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LOS COMICIOS EN EE.UU. PUEDEN DEFINIR LA SUERTE DE CLINTON

Pocos fieles para la Inquisición

Los republicanos presentaron las elecciones legislativas de hoy como el castigo a la conducta sexual del presidente Clinton en el caso Lewinsky. Pero la participación electoral se calcula en apenas un 30 por ciento.

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Por Javier Valenzuela
Desde Washington

Página/12

de Madrid



t.gif (67 bytes)  Los políticos y los analistas de Estados Unidos dieron ayer lunes por cerrada la campaña electoral de este otoño con un fuerte sentimiento de perplejidad, sin atreverse a apostar un centavo sobre el mensaje que hoy martes emitirán las urnas. Jamás unas elecciones legislativas en mitad de un mandato presidencial han sido tan decisivas (de ellas depende el futuro de Bill Clinton) y jamás han despertado tan poco interés ciudadano: la participación puede alcanzar un récord histórico mínimo del 30 por ciento.

Quizás esta escasa voluntad de votar se explique por la buena situación vital y económica del país --el 85 por ciento de los norteamericanos están satisfechos con sus vidas, según la encuestadora Gallup-- y por el escepticismo respecto de la política. A tenor de los sondeos difundidos ayer, estos comicios, en los que se eligen 34 senadores, 435 escaños de la Cámara de Representantes y 36 gobernadores de Estado, pueden dar un montón de sorpresas.

Tras haber comenzado acomplejados por el triste papel de su correligionario Clinton en el caso Lewinsky, los demócratas han terminado la campaña en posición de fuerza. Los últimos anuncios televisivos de los republicanos sobre el "caso Lewinsky", en los que han intentando movilizar el voto religioso y conservador, parecen haberse vuelto una vez más en su contra. El sondeo USA Today--CNN--Gallup otorgaba a los demócratas el 49% de las intenciones de voto frente al 45 por ciento para los republicanos. El del Pew Research Center, publicado por The Washington Post, también daba ventaja a los demócratas --46 por ciento-- frente a los republicanos --44 por ciento--. Esas encuestas situaban en un 66 y 65 por ciento, respectivamente, el nivel de aprobación del trabajo de Clinton. No obstante, los expertos de las dos empresas advirtieron que no se atrevían a emitir el menor pronóstico a partir de esos datos.

La campaña ha dibujado un cuadro bastante preciso de las preocupaciones reales de EE.UU. El "caso Lewinsky" aburre ya al norteamericano medio, que desde el principio opina que los pecadillos del presidente no merecen tanto ruido. Ese norteamericano medio --las dos terceras partes del país, según los estudios sociológicos y electorales-- resulta ser conservador pero no tanto como piensa el extremismo de derecha hoy dominante en el Partido Republicano. Cree en Dios, asiste a los servicios religiosos, está a favor de la pena de muerte, piensa que la asistencia social no debe ser tarea gubernamental sino de las iglesias, es partidario de que el Estado no tenga el gran papel que le dio el New Deal, desea reducciones de impuestos y es contrario a los déficit en los presupuestos públicos. Pero ese norteamericano medio también es partidario de mejorar la educación pública, proteger el medio ambiente y salvar el sistema público de pensiones de jubilación y de asistencia médica a la tercera edad. Está contra las tabacaleras y, aunque es contrario al aborto, no cree que su penalización deba ser el gran objetivo nacional.

En una palabra, el norteamericano medio se sitúa más en ese centroderecha que tan bien ha cultivado Clinton y que ahora desea seducir George Bush, el hijo del ex presidente. A los republicanos George Bush y su hermano Jeb, que parecen tener asegurados los puestos de gobernador de Texas y Florida, les está funcionando la moderación. En cambio, su correligionario Dan Lungren puede pagar caro su militancia en el derechismo virulento que la "revolución conservadora" de Newt Gingrich ha impreso al partido del elefante desde las legislativas de 1994.

Lungren va a perder en beneficio del demócrata Gray Davis el gobierno de California. La pérdida de California será una tragedia para los republicanos, y no sólo porque es el Estado más poblado del país, uno de los más ricos y decisivo en cualquier elección presidencial. También porque allí comenzó su carrera hacia la Casa Blanca Ronald Reagan, la leyenda viva del conservadurismo político norteamericano.

Todo dependerá hoy de la participación, y ésta puede ser mínima. Los demócratas se volcaban ayer a empujar a las urnas a las mujeres y los negros, dos de sus puntos fuertes electorales. Sus estrategas informaban que muchas pugnas van a ser resueltas por una diferencia de apenas unos cientos de votos. Como la mayoría de los especialistas, Frank Newport, de Gallup, piensa que la baja participación beneficia en principio a los republicanos, que tienen asegurada la movilización de la minoría indignada con el comportamiento del presidente. "Este país nunca ha celebrado unas elecciones de cuyo resultado dependa el impeachment (destitución) del presidente", declaró Curtis Gans, director del Comité para el Estudio del Electorado Americano. Esto es lo curioso del caso. Aunque mucha gente está harta del tema, hoy está convocada a participar en un indirecto referéndum sobre el "caso Lewinsky". Si los republicanos amplían su actual mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes considerarán que las urnas, el único sondeo válido en democracia, han aprobado el inicio del proceso de destitución contra Clinton.


HABLA EL EX PRESIDENCIABLE DEMOCRATA DUKAKIS

"Sin Lewinsky ganaríamos"

 

Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York

Página/12

en Estados Unidos

t.gif (862 bytes) La apretada agenda de Michael Dukakis, el ex gobernador demócrata de Massachusetts que compitió y perdió contra el republicano George Bush en las elecciones presidenciales de 1988, no le impidió dialogar con Página/12, a pesar de haber advertido en un par de comunicaciones previas que "octubre es un mes terrible" por la campaña previa a la elección de "mid term". Pero finalmente apareció en el teléfono saludando en perfecto castellano. "Hace muchos años fui un verano a Perú, como estudiante", explicó. Cuando se le señaló que hablaba casi sin acento, respondió divertido: "Con acento griego". El ex candidato presidencial opinó que en la elección de hoy no habrá sorpresas notables ni ganancias extraordinarias para ninguno de los dos partidos. ¿Un referéndum para Bill Clinton? Dukakis consideró que no, pero admitió que sin el escándalo Lewinsky, el presidente podría haber hecho campaña con los demócratas, que hubieran recuperado la mayoría en la Cámara de Representantes. ¿Una moraleja para la clase política? "Quedarse con los pantalones puestos", sugirió.

--¿Qué predicciones tiene para este martes?

--Creo que habrá de todo en la bolsa. Pienso que ninguno de los dos partidos va a lograr ganancias extraordinarias. Muchas de estas contiendas políticas van a dirimirse por márgenes muy estrechos. Tampoco me parece que vayan a ocurrir todas las victorias que los republicanos se atribuían hace unas semanas, si bien van a conquistar algunas bancas.

 

--¿Cree que para los votantes de su partido pueden estar algo desmoralizados por el escándalo de Bill Clinton y como consecuencia baje la participación electoral?

--Yo no lo pondría en términos de desmoralización. En este país, la gente que tiende a votar es gente con plata y bien educada. Esta gente suele ser republicana. Los demócratas que, en cambio, suelen ser trabajadores, de menores recursos, se presentan menos a votar. De todas forma, yo no compro esa teoría de que los problemas del presidente han deprimido las bases demócratas y que habrá menos asistencia. Debido a la descentralización de nuestro sistema político, muchas de estas contiendas se centran en los candidatos, en lo que hacen y dicen, y no dependen de lo que pasa en Washington.

 

--¿Considera que esta elección es un referéndum para Clinton?

--No. Creo que la gente está harta del escándalo y quiere que se cambie de tema. Lo que me parece desafortunado --y ahora le hablo como miembro del Partido Demócrata--, es que si el presidente no se hubiese metido en este horrible lío, los demócratas hubiesen tenido una oportunidad fantástica de recapturar la Cámara de Representantes. En otra situación, el presidente hubiese podido decir "denme un Congreso que me acompañe en mis iniciativas en educación, acerca de la infancia, la salud, etcétera". No es entonces que la elección sea un referéndum del presidente, pero él no ha podido ser tan eficiente en esta lucha política como podría haber sido.

--¿No cree que para el Partido Demócrata quizá hubiese sido mejor que Clinton renunciara?

--No. Mire, si Ronald Reagan no renunció por lo de Irán-Contras, que fue mucho peor porque implicó mentiras, engaños, y violar la ley no sólo en Irán sino también en Nicaragua ...

--¿Cuál es la lección que la clase política puede extraer de este escándalo?

--"Quédese con los pantalones puestos" (risas). Quiero decir que si uno es el presidente de Estados Unidos, cada cosa que haga será sujeta a escrutinio, a veces hasta en un grado absurdo. Como yo les digo a mis alumnos "si ustedes van a entrar en el servicio público, mejor que tengan una vida sexual convencional porque si no esto se va a volver en contra de ustedes".


El eterno retorno de los inspectores y de Saddam

Estados Unidos y Gran Bretaña amenazaron con el uso de la fuerza si Irak no deja inspeccionar sus armas atómicas y químicas.

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Por Pablo Rodríguez

t.gif (862 bytes) "Ninguna opción está descartada hasta que los inspectores vuelvan", dijo ayer el presidente norteamericano Bill Clinton. Se refería a la reiterada amenaza del uso unilateral de la fuerza frente a la enésima negativa de Irak a cooperar con la Comisión Especial de Desarme de la ONU (Unscom). Las palabras de Clinton contemplan las mismas advertencias que lanzó la Casa Blanca en noviembre del año pasado y en febrero de éste. Pero el premier británico Tony Blair ya anunció que su país también atacará si es necesario. Ahora vendrán las enésimas negociaciones dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, donde Francia, China y Rusia se opondrán a la "opción militar".

"Todo el mundo está cansado de lidiar con Saddam Hussein", dijo el secretario de Defensa norteamericano, William Cohen, quien tuvo que volver de un viaje por Asia luego de que Bagdad decidiera, como lo hizo tres veces este año y otras tantas más el año pasado, suspender su cooperación con la Unscom. Irak consideró que el organismo dependiente de la ONU, bajo la apariencia de vigilar la destrucción de armas químicas y bacteriológicas desde la Guerra del Golfo en 1991, está en realidad haciendo espionaje para los norteamericanos. Las acusaciones no alcanzaron a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que sigue realizando inspecciones a nivel de armas atómicas. Sus funcionarios han expresado que Irak no tiene posibilidad de fabricar este tipo de armamento.

Dentro de la misma historia, el gobierno iraquí sumó un nuevo argumento a su teoría conspirativa. El canciller Mohamed Said al-Sahaf denunció ayer ante el Parlamento que la Unscom introdujo a miembros del Mossad (servicios secretos israelíes) en sus equipos de inspección. "Se trata del coronel Rony Hakham Jadury, del comandante Nisim Chimani, de Gedeon Shimoni y del coronel Friedman Yacov Ricon", dijo al Sahaf. Un ex inspector de la Unscom, Scott Ritter, reveló en septiembre que Israel había contribuido con la tarea de supervisión y el mismo jefe de la Comisión Especial, Richard Butler, reconoció haber recibido ayuda del Estado hebreo, pero descartó que su colaboración implique algún tipo de espionaje por parte del gobierno israelí.

Irak permitió ayer que dos técnicos de la Unscom realizaran tareas de mantenimiento en las cámaras de video que supervisan los lugares en los que supuestamente se podrían fabricar armas de destrucción masiva. Pero hasta que la colaboración con la Unscom no sea total, Estados Unidos mantendrá sus "opciones" como forma de amenazas. Y "todas las opciones significa todas las opciones", según dijo el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin, fastidiado por las demandas de precisiones que hacían los periodistas.


MALASIA EN LA CRISIS ASIATICA

Más zarpazos de un tigre

 

t.gif (862 bytes) Mientras las Bolsas asiáticas demostraban ayer una modesta alza, en la capital malasia de Kuala Lumpur la crisis asiática se cobró una de sus primeras y más espectaculares víctimas políticas. Comenzó el juicio al ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim, considerado responsable de la modernización que llevó al "milagro económico" puesto en cuestión cuando estalló la crisis del sudeste asiático en julio de 1997.

La caída de las tasas de interés y la credulidad ante las promesas del G-7 --el grupo de los siete países más industrializados-- de poner medios financieros a disposición de la región auxiliaron a la recuperación de las Bolsas. En Malasia, un país que quiso cerrar su economía como modo exploratorio de salvación ante la crisis, comenzó ayer en un tribunal sitiado por la policía antidisturbios el juicio "por sodomía y corrupción" a quien durante cinco años fuera impulsor de las reformas económicas y brazo derecho del actual premier Mahathir Mohamad.

Después de dos meses de detención, Anwar acusó a la policía de malos tratos. Los jueces impidieron el acceso de observadores internacionales a la sala del juzgado, y ya hicieron comentarios adversos sobre Anwar que parecen anticipar el resultado del juicio. Todos los analistas coinciden en que Malasia puede ser la próxima Indonesia, porque aquí la crisis económica se transformó inmediatamente en crisis política y social, y el juicio a Anwar sería una manera de justificar el fracaso del gobierno para enfrentar sus dificultades. Estados Unidos, la Unión Europea y el FMI advirtieron sobre la falta de garantías procesales en el juicio de Anwar. La situación boicoteará la próxima cumbre del sudeste asiático que empieza en dos semanas en Kuala Lumpur.

 

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