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Clausuran el Sarmiento, un parque en decadencia

Tras constatarse todo tipo de irregularidades -agua estancada, locales subarendados, construcciones prohibidas-, el parque quedó clausurado. Sería el principio del fin de la concesión.


t.gif (67 bytes)  El gobierno porteño le bajó el pulgar a otra de las concesiones irregulares que ocupan espacios públicos de la ciudad. Se trata del polideportivo Parque Sarmiento, que desde ayer permanece clausurado preventivamente. Basura y aguas estancadas en el lago artificial, locales de comidas y una concesionaria de autos subarrendados, instalaciones eléctricas precarias con cables sueltos y construcciones prohibidas son algunas de las irregularidades detectadas en la inspección municipal realizada el domingo, según relató a Página/12 Virgilio Loiácono, director de Habilitaciones y Concesiones. Si bien el contrato ya había sido anulado por un decreto de Jorge Domínguez y revocado por Fernando de la Rúa, los concesionarios todavía tienen a su favor una medida de no innovar dictada hace casi dos años, que impide al gobierno recuperar definitivamente el Parque. La clausura es considerada el empujón previo al tan anunciado y promocionado final.

"Es inverosímil que se levante la medida porque para poner en orden todo ese desastre se necesitan varios millones de dólares", aventuró Loiácono. En tanto, Antonio Cartañá respiró aliviado en la Defensoría de la Ciudad y pronunció un "más vale tarde que nunca". El ombudsman fue uno de los primeros en cuestionar los incumplimientos de la UTE Celia S.A.- Pinatur S.A. "En las inspecciones que hicimos comprobamos que no se practicaba ningún deporte, lo único que tenía era el plantel de las inferiores de Boca Juniors. Las piletas y el gimnasio estaban desactivados y tampoco se cumplían otros requisitos previstos en el contrato", recordó Cartañá.

El polideportivo municipal quedó inaugurado en la primavera de 1981. Primero fue entregado a la Cooperadora de Acción Social (COAS), hasta que en 1990 fue concesionado nuevamente por la gestión de Grosso. A Néstor Acervo, propietario de la firma, le aseguraron la administración del predio hasta el 2010, por un canon mensual de 6100 pesos. A cambio, la Municipalidad correría con los gastos de electricidad, gas, agua corriente y recolección de residuos.

La empresa desembarcó el 1º de febrero de 1991, aunque nunca realizó la mayor parte de las obras comprometidas. Entre ellas, la construcción de ocho canchas de paddle y dos de squash, un albergue estudiantil y una guardería de kayacs. Tampoco concluyó los trabajos iniciados, como el salón de usos múltiples, ni se preocupó por invertir en mantenimiento. "Corroboramos el estado general de abandono, las dos piletas están rajadas, sin nada de agua, con caños rotos y oxidados, con los techos y vidrios rotos", confirmó ayer Loiácono, tras recordar que siempre se cobró entrada por esas instalaciones que "casi no pueden usarse".

La clausura de ayer fue el desencadenante de una serie de denuncias que usuarios y asociaciones vecinalistas del Barrio Saavedra desparramaron por los medios de comunicación. Durante la inspección previa del domingo, que se prolongó por más de tres horas, se comprobaron las anormalidades. En el operativo intervinieron la Dirección General de Rentas y Empadronamiento, Policía Municipal, Fiscalización de Obras y Catastro, Higiene y Seguridad Alimentaria, Concesiones y Privatizaciones y la Procuración General.

Varias "sorpresas" desconcertaron a los funcionarios: una carpa instalada en el predio donde funcionaba ilegalmente una concesionaria de autos Renault, un grupo de extranjeros indocumentados viviendo en los vagones del Circo Rodas abandonados en el Parque y la organización de bailantas en la pileta olímpica. Mientras inspeccionaban una hamburguesería instalada en el lugar, que funcionaba con un grupo electrógeno, el resto de los locales cerraron rápidamente para evitar ser molestados con visitas inoportunas. La mayoría de los subconcesionarios registra, además, incumplimientos fiscales. Pero nadie pareció sorprenderse ante una evidencia constatada otras veces. La desnaturalización del Parque con distintos emprendimientos comerciales recordó la época en que el predio alojó un circo y montó la fallida muestra de los dinousarios de Spielberg.

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