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Por Raúl Dellatorre Las terminales automotrices están sometidas a fuego cruzado y siguen echando mano a la reducción de planteles para ajustar costos en la emergencia. La demanda brasileña dejó de actuar como compensador de la caída de las ventas locales y ahora el impacto de la retracción cae a pleno sobre los fabricantes. Ayer, Renault sumó un plan de retiros voluntarios para los empleados de mayor edad a las suspensiones aplicadas en los últimos días por la misma empresa, PSA Sevel, Ford, Fiat y Volkswagen. Pero la mayor preocupación de las empresas es el virtual estado de paralización en que ingresaron las negociaciones para la renovación del régimen sectorial para el Mercosur. Directivos de la planta Santa Isabel (Córdoba) de Renault informaron ayer que impulsarán un plan de retiros voluntarios para el personal de más de 55 años. Juan Manuel Ladrizábal, gerente de Relaciones Institucionales, admitió que la intención es eliminar un turno de producción para ajustarse a la reducción de ventas y bajar el stock acumulado. Los que se acojan al retiro recibirán una gratificación (indemnización) de cinco sueldos, y el pagos de aportes jubilatorios y el seguro médico durante diez años, cobrando durante ese período el 50 por ciento de sus salarios. Los mayores de 59 años recibirán una remuneración equivalente al 70 por ciento del sueldo, hasta que alcancen la edad de jubilarse. En tanto, la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Brasil informó que las caídas en las ventas internas y exportaciones en octubre alcanzaron a cerca del 50 por ciento con respecto del año pasado. En los primeros diez meses de 1998, las entregas a concesionarios cayeron en un 28 por ciento, lo cual se tradujo en la reducción de alrededor de 6400 puestos de trabajo en un año (5,4 por ciento). José Carlos Pinheiro Neto, titular de la entidad empresaria, advirtió que la industria está preparándose para enfrentar un período difícil, ante la perspectiva de una profundización de la recesión. El mercado argentino no goza de mejor salud que el vecino. Después de dos años de crecimiento casi ininterrumpido, las ventas internas se estancaron en torno de las 40 mil unidades mensuales (entre automóviles y utilitarios livianos) a partir de marzo de este año y empezaron a descender bruscamente desde agosto. El fuerte descenso en las compras de Brasil en los últimos meses se acopló a la desaceleración interna, provocando un impacto en la industria sin contrapeso. No es esa retracción coyuntural, sin embargo, lo que les quita el sueño a las terminales argentinas. El nuevo régimen automotor del Mercosur, que debería entrar en vigencia a partir del primer día del 2000, está paralizado ante la falta de acuerdo entre Argentina y Brasil. La fecha prevista para la firma es el 10 de diciembre, pero subsisten diferencias que difícilmente se zanjen antes de esa fecha, tales como: * El arancel de importación que pagarán las terminales por los vehículos fabricados fuera de la región. * El contenido de piezas nacionales que deberán incluir los vehículos para ser considerados de fabricación local. * Los subsidios que aplican los gobiernos estaduales de Brasil a las plantas radicadas en sus respectivos territorios. Los próximos meses son claves para la definición de las políticas de inversión de las casas matrices a partir del 2000. Sin un régimen definido, el proceso de inversiones se volcaría hacia el mercado más grande y que más promociona a su industria. En ese caso, Brasil volverá a actuar como aspiradora de capitales.
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