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UN HALLAZGO EN EE.UU. POSIBILITARA CREAR ARTIFICIALMENTE TEJIDO HUMANO
Organos a pedido del paciente

Un grupo de investigadores logró cultivar células humanas de embriones, cuando aún no están diferenciadas. Esto permitirá crear en un laboratorio tejidos para reparar órganos dañados.

Autodonante: Los tejidos se trasplantarán sin posibilidad de rechazo: serán sus propios órganos renacidos, con su propia información genética.

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Por Pedro Lipcovich

t.gif (67 bytes) Casi una piedra filosofal de la medicina, que convertirá en salud todo lo que toque. Así se presenta el hallazgo de un equipo de investigadores norteamericanos que consiguió cultivar, a lo largo de varios meses, células humanas indiferenciadas, capaces de convertirse en cualquier tejido: en hígado o riñón, para los que necesitan trasplante de esos órganos; en células del páncreas, para que los diabéticos se olviden de la insulina; en células nerviosas, para reparar el Mal de Parkinson. Combinado con técnicas usadas para la clonación, el descubrimiento permitirá reproducir un órgano dañado a partir de una célula cualquiera de la misma persona. Es como para soñar con la inmortalidad, y, efectivamente, la combinación de estas técnicas permite pensar, por primera vez seriamente, en un ser humano inmortal (ver recuadro).
Durante los primeros días de su desarrollo, las células del embrión son totipotentes: cualquiera de ellas puede convertirse en célula nerviosa, o muscular, o de la piel, etcétera. Pasada la primera semana, se van diferenciando y a las nueve semanas la mayor parte tiene fijo su destino: ya se definió de qué órgano –y sólo de ése– formará parte.
El grupo de investigadores de la Universidad de Wisconsin tomó células de embrión en esos primerísimos días y las cultivó con técnicas especiales: “Después de cuatro o cinco meses, esas líneas celulares todavía mantenían la potencialidad de desarrollarse como derivados de las tres capas embrionarias, incluyendo hueso, cartílago, piel, mucosas, músculos, ganglios y células nerviosas”, anunció el equipo dirigido por James Thomson, ayer, en la prestigiosa revista Science.
Conseguir que esas células permanezcan sin diferenciarse es el paso necesario para, después, lograr que se diferencien en el sentido deseado: que se transformen en células nerviosas o renales o pancreáticas. Estos ejemplos designan futuras probables aplicaciones: tejidos de hígado o riñón, para solucionar definitivamente la necesidad de órganos para trasplantes; tejidos de páncreas productores de insulina, para realmente curar a los diabéticos que hoy dependen de inyecciones cotidianas. La diabetes y también el Mal de Parkinson estarían entre los primeros males controlados, ya que “resultan de la muerte o disfunción de sólo uno o unos pocos tipos de células”, observan los investigadores.
Ellos anticipan la posibilidad de hacer bancos de estas líneas celulares, tomando en cuenta –como ya se hace con los órganos para trasplantes– la compatibilidad con los tejidos de eventuales receptores.
Pero hay más. Lino Barañao –profesor de la UBA e investigador del Conicet en trasplante de núcleos celulares– explicó a Página/12 que “combinado con técnicas de clonación, el método permitiría partir de células de la propia persona a fin de conseguir, para ella misma, tejidos u órganos nuevos”. Supongamos, Juan está enfermo: se tomará una célula de su cuerpo (todas las células contienen la información genética suficiente para reproducir el organismo entero); se le extirpará el núcleo, que contiene los genes, y se lo trasplantará a una de esas células indiferenciadas de origen embrionario. Se contará así con algo inédito, valiosísimo: una célula que, genéticamente, es de Juan, pero que no está diferenciada, como si fuera de su propio embrión.
La nueva célula de Juan podrá reproducirse indefinidamente y transformarse en cualquier tejido: si Juan padece una cirrosis, convendrá guiar esa línea celular hasta convertirla en tejido hepático; si Juan es diabético, habrá que producir a partir de esa célula tejido del páncreas. Los tejidos se trasplantarán sin posibilidad de rechazo: serán sus propios órganos renacidos, con su propia información genética.
“En pocos años se obtendrán tejidos como los de la piel, hígado o páncreas –afirmó Barañao–: para lograr órganos completos como el corazón habrá que esperar más, pero ya hay grupos de investigación que desarrollan estructuras complejas, que incluyen vasos sanguíneos.” Los embriones que utilizaron en Wisconsin procedían de tratamientos de parejas con problemas de infertilidad. Por eso, la financiación fue sólo con fondos privados, ya que en Estados Unidos no se puede usar fondos federales para este orden de investigaciones. Los activistas antiaborto no esperaron para protestar: “No hay distinción entre aborto e investigación con embriones”, dijo la Liga Americana por la Vida. Sin embargo, el descubrimiento permitirá estudiar mejor el desarrollo de las células embrionarias con miras a resolver problemas que hoy conducen a abortos espontáneos.

 

Buscando la inmortalidad
Por P.L.

“Inmortales. Consiguieron líneas celulares inmortales”: así de fuerte fue la caracterización de Andrés Carrasco –jefe del laboratorio de embriología molecular de la Facultad de Medicina e investigador del Conicet– para la investigación de Wisconsin. Esta inmortalidad consiste en que, con el método ahora puesto a punto, las células embrionarias “se pueden reproducir indefinidamente”.
Carrasco explicó que “habitualmente las células en cultivo se reproducen sólo cierta cantidad de veces, tienen una especie de reloj interno que hace que no se dividan más. Y lo mismo sucede en el organismo”.
Esas líneas inmortales “permitirán contar con cantidades ilimitadas de células para investigación y eventuales usos terapéuticos, y no hará falta volver a recurrir a embriones para obtenerlas”.
–Esto lleva a pensar en lograr la inmortalidad para las células del propio organismo: para el ser humano.
–Sí, ya es posible plantearlo, aunque en los bordes de la fantaciencia. En esas líneas celulares hay alta actividad de la enzima “telomerasa”, cuya disminución se vincula con el envejecimiento celular. En la medida en que se pueda conocer y dominar este mecanismo, es pensable la posibilidad de rejuvenecer los tejidos del organismo.

 


 

LOS RIESGOS DE LOS XENOTRASPLANTES
Cuidado con el animal

Por Malen Ruiz de Elvira

t.gif (862 bytes) El debate sobre la utilización de órganos y tejidos procedentes de animales para trasplantes en humanos va a experimentar un nuevo impulso con la publicación de tres nuevos trabajos sobre la posibilidad de contagio, a través de los órganos, de microorganismos que puedan resultar patógenos e incluso mortales para el trasplantado. Los expertos se inclinan por dar vía libre a suficientes ensayos clínicos como para poder obtener datos suficientes sobre las ventajas y los inconvenientes de los xenotrasplantes, considerados por muchos la solución a la escasez de órganos.
No hay respuestas claras y fáciles para los trasplantes de órganos procedentes de animales a las personas, señala el especialista británico Jonathan Stoye en la revista The Lancet, que publicó el resultado de tres trabajos sobre las posibilidades de contagio de retrovirus porcinos al hombre a través de los órganos trasplantados.
Estos retrovirus (microorganismos similares al virus del sida) son los que han provocado mayor preocupación entre los especialistas, tras comprobarse que son capaces de infectar células humanas. Ahora, científicos alemanes informan que estos virus se encuentran presentes en el cerdo en la aorta, el hígado, el pulmón y la piel, todos ellos tejidos susceptibles de ser utilizados en trasplantes. Sin embargo, otro trabajo, realizado en Estados Unidos y Suecia, ha buscado el virus en muestras de sangre de 10 enfermos suecos de diabetes que habían recibido trasplantes de células pancreáticas (productoras de insulina) de cerdos.
A pesar de que los trasplantes habían permanecido durante varios años y que los pacientes habían recibido drogas que disminuían sus defensas, no se encontraron signos de infección. Finalmente, científicos británicos y suecos han buscado la infección por estos retrovirus en dos pacientes renales que habían utilizado temporalmente riñones de cerdo para tratamiento de diálisis, sin encontrarla. Los científicos han establecido los pasos necesarios para que en un trasplante de un órgano o tejido procedente de un animal sea peor el remedio que la enfermedad.
A juzgar por el interés que suscita la cuestión entre científicos y empresas el futuro del xenotrasplante es prometedor. Para conseguir los cerdos adecuados, no se ha dudado en recurrir a utilizar las últimas técnicas de ingeniería genética y de clonación, a fin de evitar el rechazo y obtener órganos puros y uniformes. El objetivo todavía no se ha conseguido, pero los avances resultan rápidos.

 

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