PESADILLA
"Pinochet oía el sonido de un helicóptero que sobrevolaba el tejado. Aunque la
morfina le había relajado el cuerpo, el terror le llegaba hasta el fondo del alma.
Pensaba que de un momento a otro el hospital comenzaría a ser bombardeado y después la
gente lo asaltaría y él tendría que huir desnudo arrastrando los vendajes sin poder
evitar que lo arrojaran por una ventana. La enfermera le dijo que ese helicóptero sólo
estaba allí para protegerle; ande, excelencia, vuélvase de espaldas que voy a pincharle.
Señorita, tiene usted órdenes de asesinarme, ¿no es cierto? No general, sólo es una
inyección para que usted duerma tranquilamente. No tema, que no le voy a hacer daño. Un
militar como usted tendría que ser más valiente, no vaya a llorar. Yo le he visto a
usted de uniforme hecho un gallo con polainas, como las que visten los militares que nunca
ganan una guerra sino contra su propio país. Ande, ande, mi general, bájese el pantalón
y muéstreme una de sus miserables posaderas. Pinochet le hizo jurar a la enfermera qu
jamás contaría a nadie que le había visto llorar sólo por una inyección después de
haber mandado asesinar a miles de personas."
(De la nota "Pesadilla", de Manuel Vicent, publicada el
domingo en El País de Madrid.)
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