|
El rabino Daniel Goldman publicó en este diario una columna en la que con preocupante cinismo descalifica un proyecto sobre la creación de un oratorio interreligioso en el futuro Palacio Legislativo de la Ciudad de Buenos Aires. Las críticas formuladas por Goldman son, con todo respeto, desconcertantes, especialmente por provenir de una persona de fe. La iniciativa, que el rabino desprecia y califica de "surrealista", no está destinada exclusivamente a funcionarios, como él supone, sino a cualquier persona que quiera rezar o meditar conforme sus costumbres y convicciones. Este proyecto se sustenta en la mejor tradición constitucional argentina, de reconocer la dimensión religiosa y respetar la efectiva libertad de conciencia. Tiene también fundamento en la Constitución de la Ciudad, con su fuerte énfasis en el respeto y la promoción del pluralismo en todos los ámbitos de la vida. Además, apunta a contribuir a la formación de actitudes vinculadas a la tolerancia, tarea fundamental de la política. Las disidencias interreligiosas e intrarreligiosas han dejado una cicatriz muy profunda en la historia de la humanidad; pero no es a través de la satirización del tema como superaremos esas diferencias. La tolerancia no es indiferencia ni anomia ni neutralidad, sino que exige solidaridad y la afirmación de nuestra diversidad como seres humanos. Estamos proponiendo la creación de un espacio simbólico que reconoce que existe un plano diferente al cuerpo, a la materia, un plano que para muchos es cotidiano y omnipresente: la espiritualidad. Hay quienes se están quedando a la zaga del debate existente en las ideas progresistas de la actualidad. Esta cultura nueva está abierta al pensamiento y la práctica religiosa por sus valores intrínsecos, pero también como vehículo para la recuperación de los valores absolutos que dan sustento a la actividad política. Pero lo peor del prejuicioso artículo no es la liviandad de su aproximación al tema ni la vulgaridad de sus metáforas. Lo que más nos debe preocupar es que desde su investidura y el ejemplo de su posición, ha abonado el descreimiento y el escepticismo generalizado que existe en nuestra sociedad hacia los dirigentes políticos, sin efectuar distinciones. No tengo dudas de que un lugar destinado a la meditación religiosa de ninguna manera contribuirá a agravar los problemas que preocupan a este rabino. * Diputado de la Ciudad de Buenos Aires (UCR).
|