El horror en Centroamérica
suma 20 mil muertos y desaparecidos
Las cifras de las víctimas que provocó el
huracán Mitch aumentan a cada hora. En Nicaragua, el presidente casi es linchado.
El paso
del Mitch dejó a Centroamérica sumergida bajo el barro, el agua, y un caos de muertes y
números que, hasta el momento, son tan disímiles como imposibles de determinar. Los
cadáveres rescatados en la región sumaban hasta ayer, oficialmente, alrededor de 1900.
Pero otras cifras, también oficiales, contradicen esa información y elevan el número a
más de 7 mil muertos y a 13 mil desaparecidos. También el presidente nicaragüense,
Arnoldo Alemán, un acérrimo anticastrista, quedó envuelto bajo el caos barroso cuando
se dio el lujo de rechazar el viaje de un equipo de médicos cubanos. ¿Acaso
quieren que vengan a comer nuestra comida?, preguntó Alemán a sus compatriotas,
que le respondieron corriéndolo con acusaciones, palos y arrojándole bolsas de agua
sucia.
Basta pensar en la información vertida por el ministro hondureño de Obras Públicas,
Tomás Lozano, para tener idea del tembladeral en que se ha convertido Centroamérica:
hasta ayer, oficialmente, Honduras había reconocido 362 cadáveres, pero Lozano, que
también es coordinador de la Comisión Nacional de Emergencias dijo públicamente que
tenemos más de 5 mil muertos y hay 11 mil y pico de desaparecidos. A la
desolación por la catástrofe, en la arrasada capital Tegucigalpa se agregó un motín
carcelario reprimido con violencia: tres convictos muertos y 15 heridos que no se sumarán
a las estadísticas oficiales.
En Nicaragua, el vicepresidente Enrique Bolaños precisó cifras oficiales: Ya
llevamos contados, vistos y tocados 1338 muertos. ¿Cuántos sobrevivientes hay entre los
1903 desaparecidos? No lo sabemos. El funcionario consideró que la región más
castigada, la del volcán Casitas, en Posoltega, tiene una población de 4500 personas
según los últimos censos, y no 1500 como se había calculado inmediatamente después del
alud que tapó cuatro poblados. La cifra triplica la incertidumbre. Ayer, la alcaldesa de
Posoltega, Felicita Zeledón, agregó más sombras al conteo al anunciar que fueron
rescatados 1100 cadáveres, sólo en la zona del volcán.
También bajo el barro quedó el presidente nicaragüense, Arnoldo Alemán, que pasó el
peor momento ayer durante una visita a Ciudad Darío, en Matagalpa, 89 kilómetros al
norte de Managua. Los vecinos, enardecidos, rodearon el edificio municipal donde se
encontraba Alemán y comenzaron a abuchearlo, acusándolo de haberse despreocupado de la
intensidad del huracán, cuando los informes meteorológicos anunciaban con una semana de
anticipación el desastre que se avecinaba. La custodia cubrió su retirada bajo una
lluvia de palos y bolsas de agua sucia. Para colmo, el mandatario no tuvo una mejor idea
que rechazar el ofrecimiento cubano de enviar un equipo de 14 médicos que intentarían
evitar el desarrollo de epidemias. ¿Quieren acaso que los cubanos vengan a comer
nuestra comida?, preguntó Alemán y no se quedó a esperar la respuesta. Los
opositores sandinistas reclamaron su destitución y, además, pidieron la condonación de
la deuda externa.
En El Salvador, con menor intensidad, pero igualmente demoledor, Mitch dejó un saldo de
225 muertos, 135 desaparecidos y 48.794 damnificados. Por su parte, Alvaro Arzú, el
presidente guatemalteco, reconoció 157 muertos y 51 mil damnificados.
Desde el lunes, la ayuda internacional comenzó a hacer sentir su contundencia en
Centroamérica. Víveres, equipos de rescate, medicamentos y millones de dólares desde
Estados Unidos, España, Inglaterra, Suiza, Alemania, México, Portugal, Italia, el
Parlamento Europeo y Taiwán, entre otros, se sumaron a los rezos del papa Juan Pablo II
desde el Vaticano, además de los médicos cubanos que, en Honduras, fueron recibidos con
los brazos abiertos. La situación es tan grave que los embajadores de Honduras,
Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Costa Rica ante la ONU lanzaron un dramático pedido
de ayuda.
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