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El acuerdo de paz en Irlanda del Norte comenzará a transitar un cuello de botella a partir de este fin de semana. Hoy vence el plazo para que católicos y protestantes acuerden la formación de un Poder Ejecutivo para el Ulster y de un Consejo Ministerial compartido con la República de Irlanda, pero ambas partes están lejos de coincidir en un punto fundamental: el abandono definitivo de las armas por parte del Ejército Republicano Irlandés (IRA), que aún no se ha completado. Del lado protestante, al menos, hubo una buena noticia. Según el diario inglés The Times, la Fuerza de Voluntarios Unionista (LVF), uno de los grupos paramilitares más fuertes del Ulster, renunció definitivamente a la violencia y propuso destruir en público parte de sus armas. La guerrilla unionista propone destruir un stock de armas pequeño pero muy real para demostrarle a Londres su voluntad de paz. La LVF había decretado una tregua seis meses atrás, pero el gobierno británico no la ha reconocido hasta el momento. El grupo está disuelto, la guerra ha terminado, dice el diario citando a un portavoz de la LVF. No tiene sentido defender a gente que no quiere ser defendida, señaló el vocero en alusión al referéndum realizado en abril pasado en la región, y que dio un apoyo masivo al llamado Acuerdo del Viernes Santo, firmado a principios de año. Pero los resultados de aquella consulta no son suficientes para garantizar el éxito del proceso de paz; tampoco alcanza el apoyo que recibieron hace dos semanas el líder protestante David Trimble y el católico John Hume, cuando les fue otorgado el Premio Nobel de la Paz. El calendario aprobado en abril pasado establece que hoy es la fecha límite para formar los poderes Ejecutivo y Legislativo del nuevo Ulster, que recibirá en febrero la administración de Irlanda del Norte de parte de las autoridades británicas. Ante la inexistencia de un acuerdo, Trimble, actual primer ministro de Irlanda del Norte, se reunió ayer con el líder del partido católico Sinn Fein, Gerry Adams, para discutir el desarme del IRA. Durante el encuentro, las posturas se mantuvieron tan inflexibles como en los últimos días. Trimble no permitirá a Sinn Fein ingresar en un gobierno de coalición antes de que el IRA entregue sus armas, y Adams insistió en que los guerrilleros republicanos están cumpliendo las obligaciones estipuladas en el acuerdo al cooperar con un comité internacional que trata de conseguir el desarme en dos años. Además de mantener sus posiciones, Trimble y Adams cruzaron acusaciones. Para el líder protestante, no hay ninguna señal por parte de Adams de que esté dispuesto a comprometerse seriamente con todas las obligaciones establecidas en el acuerdo de paz, dijo Trimble. De lo que se trata es del bloqueo por parte del UUP (Partido Unionista del Ulster, del cual Trimble es el líder) a la aplicación del acuerdo de paz, del que el propio premier Tony Blair también es firmante, respondió Adams, quien además pidió la mediación del primer ministro británico. Mo Mowlam, la secretaria británica para Irlanda del Norte que ayudó a conseguir el acuerdo, trató de minimizar estas diferencias. Nadie dijo que después del Acuerdo del Viernes Santo y su implementación las cosas serían fáciles, dijo Mowlam a la prensa, y será difícil, pero no me caben dudas de que llegaremos. Desde el triunfo del acuerdo en el referéndum de abril, las principales organizaciones armadas cumplieron treguas unilaterales, pero sin abandonar las armas y sin poder controlar a los disidentes dentro de sus estructuras. Es el caso del IRA, una escisión autodenominada IRA Auténtico cometió en agosto un atentado, contra un centro comercial en la localidad de Omagh, que dejó un saldo de 28 muertos. Luego, este grupo manifestó que no iba a realizar más ataques. Hasta ahora el gobierno británico no ha reaccionado al anuncio de The Times. De confirmarse, esta decisión podría presionar al IRA a adoptar una actitud similar a la de la organización armada unionista.
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