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COMO EL AÑO PASADO, EN UN MERCADO DE JERUSALEN
Nuevo bombazo contra la paz

Un coche bomba estalló ayer en el mercado de Mahane Yehuda, donde el año pasado fueron muertas 21 personas. Esta vez sólo murieron los dos terroristas, pero la acción puso un nuevo freno al proceso de paz.

El cadáver de uno de los terroristas y, detrás, las llamas provocadas por la explosión.
Hamas se atribuyó el atentado a raíz del cual se detuvo el acuerdo de Wye Plantation.

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Por Ferrán Sales desde Jerusalén

t.gif (67 bytes) El grupo radical palestino Hamas logró ayer frenar en seco el proceso de paz. El movimiento integrista radical palestino hizo estallar un coche bomba en el centro de Jerusalén. La explosión provocó dos muertos y 27 heridos. El gobierno israelí reaccionó con dureza y suspendió por tiempo indeterminado la aprobación y la puesta en vigor de los acuerdos de Wye Plantation, suscriptos con los palestinos. La llamada urgente de Yasser Arafat a Estados Unidos, pidiendo su mediación, no ha podido impedir lo inevitable; los acuerdos de paz sufrirán un parate.
El popular mercado de Mahane Yehuda, en el corazón de Jerusalén, se vio ayer, poco antes de las diez de la mañana, sacudido por la explosión de un coche bomba. El estallido de un Fiat 127 rojo provocó una llamarada de cerca de treinta metros que calcinó los cuerpos de las únicas víctimas mortales del ataque: los dos terroristas. Una veintena de viandantes resultó herida. “Ha sido un milagro del cielo” comentaba uno de los comerciantes de la zona, a la puerta de su tienda, a escasos metros del lugar de la explosión. El hombre pensaba sin duda el modo en que se habían producido los hechos y en el que una bomba similar, en el mismo lugar, provocó en julio del año pasado 21 muertos y más de medio centenar de heridos.
El atentado, provocado por la explosión de dos maletas llenas de explosivos de fabricación casera, fue reivindicado por el movimiento integrista palestino Hamas y por su organización militar, las Brigadas de Ezzedine al Kasam, en sendas llamadas telefónicas a una comisaría de la policía israelí en Jerusalén. La bomba provocó la cólera en el gobierno de Benjamin Netanyahu, que llevaba una hora reunido para discutir y aprobar los acuerdos de Wye Plantation, firmados el pasado 23 de octubre en Washington. La reacción del Ejecutivo fue drástica: se suspendió indefinidamente la sesión de trabajo y se decidió dar un castigo ejemplar a los palestinos, anunciando la construcción del asentamiento gigantesco de Har Homa, en el sur de Jerusalén, donde desde hace más de dos años los colonos sueñan levantar más de 6500 viviendas.
“Condenamos la acción terrorista, sea quien fuera el instigador, pero pedimos al mismo tiempo la intervención inmediata de la Administración de Estados Unidos, para aplicar los acuerdos de Wye Plantation”, exigiría Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente Yasser Arafat, desde la sede del gobierno palestino en la ciudad cisjordana de Ramala. Más tarde en la jornada, Yasser Arafat apareció en la televisión israelí condenando enérgicamente el atentado y comprometiéndose “a combatir el terrorismo en un 100 por ciento”.
La respuesta de la Casa Blanca a la solicitud de ayuda de la Autoridad Palestina no se hizo esperar: Bill Clinton hizo llegar inmediatamente un mensaje de condolencia a Netanyahu, al tiempo que le recordaba la obligación de cumplir sus compromisos adquiridos en Wye Plantation. “Es la mejor vía para la seguridad de los israelíes y la mejor forma para lograr las aspiraciones de los palestinos y, al fin y al cabo, la única respuesta al acto criminal de terrorismo de hoy”, afirmó el presidente en el transcurso de una ceremonia en la Casa Blanca.
El gobierno israelí redactó finalmente una nota desdiciéndose del “castigo” y desmintiendo la puesta en marcha de Har Homa. La nota, sin embargo, mantiene la decisión de bloquear indefinidamente la aplicación de Wye. Posteriormente, el Departamento de Estado anunció que habrá una “breve pausa” en el proceso de paz israelí-palestino. Desde luego, la pregunta a contestar ahora es cuán breve resultará esta nueva pausa, en un proceso de paz que ya lleva un atraso de años.

 


 

EE.UU. PODRIA ATACAR A IRAK LA SEMANA PROXIMA
A la misma hora, en el mismo lugar

t.gif (862 bytes) Estados Unidos respondería al último desafío iraquí con un ataque militar la semana que viene, según fuentes del servicio diplomático estadounidense. La información fue confiada a la cadena informativa NBC, y agregó que Washington atacaría en caso de que Irak siga negando la entrada a los inspectores de la ONU que supervisan el desarme de ese país. Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU ya ratificó el miércoles su condena a la expulsión iraquí de los inspectores, y los aliados de Estados Unidos en Medio Oriente han asegurado que proveerían el apoyo logístico para un ataque. Todo esto no ha intimidado aún a Irak, que afirma que las amenazas occidentales “no debilitarán la voluntad de nuestro pueblo” para resistir.
Esta vez hay más indicios de que les hará falta. El gobierno de Bill Clinton, fortalecido por su triunfo en las elecciones legislativas del martes, dejó trascender ayer a la cadena NBC que la acción militar sería montada la semana que viene con fuerzas ya presentes en el golfo Pérsico. Estados Unidos ya cuenta, según el New York Times, con la promesa de apoyo logístico de los Emiratos Arabes Unidos, Turquía, Kuwait, y Arabia Saudita. Asimismo, Clinton ya logró que el Consejo de Seguridad de la ONU emita una condena a la acción iraquí, condena que él interpretaría como un respaldo a una respuesta militar. Esta respuesta sería dada con los misiles Tomahawk que ya están desplegados en el golfo, lo que juega a favor de EE.UU. dado que este ataque sería considerablemente más barato, no requiere un despliegue adicional de fuerzas en el área, y puede prescindir del firme consenso entre aliados que requiere un ataque aéreo convencional.
La operación punitiva sería en respuesta a la continuada negativa de Irak de permitir que los inspectores de la ONU continúen con su labor de desarme. Calificados por Irak como “espías de los servicios sionistas”, estos inspectores tienen como prioridad asegurarse de eliminar la capacidad de Irak para producir armas biológicas “de exterminio masivo”.
Irak, sin embargo, no está dispuesto a negociar hasta que terminen las sanciones en su contra. “No revocaremos nuestra decisión hasta que haya una respuesta a la demanda para levantar el injusto embargo”, afirmó Abdul-Ghani Abdul-Ghafur, el líder regional del partido gobernante. El gobierno ya anunció que movilizó a un millón de voluntarios.

 

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