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Las terminales ven venir un verano sin ventas ni acuerdo regional

Brasil no sólo inquieta porque bajó la
demanda de autos. Tampoco cerraría el  acuerdo sectorial. Más reducción de planteles.

Las plantas locales siguen reduciendo personal ante la crisis.
Las ventas a Brasil ya no compensan la baja del mercado interno.

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Por Raúl Dellatorre

t.gif (67 bytes) Las terminales automotrices están sometidas a fuego cruzado y siguen echando mano a la reducción de planteles para ajustar costos en la emergencia. La demanda brasileña dejó de actuar como compensador de la caída de las ventas locales y ahora el impacto de la retracción cae a pleno sobre los fabricantes. Ayer, Renault sumó un plan de retiros voluntarios para los empleados de mayor edad a las suspensiones aplicadas en los últimos días por la misma empresa, PSA Sevel, Ford, Fiat y Volkswagen. Pero la mayor preocupación de las empresas es el virtual estado de paralización en que ingresaron las negociaciones para la renovación del régimen sectorial para el Mercosur.
Directivos de la planta Santa Isabel (Córdoba) de Renault informaron ayer que impulsarán un plan de retiros voluntarios para el personal de más de 55 años. Juan Manuel Ladrizábal, gerente de Relaciones Institucionales, admitió que la intención es eliminar un turno de producción para ajustarse a la reducción de ventas y bajar el stock acumulado. Los que se acojan al retiro recibirán una gratificación (indemnización) de cinco sueldos, y el pagos de aportes jubilatorios y el seguro médico durante diez años, cobrando durante ese período el 50 por ciento de sus salarios. Los mayores de 59 años recibirán una remuneración equivalente al 70 por ciento del sueldo, hasta que alcancen la edad de jubilarse.
En tanto, la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Brasil informó que las caídas en las ventas internas y exportaciones en octubre alcanzaron a cerca del 50 por ciento con respecto del año pasado. En los primeros diez meses de 1998, las entregas a concesionarios cayeron en un 28 por ciento, lo cual se tradujo en la reducción de alrededor de 6400 puestos de trabajo en un año (5,4 por ciento). José Carlos Pinheiro Neto, titular de la entidad empresaria, advirtió que la industria “está preparándose para enfrentar un período difícil”, ante la perspectiva de una profundización de la recesión.
El mercado argentino no goza de mejor salud que el vecino. Después de dos años de crecimiento casi ininterrumpido, las ventas internas se estancaron en torno de las 40 mil unidades mensuales (entre automóviles y utilitarios livianos) a partir de marzo de este año y empezaron a descender bruscamente desde agosto. El fuerte descenso en las compras de Brasil en los últimos meses se acopló a la desaceleración interna, provocando un impacto en la industria sin contrapeso.
No es esa retracción coyuntural, sin embargo, lo que les quita el sueño a las terminales argentinas. El nuevo régimen automotor del Mercosur, que debería entrar en vigencia a partir del primer día del 2000, está paralizado ante la falta de acuerdo entre Argentina y Brasil. La fecha prevista para la firma es el 10 de diciembre, pero subsisten diferencias que difícilmente se zanjen antes de esa fecha, tales como:
* El arancel de importación que pagarán las terminales por los vehículos fabricados fuera de la región.
* El contenido de piezas nacionales que deberán incluir los vehículos para ser considerados de fabricación local.
* Los subsidios que aplican los gobiernos estaduales de Brasil a las plantas radicadas en sus respectivos territorios.
Los próximos meses son claves para la definición de las políticas de inversión de las casas matrices a partir del 2000. Sin un régimen definido, el proceso de inversiones se volcaría hacia el mercado más grande y que más promociona a su industria. En ese caso, Brasil volverá a actuar como aspiradora de capitales.

 

Pedido de informe

El diputado de la Alianza Darío Alessandro presentó ayer un pedido de informe al Poder Ejecutivo para que explique por qué mantuvo oculta una deuda de 1103 millones de dólares, que tuvo que cubrir el Banco Nación y luego fue avalada por el Tesoro. A su vez, como reveló ayer Página/12, para cerrar la cuentas con el FMI, el Ministerio de Economía no paga ni siquiera los intereses de esos créditos al Nación, con lo cual afecta la operatividad de la entidad oficial, ya que representa más del 10 por ciento de su cartera de créditos. “Cuál es la razón por la que el Tesoro Nacional concedió avales por 1103 millones de dólares a entes de empresas públicas privatizadas, a la provincia de La Rioja, al ente binacional de Yacyretá, a Fabricaciones Militares y a la Caja Nacional de Ahorro y Seguro residual, entre otros entes”, sostiene el pedido de informes. Luego solicita que explique detalladamente “cuál fue el rol que le cupo al Banco Nación en todo el proceso de la financiación de las empresas residuales y de los otros entes” en los últimos años. Y reclama que se diga “cuál es el resultado neto (entre el ingreso final de divisas al Tesoro nacional y el pago de deudas y compromisos asumidos por el Estado) en el caso de las privatizaciones de AFNE (Astilleros del Estado), Caja Nacional de Ahorro y Seguros y Encotesa”. Por estos días, el ministro Roque Fernández negocia en secreto con el titular del Nación, Roque Macarrone, un cronograma de pagos de los créditos que otorgó la entidad oficial.

 

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