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Saddam Hussein juega de nuevo al gato y al ratón

El gobierno de Irak declaró ayer que no colaborará con la inspección de sus armas químicas. EE.UU. amenaza con la fuerza.

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t.gif (67 bytes)  Las Naciones Unidas, que a partir de ayer no podrán seguir vigilando a Saddam Hussein, consideraron "inaceptable" la decisión de Irak de suspender toda cooperación con los inspectores de desarme de sus armas químicas, biológicas y eventualmente atómicas. Pero no tomaron ninguna decisión concreta, a la espera de más consultas entre los países.

Irak reafirmó su decisión de interrumpir toda cooperación con la ONU, y Estados Unidos anunció que no descarta la opción militar para poner fin al "desprecio de Irak", según el portavoz de Seguridad de la Casa Blanca, David Leavy.

En un comunicado hecho público tras una reunión de urgencia, relativamente corta ante la unanimidad de criterio de los quince miembros del Consejo de Seguridad, su presidente, el británico Jeremy Greenstock, consideró que la actitud de Bagdad es "una flagrante violación" de las resoluciones internacionales. Firme y sin contemplaciones, Greenstock subrayó que todos estuvieron de acuerdo en solicitar a Bagdad que "cumpla inmediatamente y sin condiciones" las resoluciones del Consejo de Seguridad, aunque muy pocos diplomáticos mantienen la esperanza de que el llamamiento tenga éxito a estas alturas.

El representante de EE.UU. ante la ONU, Peter Burleigh, quien a partir de ayer asumió la presidencia del Consejo de Seguridad, resaltó que todos los países miembros mostraron sorpresa por la decisión de Irak, a pesar de que desde hace muchos meses Saddam Hussein venía advirtiéndolo.

"Me gustaría subrayar la unanimidad, y la fuerte y sólida reacción que existió en el Consejo ante esta desmesurada decisión de Irak", dijo Burleigh. Fuentes diplomáticas aseguraron que el reto lanzado por Sadam Hussein no se quedará sin respuestas pero que Washington y otras capitales occidentales quieren medir con mucho cuidado cuál debe ser la respuesta más apropiada. Sadam Hussein había dejado claro que, si no había voluntad de levantar el embargo económico, no seguiría colaborando.

 

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