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Llega otra pesadilla: un muñeco que no sólo habla, sino que eructa

La más famosa juguetería de Nueva York vendió 2000 en sólo 48 horas. El nuevo suceso es un muñeco interactivo que tiene su propio idioma, chilla, se enferma y tiene flatulencias.

Intratable: A diferencia del Tamagotchi, Furby no muere. Mientras la mascota japonesa perecía cuando se la dejaba de alimentar, Furby se vuelve obstinado e intratable.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (67 bytes) Una nueva pesadilla para los padres acaba de lanzarse en Estados Unidos y promete ser el boom de las ventas de la próxima Navidad. Es Furby, una nueva generación de mascotas interactivas, que habla su propio idioma y puede aprender gradualmente hasta un centenar de palabras en inglés con la ayuda de su pequeño amo. Como al Tamagotchi, hay que alimentarlo. Pero Furby es "más inteligente" que su antecesor japonés: se ríe, canta, baila y también eructa y tiene flatulencias. Puede estornudar al contagiarse un resfrío de otro Furby. O tratar de calmar con una canción a un congénere que llora. En apariencia, parece un encantador muñeco de peluche con simpáticas orejas de Gremlin, que abre y cierra sus dulces ojitos cuando está contento. Pero el bichito tiene su carácter: si no se juega con él, puede comentar insistentemente que está aburrido o comenzar a chillar. Furby se agotó en dos días en la principal juguetería de Nueva York: en las primeras 48 horas el suntuoso local de la Fao Schwartz de la Quinta Avenida, vendió 2000 muñequitos.

Furby puede ser dulce, pícaro y por momentos, un poco maleducado. Responde a palmaditas en la cabeza, suaves golpecitos en la espalda, cosquillas en la panza. Pero sus respuestas son impredecibles. Es que no hay un único Furby: la mascota, asexuada, viene en seis combinaciones de distinto pelaje y color de ojos y cada una tiene su propia personalidad, y en consecuencia responde a su modo a los distintos estímulos.

Es como un niño hiperactivo. Una vez que se le instalaron las cuatro pilas que necesita para funcionar, no se lo puede apagar. La única forma de hacerlo callar, al parecer, es ignorar sus esfuerzos para llamar la atención: después de un rato, finalmente (y afortunadamente) la mascota se duerme.

A diferencia del Tamagotchi, Furby nunca muere. Mientras la mascota virtual japonesa perecía cuando se la dejaba de alimentar y atender, Furby se vuelve obstinado e intratable y sólo responde cuando se le ofrece comida.

"Creo que será el éxito de la temporada navideña entre chicos y chicas de 8 años en adelante", pronosticó el editor de Playthings Market Watch, Chris Byrne. "Furby eructa y se tira gases. Cuando tenés 8 años, hay pocas cosas tan hilarantes como embarazosas como las funciones corporales", agregó el especialista, en declaraciones al USA Today.

Apenas toma vida, Furby dice su nombre y empieza a hablar en su propio idioma, que los niños norteamericanos pueden aprender con la ayuda de un diccionario furbish-inglés. Dah/i-loh/u-tye significa buen día. May-tay, quiere decir, beso y Ay-ay/lee-koo, escuchar. Después de algunos días, Furby comienza a responder a los estímulos y, como un inmigrante, puede integrar gradualmente el inglés a su vocabulario. Tiene capacidad para pronunciar 100 palabras de cada idioma y un total de 800 frases. Si tiene miedo o está inquieto, abre bien sus ojos y levanta las orejas. Si está contento, baila, parpadea lentamente como un gran seductor y tira besitos con su pico. Si se reúnen varios Furbies en la misma habitación pueden conversar entre sí y también contagiarse un estornudo si alguno de ellos está resfriado. Si se le tapan los ojos, puede decir: "No light (no luz) o "boo a-hoh", que es lo mismo en furbish.

Fabricado por la empresa estadounidense Tiger Electronics, Furby fue lanzado a la venta el 2 de octubre en Nueva York en el local de Fao Schwartz, la juguetería más cara de Manhattan. Los Furbies volaron de sus estantes: en dos días se agotó el stock y la juguetería tuvo que poner un cartel en la entrada para atajar las continuas preguntas en busca del muñeco. "Considerando que Furby no tuvo una campaña publicitaria detrás, la respuesta de los consumidores ha sido increíble", destacó el vicepresidente ejecutivo de Fao, David Niggli. La mascota está llegando en estos días a otras ciudades de Estados Unidos, donde muchas jugueterías abrieron listas de espera con los compradores más ansiosos. Su precio, alrededor de 30 dólares, es una de las claves de su éxito. Barney, el muñeco interactivo que lanzó en Estados Unidos Microsoft cuesta cerca de 100 dólares, sin sus accesorios, y además los chicos necesitan una computadora para poder jugar con él.

Furby es controlado por un microprocesador que recibe señales a través de seis sensores ubicados en distintas partes de su pequeño cuerpo. Además tiene un sensor para la luz (afortunadamente, la mascota se duerme en la oscuridad) y un micrófono.

En lo que queda de este año, Tiger tiene previsto fabricar un millón y medio de Furbies, una cifra que --según sus pronósticos-- no será suficiente para satisfacer la demanda.

Por supuesto, Furby ya tiene su propia página web en Internet. Como el muñeco viene sin instrucciones de manejo, allí se ofrecen algunos consejos para mejorar la convivencia con la mascota. Por ejemplo, ante el "problema" de que el Furby no responda a ningún sensor, se proponen varias "soluciones". Pero antes que cambiarle las pilas, se recomienda comprobar que el peluche no esté dormido porque si ése es el caso, hay que recordar que Furby es muy mimoso y la "única" forma de sacarlo de sus dulces sueños es con un abrazo.

 


UN EXPERTO OPINA SOBRE LOS MUÑECOS PREPROGRAMADOS
"Se trata de antijuguetes"

Por M.C.

t.gif (862 bytes) "Los muñecos mecánicos y preprogramados son antijuguetes porque no son materiales blandos para la fantasía y la imaginación del niño. En realidad, la programación es una muy mala condición para un juguete", señaló a Página/12 el experimentado psicoanalista de niños José Antonio Valeros, al ser consultado sobre la relación del público infantil con mascotas interactivas como Furby. Valeros advirtió que hay que prestar atención cuando un chico mantiene un interés muy marcado y muy prolongado por este tipo de juguetes porque es una señal de que algo lo está "perturbando".

Para Valeros, Furby no deja de ser una variedad moderna y más compleja de un juguete mecánico. "El hecho de estar preprogramados los hace inútiles porque no permiten que quede en manos del niño introducir las variaciones y el enriquecimiento que a él le interesan durante el juego", indicó el psicoanalista, autor de El jugar del analista, del Fondo de Cultura Económica.

Valeros aclaró que, de alguna forma, estas mascotas preprogramadas como el Tamagotchi y ahora Furby responden a una necesidad normal de los chicos de obtener un mínimo de sensación de control o posesión por un objeto. "Por eso despiertan cierto interés en los niños, pero no mucho", consideró. "Esta sensación de control el chico la experimenta, por ejemplo, cuando tiene una maderita en la mano permanentemente, sin introducir variaciones en el juego. Cuando un chico utiliza predominantemente así los objetos que podrían ser juguetes, los psicólogos pensamos que puede estar perturbado. Si, en cambio, no es excesivo, ese tipo de uso de un material de juego es universal y normal", explicó.

--¿Pudo observar la relación de los chicos con el Tamagotchi?

--Sólo en 5 chicos. En ninguno de los casos vi que el interés durara más de 5 o 6 días. El motivo es muy simple: eran chicos no muy perturbados para quienes la preprogramación del desempeño del juguete despertó ese cierto interés que mencioné antes pero que después no les sirvió porque ellos no podían crear los juegos con ese mascota virtual.

--Tanto el Tamagotchi como Furby, de alguna forma, intentan desarrollar en los chicos cierta responsabilidad al tener que ser alimentados y cuidados para continuar viviendo. ¿Es saludable para los niños?

--Los chicos no se vuelven adultos de un día para el otro. La responsabilidad es algo que se va desarrollando gradualmente desde la infancia. Un chico puede asumir la responsabilidad de darle de comer a su muñeca. Como no está preprogramada, la muñeca se presta para adaptarse a los momentos del chico, que lo atiende como puede y ensaya lo que puede y necesita. Con la mascota interactiva las cosas son distintas. Si sus necesidades o problemáticas --de acuerdo con su programación-- no coinciden con las que al chico le interesan experimentar, se convierten en una exigencia ajena, que le sirve muy poco para jugar.

--Una de las principales innovaciones de Furby es que habla un lenguaje propio, que los chicos pueden aprender y seguramente no podrán entender los padres.

--Hacia la latencia y la pubertad es juego de casi todos los chicos tener un idioma propio con el mejor amigo o amiga. Es un tipo de juego muy valioso y preciado porque reproduce la temprana relación del niño con la mamá, donde había un entendimiento privilegiado entre ambos. Si Furby servirá para tener esa experiencia tendría que verlo. Pero anticipo los mismos inconvenientes que mencioné antes: este idioma con la mejor amiga o amigo que nadie entiende lo crean las dos personas. Por el hecho de estar preprogramado este muñeco se va a prestar poco al juego del invento juntos.

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