A la mayoría le tiembla el empleo
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Por Maximiliano Montenegro Cuatro de cada diez personas con empleo creen que lo perderán en los próximos meses, mientras que siete de cada diez asalariados se sienten inseguros económicamente, ya sea por el miedo al desempleo o porque sus ingresos son insuficientes. Los datos surgen de una encuesta realizada a nivel nacional por el Sociedad de Estudios Laborales (SEL), que refleja con toda crudeza no sólo la incertidumbre reinante en el mercado de trabajo sino también la precarización. La mayoría de los consultados declara trabajar horas extras sin cobrarlas, y casi el 80 por ciento lo hace "para conservar el empleo". El estudio ya llegó a manos de los funcionarios del Ministerio de Economía, donde se descuenta que la desocupación aumentó en la última medición del año, efectuada por el INdEC en octubre y que se conocerá el mes próximo. La encuesta, a la que accedió Página/12, abarcó 1200 casos en todo el país, fue elaborada conjuntamente por el SEL y la consultora Mora y Araujo y Asociados en las últimas dos semanas, y "representa todo el universo laboral argentino". "La gente siente una fuerte inseguridad económica, aunque tenga empleo. A todo el mundo le tiembla el piso", resume el economista Ernesto Kritz, titular del SEL. "Mientras que en Europa se discute la reducción de la jornada de trabajo acá la tendencia es la inversa y, encima, la mayoría de las empresas no pagan las horas extras", agrega. "La inestabilidad se ha instalado como un elemento central de las relaciones laborales en Argentina", concluye. El estudio revela mejor que ningún otro cómo son percibidas por los asalariados las tres tendencias negativas del mercado laboral de los últimos años: alargamiento de la jornada de trabajo no remunerada, caída de los salarios e incremento de la incertidumbre laboral. Los datos son los siguientes: * El 35 por ciento de los encuestados trabaja hoy más que hace tres años. * La jornada laboral promedio llega hoy a 9,2 horas, durante seis días semanales. Esto representa unas 2200 horas semanales, es decir, un 33 por ciento más que en Francia y un 40 por ciento más que en Alemania. * El 51 por ciento de los consultados trabaja habitualmente más de ocho horas diarias, el 26 por ciento más de diez horas, y el 19 por ciento se lleva trabajo a la casa. * El 78 por ciento lo hace "para conservar el empleo" y sólo un 13 por ciento trabaja de más "por voluntad propia". * El 45 por ciento de los que trabajan más de ocho horas diarias no obtiene ninguna compensación a cambio del sobretiempo laborado. Al 10 por ciento le pagan tarifa normal por esas horas extra. Sólo el 19 por ciento las cobra, dentro de la ley, como horas extra. Y apenas el 5 por ciento recibe francos compensatorios. * En cuanto a las expectativas laborales, el 41 por ciento de los consultados considera "probable" o "muy probable" perder el empleo en los próximos 12 meses. * En línea con esa sensación personal, el 45 por ciento dice que "habrá menos empleo en los próximos seis meses". Y el 90 por ciento de la gente estima que "hay pocos empleos disponibles". * La encuesta también tiene un apartado especial que sondeó la inseguridad económica de la gente. Desde esta perspectiva, resulta evidente que los temores no sólo están alimentados por la posibilidad de perder el empleo sino también por las expectativas de ajuste o estancamiento en los salarios. * Uno de cada cuatro consultados espera menores ingresos familiares en los próximos seis meses, un 61 por ciento no prevé cambios y sólo un 6 por ciento augura mejoras. * Así, el 70 por ciento de los trabajadores no se siente seguro económicamente. Para ser más exactos: el 42 por ciento se siente "poco seguro económicamente" mientras que el otro 28 por ciento dice estar "nada seguro económicamente". Sobre la base de datos como los anteriores Kritz piensa publicar a partir de noviembre un "indicador de confianza laboral" que sintetice percepciones y expectativas de la gente sobre sus empleos e ingresos. Los resultados de la encuesta que publica hoy Página/12, efectuada a fines de octubre, ya reflejan un deterioro importante en casi todos los indicadores con relación a agosto, cuando el termómetro de la desocupación marcó 13,2 por ciento, al igual que en mayo último.
LA EXTENSION HORARIA SE IMPONE BAJO AMENAZA "O hacés horas extras o te echamos"
Por Eduardo Videla "O te quedás a hacer horas extras, o te echamos", fue el ultimátum. Walter Spinelli (23) ya llevaba casi dos años de turnos laborales extendidos y había decidido que ya era tiempo de cumplir el horario y aprovechar el tiempo para estudiar. Aprendiz de joyero en una fábrica de bijouterie en el barrio de La Paternal, Spinelli fue despedido sin indemnización, en octubre de este año. Fue un escarmiento que pegó fuerte en el resto del personal: pocos se animaron a partir de entonces a abandonar la planta cuando terminaba su horario de trabajo. La tendencia a incrementar las jornadas de trabajo se sustenta en el artículo 25 de la Ley de Empleo, que autoriza la firma de convenios con promedio de horas anuales de trabajo, eludiendo el límite tradicional de 8 horas diarias o 48 semanales. "Así, algunos convenios llegan hasta 2400 horas anuales, lo que equivale a 220 por mes, cuando tradicionalmente se trabajaron 185", dijo a Página/12 el abogado Héctor Recalde, titular de la cátedra de Derecho Laboral en la UBA. "Esto les permite a las empresas aprovechar al máximo a la gente en épocas de mucho trabajo sin pagar horas extra y mandarlas a la casa cuando la actividad es menor", agregó Recalde. Algunos de los sindicatos que han firmado este tipo de convenio son la Unión Ferroviaria, petroleros, mineros y trabajadores del gas. La extensión descontrolada del horario de trabajo incrementa el riesgo de accidentes laborales. "El operario no está en condiciones para responder a una situación de peligro", dijo Recalde, quien recordó el caso de un apuntador marítimo del puerto de Buenos Aires que, en mayo último, murió aplastado por un container. "Era un joven de 22 años que trabajaba todos los días de 7 a 23". El caso típico de abuso es el de las cajeras de hipermercados, que no pueden ir al baño sin autorización de su supervisora. El rector de la Universidad de Quilmes, Julio Villar, relató el caso de empleadas de supermercados que usaban pañales descartables para adultos. El de las cajeras no es el único caso en esta nueva modalidad laboral que impusieron los grandes centros comerciales. Los repositores externos trabajan entre 11 y 12 horas diarias promedio y están sometidos a una insólita presión. "Tenemos tres patrones a la vez: la agencia que nos contrata, el fabricante de los productos y la cadena de hipermercados. Uno de ellos nos paga el sueldo, pero cualquiera de los tres nos puede echar", relató Oreste Altamiranda, repositor de una empresa alimentaria. Los repositores son un sector virtualmente desclasado: son unos 42.000 en Capital y Gran Buenos Aires y recién ahora se están organizando en el Sindicato de Empleados de Comercio para tener un convenio que los contemple. "Tenemos que reponer mercadería pero además conseguir espacios en las góndolas y baldear los depósitos. Todo por un sueldo de 450 pesos". En algunos híper deben cumplir el horario de 14 a 2 de la madrugada, sin cobrar extras. Según Recalde, las consecuencias de este régimen laboral se ven
plasmadas en el resultado de una encuesta realizada meses atrás por el Consejo Empresario
Argentino: "El 59 por ciento de la gente dijo que estaba dispuesta a hacer cualquier
cosa para no perder la fuente de trabajo". |