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AYER, EN EL NUEVO GASOMETRO, BOCA ENTREVIO EL PARAISO
Padre, Hijo y Espíritu Bostero

Un partido apasionante que se resolvió a partir de la expulsión de Borrelli y la decisión de Boca de pensar y jugar como campeón.


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Con esta tijera de Palermo, Boca comenzó a cortar la cinta del campeonato.
El goleador jugó un gran partido, producto de un momento de notable autoconfianza.

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Riquelme acosado por Gorosito. Dos pensantes.


Por Juan Sasturain

t.gif (67 bytes) Eran las siete y media de la tarde de ayer cuando el padre Bostelli entró en la sacristía. Venía, como siempre los domingos, de la cancha: transpirado, un poco disfónico y, como casi siempre últimamente, feliz. Se sacó la camiseta azul y oro, se dio una ducha rápida y tuvo apenas unos minutos de concentración antes de mandarse al frente --sotana, casulla y estola-- para la misa vespertina. Ayer ni siquiera había tenido tiempo para preparar el sermón. El pasaje del Evangelio correspondiente era rico en significaciones pero cuando llegó el momento de la predicación no pudo evitar decir lo que dijo. Y éstas fueron las palabras que escuchó ayer su asombrada feligresía:

"En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. Mis queridos hermanos, nunca mejor que hoy estas palabras de bienvenida. Porque estamos aquí reunidos para comentar, en este domingo tan especial, no el Evangelio, fuente habitual de nuestras reflexiones, sino un hecho puntual y trascendente para la comunidad toda: lo sucedido ayer en el Nuevo Gasómetro del Bajo Flores; es decir, el partido que disputaron los locales y el representativo de Boca Juniors. Y nos va a interesar no tanto el resultado, que es conocido por todos, sino qué tipo de enseñanza, qué moraleja podemos sacar de esta emotiva confrontación deportiva.

"Es sabido que hoy, simbólicamente, estuvieron presentes en el templo futbolero para la ceremonia sagrada con dos arcos, las Tres Personas: el Padre, el Hijo y --como siempre que juega San Lorenzo-- el Espíritu Santo. El Padre, en su casa, esperaba imponer con sabia autoridad los dictados de la Historia; el Hijo, humilde en la actitud pero firme en sus convicciones, llegaba para ratificar que ya estaba grande para irse solo al Título. Y el Padre y el Hijo cumplieron sus papeles con convicción, hermanos míos, y el Espíritu Santo también... Aunque lo que campeó en la tarde del Bajo Flores, y con perdón de este santo recinto, fue el bien y mal llamado Espíritu Bostero.

"¿Y por qué, me dirán ustedes, el Espíritu Santo defeccionó? Yo se los diré, hermanos: por el pecado, cayó en el pecado de la ira."

--¡Borrelli, la con...! --se elevó una voz cargada de reproches desde el fondo del templo.

"Se dice el pecado y no el pecador, hermano... Si la soberbia fue causal de la Expulsión de nuestros padres del Paraíso; la ira fue el pecado que motivó la expulsión de nuestro hermano cuervo de la Cancha. Y a partir de ese momento, el Espíritu Santo abandonó al Padre. Claro, me diréis: ¿pero eso bastaba para merecer la derrota? No, mis hermanos, fue necesario que el Hijo a su vez se iluminara, se abriera al Espíritu Bostero para merecer la Victoria. Es ese momento --en la vida o en el partido, hermanos míos-- en que hay que abrirse humildemente a la Gracia, y el Hijo..."

--¡Vamos Bianchi todav... --gritó un feligrés fervoroso.

--"Se dice la Virtud, no el santo, hermano... El Hijo, decíamos, supo escuchar con humildad la Voz que le hablaba de lo Alto (de la tribuna) y en el momento de hacer el cambio del empeñoso Chicho, un rayo de luz --yo lo vi, mis hermano, yo lo vi-- que se filtraba entre las nubes grises de la especulación, iluminó la sabia calva del Sabio Profeta y cuando todos esperaban alguna rutinaria presencia más para el poblado mediocampo, el Hijo, escuchando el Espíritu Bostero, eligió la Fe. Y la Fe, si puede mover montañas, bien puede desviar un remate de Cagna...

"En fin, hermanos míos, una última palabra: El que no salta... No, perdón, quiero decir: feliz domingo para todos... No, bah: Dios sabe lo que hace."

Y el padre Bostelli, ante el estupor de sus feligreses y algunos aplausos fervorosos tan desubicados como él, dio por terminado el sermón más sincero de su vida.

Canto a la emoción

* Un partidazo. Interesante por el ajedrez táctico y algunas llegadas de San Lorenzo en el primer tiempo. Vibrante, emotivo, espectacular por las wmúltiples llegadas en el segundo tiempo.

* Boca, afirmado en la excelente actuación de Córdova y en una línea de fondo sólida, mostró variantes para llegar a posiciones de gol y redondeó su mejor actuación en el torneo.

* La expulsión de Borrelli fue decisiva. Boca aprovechó muy bien los espacios libres y asumió una actitud francamente ganadora, frente a un rival que mantuvo la dignidad para ir al frente, pero se regaló atrás.

* El cambio de Guillermo por Serna es otro dato en favor de la mentalidad ofensiva de los boquenses.

* Cagna, con el mismo puntaje que Córdova y Palermo, fue la figura.

 

UN MENSAJE PARA IR AL FRENTE
Bianchi entró en el cambio

Por Juan Jose Panno

t.gif (862 bytes) Cambio en Boca: sale Serna y entra Adrián Guillermo. Ocurrió a los 25 minutos del segundo tiempo, cuando el partido estaba 1 a 1. Fue mucho más que una anécdota o un dato estadístico.

Cambio en Boca y cambio en Bianchi. En los últimos partidos, cada vez que Serna llegaba al límite de sus posibilidades físicas y se tenía que ir de la cancha, el entrenador recurría a Traverso, aunque Boca estuviera dos goles arriba en su propia cancha (contra Estudiantes, sin ir más lejos en el tiempo). Cauteloso hasta el límite de la mezquindad, la semana anterior al pibe Guillermo recién lo puso faltando dos minutos. Ayer, Bianchi tuvo la posibilidad de asegurar el puntito que no era mal negocio teniendo en cuenta el empate de Gimnasia con Estudiantes y, sin embargo, se la jugó. Se argumentará que San Lorenzo estaba con 10 por la expulsión de Borrelli; que los ataque del rival no tenían contundencia y que, por entonces, se veía claro que si Boca iba al frente tenía posibilidades de liquidar el partido. Desde ese lugar no resultaba una prueba de extrema audacia el reemplazo de un volante de contención por un delantero de punta. Pero lo cierto es que Bianchi arriesgó, confió más en su olfato futbolero que en el de entrenador aferrado a las pólizas de seguro matemáticas. Le salió redondo. El gol de Cagna, el 2 a 1, llegó apenas un minuto después de la entrada del pibe Guillermo. Si el cambio se hubiera producido con el partido 2 a 1 el mensaje podría haber llegado distorsionado. Fue con el 1 a 1 y todos entendieron que lo que estaba haciendo el DT era sumarse al coro de hinchas que cantaba aquello de "es la hora, es la hora de ganar". Por eso mismo, con el 2 a 1 en el bolsillo Boca siguió atacando, metió el tercero , tuvo varias oportunidades más y terminó redondeando la que podría considerarse su mejor producción en el campeonato.

Antes del partido Bianchi se había puesto paraguas, piloto y galochas (el hombre es medio antiguo) en sus declaraciones. Que San Lorenzo es difícil, que tenemos que cuidarnos, que nos pueden ganar. Parecía asustado. Pero en realidad apuntaba a que no hubiera distracciones, a que ningún jugador se confiara demasiado. Con la chapa puesta, agrandado se acordó de los que decían que Boca no le había ganado a nadie y de los que critican a su equipo por atacar sólo de contra. "Demostramos --dijo-- que Boca va a buscar los partidos." Es cierto que ayer, como en el arranque del Apertura (como no ocurrió en el Monumental) Boca tuvo una actitud ganadora. Más clara en el segundo tiempo, pero visible en el primero cuando Ibarra se iba por el lateral, con más permiso que otras veces para tratar de devolverle golpe por golpe a un rival que en algunos momentos del encuentro lo superó. Bianchi también reconoció, sin nombrarlo, el trabajo del preparador físico Julio Santella, y destacó el estado físico de sus jugadores. No le falta razón. La superioridad boquense en ese plano, le sirve para intentar variantes ofensivas como la que produjo ayer. Que Boca es el candidato de fierro se sabe desde hace mucho. Pero hacía rato que no jugaba como un verdadero campeón, tal como lo hizo ayer. Y también hacía mucho que Bianchi no daba claras señales de llevar la bandera de la actitud ganadora, digna del DT del campeón.

En la sombra de la villa
Un herido de bala

F.M.

t.gif (862 bytes) Cuando los hinchas de San Lorenzo se retiraban del estadio de alguno de los estrechos pasillos de la villa 11-14, lindera con la entrada principal del "Nuevo Gasómetro", un hombre armado disparó sobre los simpatizantes azulgranas e hirió a un hincha --supuesto integrante de la barrabrava-- en el abdomen. La víctima fue trasladada de urgencia al hospital Piñeyro, donde quedó internada, fuera de peligro. El atacante fue detenido por integrantes de la comisaría 36ª a cargo del operativo de seguridad que terminó con un saldo de 80 detenidos por infracciones a la Ley del Deporte.

Al final del partido, cuando la hinchada local emprendía la vuelta, un hombre escudado en los pasillos de las casas de la villa disparó un arma de fuego sobre un hincha de San Lorenzo. El hombre fue trasladado en un Rastrojero por un grupo de supuestos barrabravas de San Lorenzo hasta el hospital más próximo, el Piñeyro. La bala que entró por la espalda terminó alojada en el abdomen de la víctima. Los disparos produjeron corridas y las corridas terminaron enfrentando a los simpatizantes con la policía.

En medio del tumulto la policía comenzó a armar su dispositivo anti disturbios. Unos cincuenta miembros de la infantería cruzaron al trote, por la calle, a lo largo del estadio para formar una barrera de choque contra los hinchas que intentaban escapar de las corridas. Atrás, llegaron los perros, los camiones hidrantes, los celulares, y dos helicópteros que volaban a 20 metros de altura sobre la muchedumbre. "Fue un hecho aislado, porque un integrante de la villa agredió a mansalva a los hinchas que estaban saliendo del estadio", comentó el comisario inspector Rodolfo Segovia, quien calificó de eficaz el operativo que terminó con la detención de una pareja, identificada por los testigos como el agresor y su novia.

"La bala está alojada en el abdomen, por lo que puede haber vísceras lesionadas, por eso será necesaria la intervención quirúrgica. De todos modos el estado general del paciente es bueno", dijeron fuentes del hospital donde fue atendida la víctima. Mientras tanto, en la comisaría confirmaron la detención de otras 80 personas acusadas de transgredir la ley del Deporte.


Basualdo, el vocero del DT

Por Facundo Martínez

t.gif (862 bytes) El triunfo de Boca sobre San Lorenzo destrabó la puerta que separaba la ilusión de los hinchas xeneizes del realismo exagerado de los jugadores. Al fin, esa palabra que se venía palpitando fecha a fecha --pero que por expreso pedido de Carlos Bianchi-- nadie en Boca la podía pronunciar se dijo: Campeones. El autor fue José Basualdo, la vaticinó con rodeos, con prudencia, pero también con certeza y afán. "Tenemos un gran porcentaje a favor de salir campeones, pero igual tenemos que respetar a los demás rivales", dijo el ex jugador de Vélez, uno de los voceros aprobados por el técnico cuando se trata de decir algo que no se puede o no se debe decir.

Bianchi, por su parte, esquivó el asunto --se sabe que hay cosas que un técnico cauteloso no puede decir por profesionalismo, quizás--. "El discurso es el mismo de siempre: no podemos sentirnos campeones porque todavía falta mucho", dijo otra vez apaciguando los ánimos. Pero ahí está la cuestión, en el discurso, en la doble dirección que tienen esas palabras.

Por un lado se suelta la prohibición y por el otro se dan libertades. Por ejemplo: cuando el técnico dijo: "no hay que generar polémicas", Basualdo tuvo el campo libre para hacerlo, y cuando ninguno puede decir la palabra: Campeones, Basualdo la dice entre dientes.

Que sea Basualdo y no otro jugador, es seguro por una cuestión de confianza. Ahí es donde pesa esa experiencia que el técnico tanto protege. Son dos sentidos para una misma dirección --Basualdo y Bianchi--, como dos caras de una misma moneda que juega con la ilusión y la realidad. Que quita, por sensatez, y da por gozo.


OPINION

Por Diego Bonadeo

T.GIF (862 bytes) A falta de cuestiones menores, que muchas veces se convierten impúdicamente en "mayores", la atención futbolística pareció ir normalizando su interés hacia la competencia, hacia maneras de jugar, hacia las definiciones, que en casi todos los noviembres se convierten en inminentes.

Salvo el empate judicial César Menotti-Víctor Hugo Morales, el resto de los chisporroteos periféricos al fútbol quedaron a un costado. Especialmente las disparatadas elucubraciones de la semana anterior alrededor de las suspicacias que envolvieron los partidos en los que participaban aspirantes al título. Esto es Gimnasia de La Plata-River, Boca-Estudiantes, Gimnasia de Jujuy-San Lorenzo y Racing-Argentinos Juniors.

Ya Carlos Bianchi había dejado de lado sus lamentos por los equipos de emergencia que se le oponían a Gimnasia, Griguol los suyos por la cantidad de lesionados, Racing mantenía su desazón por los penales malogrados por la Mercosur y por los goles que" fueron pero no fueron" y San Lorenzo seguía apostando a dos puntas con todo lo mejor que puede poner tanto en el Apertura como en la flamante y millonaria alternativa sudamericana.

Boca visitó a un San Lorenzo ya prácticamente sin posibilidades, pero con la autoestima y el coraje --que debieran ser moneda corriente, pero que para criterios livianos y superfluos supone una "apuesta fuerte"-- de arriesgar cansancios y lesiones para lo que le queda por jugar de la Mercosur, ya en su etapa de definiciones. Y Boca sin demasiadas novedades. En verdad prácticamente con ninguna. Con lo de siempre, o con lo de casi siempre, que hasta ahora, y cada vez más le alcanza y sobra.

Gimnasia visitó a Estudiantes, jugándose sus últimas fichas en este torneo, planteando, por lo menos en teoría, un equipo que, lesionados mediante --especialmente en el caso del "Colorado" Sava--, no puede menos que definirse como "cauteloso". Por lo menos en lo que hace a los nombres. A menos que la imaginería y el voluntarismo lleven a suponer que Reggi le cabeceará de las manos una pelota atrapada por Bossio en los minutos finales, para la arremetida de un compañero como una semana

antes contra River o que Messera podría, en términos de creación, resolver como casi siempre lo que el resto tantas veces no puede ocupado en recuperar o defender y que han convertido al volante de Gimnasia en uno de los mejores jugadores del campeonato.

Y Boca fue otra vez el Boca de algunos partidos anteriores a la racha ascendente pero futbolísticamente casi olvidable de sus últimos tres partidos: Vélez, River y Estudiantes de La Plata. Se pareció más al campeón que tantos sueñan que al equipo que se limita a ganar o empatar para seguir puntero, invicto y alejado del resto.

Gimnasia, en cambio, en cierto modo trasladó al clásico platense cierta menesterosidad, impropia de un aspirante en serio. La tardía entrada de Aurelio --tardía no en el partido sino en el campeonato-- por lesión del "Yagui" Fernandez y el cambio de Messera por Cavallo con el partido 2-1 en favor de Gimnasia, se supone para "conservar el resultado" invita a la reflexión ricotera pero con una vuelta de tuerca: esta vez al "Viejo Lobo Timoteo" "atado" a su "no perder" se le soltaron los corderos.



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