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![]() "La expansión de los programas de trasplantes necesita no sólo del avance científico sino de la solidaridad y concientización social", resaltó ayer María del Carmen Bacqué, presidenta del Incucai, durante la apertura de la jornada de Actualización en Procuración y Trasplante de Organos Intratoráxicos. En el mismo sentido se orienta la campaña de difusión que desde el 19 de agosto y hasta el 31 de diciembre se puede ver y escuchar a través de los medios radiales y televisivos de todo el país. Los datos parciales de los primeros sesenta días auspician resultados favorables. En ese período se anotaron 144 donantes efectivos, un 23 por ciento más de los registrados en el mismo período del año pasado. También crecieron los trasplantes de órganos efectuados entre el 24 de agosto y el 7 de octubre: se concretaron 82 de órganos sólidos y 76 de tejidos, frente a los 137 de ambos tipos realizados en el mismo período durante 1997. La tendencia ascendente se repite al comparar la procuración de órganos y los operativos con ablación multiorgánicos, de órgano único y de tejidos. Ayer, durante el encuentro, varios especialistas coincidieron en la necesidad de lograr mayores avances en relación a la procuración de órganos. Entre ellos se destacaban dos extranjeros, quienes fueron homenajeados como miembros honoríficos del Incucai: el norteamericano Norman Shumway, pionero en la técnica del implante cardíaco, y la médica patóloga Julia Polak, que llegó desde Londres para brindar su testimonio como una trasplantada muy especial: trabajaba en la actividad de trasplantes cuando le detectaron una hipertensión pulmonar, por lo que siguió personalmente cada uno de los pasos que culminaron en su propio trasplante. Polak dedicó su exposición a los donantes anónimos porque --dijo-- nunca supo quién fue el suyo. "Si me preguntan qué edad tengo hoy les contesto 34, porque ésa es la edad de mi donante", deslizó en el único instante que se tomó para relajarse con la exposición de su caso. Luego se sumergió otra vez en el relato con la ayuda de diapositivas que mostraban sus pulmones enfermos, obtenidas cuando estaba anestesiada. Pasaron ya tres años y cuatro meses desde aquel momento, y 21 desde que sus colegas dieron con el diagnóstico, que requería un trasplante cardiopulmonar urgente como única opción para seguir viviendo. "De repente me transformé en paciente además de médica y en principio no quería colaborar porque me sentía muy mal", narró Polak, mientras recordaba que los ataques de asma empeoraban y casi no podía respirar. El 29 de mayo de 1995 entró en la lista de emergencia. Necesitaba un corazón y un pulmón. "Tuve que esperar siete semanas, cuando me habían dado tres o cuatro de vida." Su fuerza y tenacidad le dieron una resistencia poco habitual y una operación que resultó exitosa, aunque un año más tarde derivó en una neumonía. Hoy no necesita la silla de ruedas para caminar y vive sin dosis de oxígeno, pero cumple religiosamente con lo que considera su responsabilidad médica: una rutina de chequeos médicos y varias clases de gimnasia por semana.
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