada uno de los atentados? Nadie puede hacer esto. Por su parte, la policía palestina eligió este momento para insistir en que sus agentes estaban justificados en impedir la persecución de los sospechosos del atentado, ya que los agentes israelíes estaban a punto de violar la jurisdicción palestina.
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