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PSICOLOGIA DE LAS MASAS
SUJETAS A LA FASCINACION DEL AMO
El discurso del poder y la fascinación del padre
¿Cómo se construye el amor de
las masas por sus tiranos? Una respuesta se basa en identificar el discurso del
canalla, donde retorna el peligro de un líder que, arbitrario y desmedido, goza.
El célebre líder de masas Adolf
Hitler interactuando con uno de sus partidarios.
El discurso del dominio intenta borrar la diferencia, eliminando toda
subjetividad. |
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Por Elena Jabif *
En el orden social y
político se gestan estructuras colectivas, y el lugar del líder varía de una estructura
a otra. Cuanto más encarne el lugar del amo superyoico gestado en una voz imperativa, sus
seguidores serán pasibles de hipnotismo colectivo. A la inversa, si un líder es
convocado en relación a un ideal elegido en función de una comunidad de principios e
intereses, donde funciona un pacto ético que permite acuerdos y desacuerdos, la
participación colectiva promoverá el sentimiento individual y el acto individual.
Puede suceder que una masa elija su líder como efecto ante un fantasma de caos y deriva
donde prevalece el pánico. Esa estructura del poder se sustenta en el discurso del
canalla, donde puede retornar el peligro de un líder que usurpe el lugar de un goce
arbitrario y desmedido. La canallada es una curiosa operación que se produce cuando el
discurso del poder se muestra como el mito de un discurso unívoco marcado por la voluntad
de dominio, que se ofrece destinado a dominar a través de la fascinación, como un lugar
donde se perfila la verdad de Dios.
El discurso político del canalla, que podríamos llamar discurso del dominio,
se muestra sólidamente engarzado en la verdad de su metalenguaje: sabe lo verdadero
acerca de lo verdadero, intenta borrar la diferencia que cruza al Otro, eliminando toda
posible subjetividad. Erigiéndose como dueño de una verdad trascendental, nos reduce a
la ignorancia de que esta trascendencia es meramente ilusoria. Freud introduce la figura
de un padre terrible, padre ideal, padre de la horda primitiva, excluido de las leyes que
gobiernan el comportamiento de la masa; es la figura de excepción, entendida como un amo
que centraliza el poder; su discurso lo propone exceptuado del orden establecido. Esta
característica del líder guarda estrecha relación con el papel del hipnotizador, ya que
el procedimiento hipnótico tiene el fin de sustraer el interés del sujeto hipnotizado de
todo aquello que no sea la figura del hipnotizador. De este modo consigue ubicarse en un
lugar consistente, que promueve la dialéctica del amo y el esclavo.
Jacques Lacan, en sus discusiones con George Bataille en el Colegio de Sociología,
preguntaba: ¿cómo se construye el amor de las masas por sus tiranos?; ¿por qué toda
liberación es imposible fuera de una adhesión a la ley? Lacan planteaba, frente a Michel
Foucault y Jean-Paul Sartre, la cuestión de la esencia de la libertad humana desde el
punto de vista del descubrimiento freudiano. ¿Cómo un sujeto puede aspirar a la libertad
cuando está determinado por su inconsciente, que le impide ser libre de sus actos y de
sus palabras? El advertía que, sin embargo, el inconsciente no le prohíbe jamás,
comprometerse en favor de un combate por la libertad.
La pasión por el poder que emana del goce perverso del padre lleva a los hijos a sostener
un sistema que en otras condiciones no tendría posibilidad alguna. Freud deduce que el
lazo amoroso sostenido en la identificación al líder tiene como efecto lo que él
denomina servilismo nacional, que se despliega cuando el temor por el retorno
del goce ilimitado del líder impone la pregunta de cómo acotarlo en su arbitrariedad.
Ante el surgimiento de la serie sacrificial de padre e hijos se instala el tiempo de la
fratría, tiempo del imperio de la ley donde se instituye en el inconsciente la sed de
justicia; cuando los hijos de un padre arbitrario descubren que son hermanos, su unión se
convierte en una cuestión de supervivencia.
Lacan subraya la energía que gastamos para probarnos que todos somos hermanos, lo cual se
hace evidente donde hay un padre para salvar o para matar. La ley de la fratría retorna,
de acuerdo al mito de Tótem y Tabú, con el padre muerto, donde se consuma el crimen del
padre y se rememora el pacto de los hijos, cuyo efecto es la homogeneidad de un estilo que
diluyelo distintivo, lo subjetivo. Esta energía, que subraya Lacan, en descubrirnos
hermanos, nos da alguna idea de lo es que la fraternidad: tanto empeño en demostrar que
somos todos hermanos prueba que no lo somos. El encarnizamiento en la fraternidad reconoce
un solo origen de lo fraterno: la segregación.
Otra alternativa, ante el temor por el retorno de un goce perverso y arbitrario del
líder, es la crítica a cualquier tipo de organización: supone que, no habiendo
estructura, no hay riesgo de un líder que la utilice en su beneficio. El extremo de esta
posición es el anarquismo. Los que mantienen este discurso hacen una afirmación absoluta
de los derechos del sujeto en relación a los otros: todo lo que dicen vale, porque lo
dicen; su palabra presentifica lo incastrable del Otro, ya que su discurso es
incriticable.
En el Mayo Francés del 68, Lacan dictó su seminario LEnvers:
ante un auditorio atravesado por el pensamiento maoísta, afirmó que la revolución acaba
por engendrar un amo más feroz que el abolido y subrayó que las protestas habían
llevado a la universidad a suprimir la antigua función del maestro para sustituirla por
un sistema tiránico, fundado en el ideal de la comunicación y la relación pedagógica.
Lacan había negado todo apoyo a la izquierda proletaria, más bien desempeñó respecto
de ella el papel de un padre severo. Advirtió que el callejón sin salida de la
revolución es que, en su tentativa de sacar al sujeto de la servidumbre, crea un tirano
tan feroz como el que quiere abolir.
* Miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires (EFBA).
Posdata |
Musicoterapia. La
carrera de Musicoterapia de la UBA pide propuestas pedagógicas para Neurofisiología,
Historia de la Comunicación Musical y Práctica en Instituciones. H.Yrigoyen 3242, hasta
el 9 de noviembre.
Concurrentes. Prejornada de concurrentes de psicología de la Ciudad de Buenos Aires.
Videodebate El deambular de los concurrentes, el 30 de 10 a 13.30 en H.
Yrigoyen 1124.
Desamparo. Violencia y desamparo. Fronteras de la subjetividad, jornadas con
Ulloa, Zuberman, Domb, Miguelez, Guzzetti y otros en Biblioteca del Congreso, 5 y 6 de
noviembre. Inscripción hasta el 31 de octubre. 371-7072, 825-9034. Gratuito.
Vincular. Transferencia: producción vincular o individual con Isidoro
Berenstein, hoy de 10 a 12 en Arévalo 1840. Gratuito.
Viento. Producción de la subjetividad entre el cambio y la repetición, con
proyección de un resumen de Tocando el viento y debate, en Asociación de Psicoterapia de
Grupo, Arévalo 1840, mañana de 11.30 a 13.30.
Desocupados. Grupos de reflexión para desocupados o amenazados por la desocupación,
jueves de 17.45 a 19 en APDH, 814-3714. Gratuito.
Fobias. Trastornos de ansiedad. Fobias: actualización clínica. DSM IV por
Ademar García en Perspectivas, hoy de 19.30 a 21. 827-4884.
Género. Democracia, subjetividad y género, con Eduardo Grüner, Débora
Tajer e Irene Fridman, hoy de 20 a 22 en Corrientes 1551. Foro Psicoanálisis y Género de
APBA. Gratuito. |
A SESENTA AÑOS DE UN PROGRAMA RADIAL QUE CONMOVIO AL MUNDO
Psicoanálisis de la invasión marciana
Por Héctor Becerra *
En 1898 el inglés
Herbert George Wells había escrito The war of the worlds, donde se relataba el desembarco
en la Tierra de un grupo de marcianos dispuestos a acabar con la raza humana. El guionista
Howard Koch adaptó aquella novela de ciencia ficción y, con la colaboración de Paul
Stewart, obtuvo un radioteatro de una sola emisión. El guión llegó a manos del actor
Orson Welles, quien lo corrigió y presentó la noche del domingo 30 de octubre de 1938
junto a su compañía de actores en una de las periódicas audiciones del Mercury Theatre
emitidas por la CBS.
Un boletín noticioso interrumpió un programa de música bailable para anunciar que
acababa de avistarse un gigantesco cono luminoso viajando hacia la costa este del
Atlántico. Una unidad móvil que había partido de Groevers Hill, New Jersey, descubría
que se trataba de una nave espacial llena de marcianos. De ahí en adelante: los foráneos
derrotaban al ejército, el gobernador llamaba a la milicia a poner orden, los caminos
estaban cortados, los marcianos avanzaban hacia Nueva York.
Si alguien sintonizaba el programa unos minutos después de su comienzo, no tenía cómo
darse cuenta de que era una obra teatral. Fue lo que sucedió y millares de personas
desesperadas huyeron, produciendo grandes congestiones de tránsito, otras se resignaron y
llenaron las iglesias y los bares. Durante horas, miles de norteamericanos deambularon,
viendo horrores inexistentes por las calles. Cuando los marcianos finalmente fueron
derrotados por las bacterias terrestres, ya nadie escuchaba el programa. La cadena CBS
anunció durante toda la noche que se trataba de un malentendido, pero varios días
después aún se encontraban sobrevivientes saliendo de los bosques con pañuelos atados a
su boca para escapar de los gases extraplanetarios.
Orson Welles, al poner la obra en el aire, mixturó elementos específicos de la estética
radioteatral (lo ficcional, la dramatización) con otros de los noticieros (lo verosímil,
la realidad convertida en relato). Resultó tan creíble para los oyentes porque
representó con elementos habituales un programa normal que, primero a través de flashes
informativos y después con supuestas transmisiones en directo desde el lugar de los
hechos, fue anunciando la invasión con un magistral uso de los efectos de sonidos, la
música y el silencio (es decir, de ese componente que luego Arnheim denominaría
paralingüístico y Lacan en el terreno del psicoanálisis llamaría discurso).
Los sociólogos encontraron que, en la verosimilitud que alcanzó el radioteatro de
Welles, hubo una importante incidencia de factores históricos y sociales: los temores
suscitados por el crack de 1929 y los fantasmas de la inminente Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, creemos que todavía queda un importante camino por recorrer, tanto es así
que tendríamos que remontarnos hasta el comienzo de la modernidad.
Cuando Galileo inventó el telescopio, los planetas se acercaron hasta resultar visibles;
la Luna resultó ser, no una superficie lisa y pulida, sino irregular y rugosa. El planteo
galileano fue recibido con recelo e incredulidad; es que si el ojo desnudo no había
podido ver aquellos cuerpos celestes, caía la ilusión del ser humano de que el yo no
tiene límites en lo que respecta al conocimiento.
La organización formal del yo y del objeto quedan igualmente afectados en su estructura,
lo cual quiere decir que debemos sacar nuevas conclusiones en lo que respecta al
conocimiento: el yo conoce proyectando sus atributos a aquello que pretende conocer, de
allí que el objeto adquiere la misma estructura que el conocimiento que lo piensa.
Resulta entonces que, si no habíamos podido ver aquellas lejanas estrellas, ellas sí nos
estaban mirando; desde ellas nos estaban mirando.
La conducta extrema suscitada por la emisión radiofónica se debió entre otros
causales a la enorme implicación del yo y del conocimiento en la situación
escenificada por el programa. Las construcciones delirantes que atribuían intenciones
nocivas a los extraterrestres ponende manifiesto un momento primitivo en la génesis del
yo. La llegada de los marcianos presentificaba la llegada de aquellos que desde siglos
atrás se hallaban instalados en la esfera celeste, invisibles, vigilándonos,
acechándonos, a la espera de una oportunidad en la cual desembarcar y apropiarse de todos
nuestros valores, la vida inclusive. El pánico era insoslayable.
Esta etapa crítica de la génesis de la subjetividad humana determina la estructura
paranoica del yo: su manera paranoica de conocer. Sucede que la dramatización, es decir,
la puesta en acto de todas estas cuestiones, provocó en los oyentes lo que se conoce como
fenómeno de masas: una regresión, una actualización de aquellos momentos de la
subjetividad.
* Integrante de Atico, cooperativa de trabajo en salud mental.
POSDATA |
Identificación.
De padres e hijos. Identificación, transmisión e historia, con Liliana
Donzis y otros en el Cultural San Martín. Centro de Extensión Psicoanalítica. Sarmiento
1551, el 3 a las 20. Gratuito.
Pareja. La pareja en crisis: de la ilusión del deseo al deseo de la ilusión,
el 30 de 17 a 20 en Cefyp. 801-3485.
Castoriadis. Crisis del sujeto, de la sociedad. A partir de Cornelius
Castoriadis, por L. Zapolsky y Y. Franco, el 31 de 14 a 19. 981-9634.
Violencia. La violencia, atravesamiento en la familia, jornada de la Escuela
de Psicología de Ramos Mejía. El 30 a las 19. 654-2225. Gratuito.
Mujercitas. Mujercitas argentinas eran las de antes, en Centro Yukio Mishima.
El 31 a las 20. 674-3355. Gratuito.
Revistas. Extensión, del Grupo Cero, con patologías de fin de siglo; Actualidad
Psicológica sobre el dolor, con Nasio, Di Rienzo, Bandin y otros; El Hiperpótamo, sobre
Reich y sexualidad contemporánea.
Demanda. Demanda de análisis por Teodoro Lecman en Centro Psicoanalítico
Argentino, desde el 2 a las 19. 822-4690. Gratuito.
Educación. Curso Psicoanálisis y educación, lunes de 19 a 20.30 desde el 9
de noviembre. Grupo Cero. 328-0710. |
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