|
Por Mariana Carbajal El presidente Carlos Menem anunció ayer la intención de Argentina de fijar metas de reducción de emisiones de carbono bajo los términos del Protocolo de Kyoto y en el mismo plazo que las naciones industrializadas. Estas metas serán definidas con la participación de todos los sectores sociales a través de un amplio debate nacional, y en la próxima Conferencia de las Partes expresaremos nuestro compromiso para el período 2008-2012, anticipó Menem, por la mañana, al inaugurar el tramo ministerial de la COP-4, en el auditorio del Centro Municipal de Exposiciones. El anuncio fue recibido con beneplácito por los Estados Unidos y las entidades Greenpeace y Fondo Mundial para la Naturaleza. Sin embargo, las organizaciones ambientalistas reclamaron acciones concretas que acompañen la declaración de intenciones de Argentina. Menem podría, por ejemplo, levantar el veto que impuso hace poco a la ley de energía eólica, opinó el jefe de la delegación de Greenpeace, Bill Hare. Anoche, quien rechazó ese veto fue el Senado, que de esa manera dejó firme la ley que impulsa ese tipo de energía. Como primer país en desarrollo en contraer este compromiso, Argentina demuestra un gran liderazgo, verdadero coraje y una apreciación de que el cambio climático es un desafío global que demanda una solución verdaderamente global, elogió el subsecretario de Estado de los Estados Unidos, Stuart Eizenstat. El anuncio de Menem cayó como anillo al dedo para EE.UU., que se rehúsa a reducir sus emisiones aunque constituyen el 25 por ciento del total, en el caso del dióxido de carbono hasta que los países en desarrollo no se comprometan con medidas similares. Es una señal importante de que hay un impulso político para la instrumentación del Protocolo de Kyoto, opinaron en un comunicado conjunto Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza. En su discurso ante los representantes de los 180 países que participan de la COP-4, Menem señaló que el Gobierno insistirá en la próxima Cumbre Climática para que los países en vías de desarrollo que asuman compromisos voluntarios puedan participar de todos los mecanismos del sistema. El marcado interés argentino en poder adoptar metas jurídicamente vinculantes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero responde a la posibilidad de ingresar al comercio de emisiones, en el que hasta ahora sólo pueden participar los países industrializados, que deben bajar sus emisiones un 5,2 por ciento promedio en relación a 1990 antes del 2012. Argentina vislumbra en ese mercado una fuente futura de rápidos ingresos. La Argentina no quiere realizar el esfuerzo fuera del sistema. Queremos establecer las metas en el ámbito de la Convención. No hemos podido hacerlo hasta ahora, pero trabajaremos en adelante para poder hacerlo en la 5ª reunión de la Conferencia, indicó Menem, al inaugurar el segmento ministerial de la COP-4. Si bien evaluó como un hecho positivo la iniciativa argentina, el jefe de la delegación de Greenpeace advirtió que nos mantendremos alertas para asegurar que Argentina presente un objetivo ambientalmente aceptable. El temor de las organizaciones ambientalistas es que el país establezca metas bajas de reducción, fáciles de alcanzar, que en lugar de contribuir a estabilizar las emisiones globales apunten a obtener un excedente de emisiones para comercializar con aquellos países que no puedan cumplir con sus obligaciones. Hare consideró que la declaración de intenciones de Menem debe ser respaldada por acciones concretas en el ámbito nacional para eliminar los obstáculos al desarrollo de las energías renovables, como la eólica. La propuesta de Argentina no fue bien vista por otros países en desarrollo, encabezados por China, India y Brasil, quienes consideran que las naciones ricas, responsables históricas del calentamiento global, deberían cargar con el mayor peso de limitar las emisiones de gases.
|