|
Por Lila Pastoriza El "Operativo Colombo", antecedente y ensayo del "Plan Cóndor", intentó encubrir en 1975 el asesinato de 119 desaparecidos chilenos presentándolos como muertos en Argentina por sus propios compañeros. El operativo, uno de los más secretos que implementó la Inteligencia chilena, es revelado detalladamente por los archivos de la DINA descubiertos en Buenos Aires. De ahí la importancia de este caso, hoy en la órbita del juez Baltasar Garzón y su reafirmada competencia en la causa chilena, que compromete directamente a Augusto Pinochet y a sus jefes de seguridad en alianza con los grupos derechistas autóctonos. El 4 de octubre de 1974, David Silberman, un detenido que cumplía su condena de trece años de prisión, era sacado de la Penitenciaría Nacional de Chile por una patrulla militar. Las autoridades, y el mismísimo jefe de la Dirección de Inteligencia (DINA), general Manuel Contreras, insistirían en atribuir su secuestro a un comando del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). La indagación de lo ocurrido, plagada de pruebas amañadas, se cerró finalmente ante un muro de silencio. Surgía una figura entonces novedosa, luego habitual: Silberman era un desaparecido. Años después, un agente de la DINA en Buenos Aires que hoy está detenido, Enrique Arancibia Clavel, relataría a la Justicia cómo había colaborado en 1975 para que ese organismo de inteligencia pudiera concretar un operativo hasta entonces frustrado: "...hacer aparecer en Argentina a un subversivo chileno cuyo nombre podría ser Zimelman o algo así, muerto en Chile". Según dijo, ésa era la denominada "Operación Colombo"... Con Arancibia, el objetivo fue logrado. Contactó a sus jefes con Martín Ciga Correa, de un grupo nacionalista argentino que, consigna, "efectuó la primera parte del trabajo en forma perfecta". Un oficio policial fechado el 16 de abril de 1975 cierra el círculo: informa sobre el hallazgo en una playa de estacionamiento del centro de Buenos Aires del cadáver destrozado de un hombre. A su lado, un cartel ("Dado de baja del MIR por el comando de exterminio de bolches. MMM"). Era David Silberman, segun lo identificó el 8 de mayo la Interpol trasandina. Era, además, la primera víctima que se conoce de la "Operación Colombo", que buscó encubrir el asesinato de 119 personas secuestradas en Chile haciéndolas pasar por militantes del MIR muertos en a manos de sus propios compañeros o de algún comando desconocido de la Argentina. El montaje, desarrollo y autoría del operativo saltaron a la luz a través de los documentos que se encontraron escondidos en la vivienda de Arancibia Clavel y que conforman el archivo de la DINA cuyos secretos ha revelado en detalle la periodista chilena Mónica González. Allí adquiere hilación aquella serie confusa de hechos que no fue sino la antesala de la conexión argentino-chilena del "Operativo Cóndor".
La prensa negra En junio de 1975 una profusa campaña de la prensa chilena alertaba sobre el supuesto entrenamiento de guerrilleros en territorio argentino, a quienes se daba por desaparecidos o asesinados. El Mercurio anunciaba inminente "invasión" de "miristas armados" y la Justicia negaba al Comité Pro Paz la investigación sobre el destino de desaparecidos. El día 12 los diarios anunciaban la aparición en la localidad bonaerense de Pilar de los cadáveres de dos chilenos, Jaime Robotham y Luis Alberto Guendelman, acribillados y calcinados, junto a un cartel ("Dados de baja del MIR. Brigada Negra") y documentos de identidad. Meses después sus familiares descubrirían que los cuerpos no eran los de ellos. Pero el operativo ya estaba en marcha. El 16 de julio El Mercurio informaba que los "elementos marxistas", identificándose como fuerzas de seguridad, se llevaban a sus compañeros de sus domicilios y los enviaban a entrenarse a la Argentina. La "prensa negra" operó desde aquí. El 15 de julio, en su único y primer número, la revista argentina Lea difundía el listado de 60 chilenos "eliminados en los últimos tres meses por sus propios compañeros". Dos días después el ignoto diario Nuevo O Día, de Curitiba, publicaba una nómina de 59 chilenos caídos en "choques con fuerzas antiguerrilleras en la provincia de Salta". Uno de ellos, el número 49, era Jaime Robotham. Los nombres de los 119 chilenos que la campaña de prensa daba por muertos en Argentina --y cuyos cadáveres jamas aparecieron-- correspondían a los de otros tantos ciudadanos chilenos por quienes se habían presentado recursos ante la Justicia de su país. Todo era una "campaña extremista" para denigrar a las autoridades. Así lo decía el 20 de agosto el propio Pinochet denunciando que "el asesinato" de 119 chilenos en el exterior se utilizaba para crear una falsa imagen del gobierno. Hoy esas 119 víctimas lo acusan. Paradójicamente, a los archivos secretos de la DINA les tocó sacar a la luz la muy secreta "Operación Colombo".
|