Por Carlos Rodríguez
Por disposición
del juez en lo Civil y Comercial Federal porteño José Luis Tresguerras, la empresa
Telefónica de Argentina tendrá que restituirle la línea en el plazo de 48
horas a una jubilada de 75 años, que vive en Arrecifes. La firma mantiene un
litigio con la abonada, que se niega a pagar dos facturas del año 1997 por entender que
tienen un exceso de pulsos. Esto es muy complicado, pero también puede ser
divertido, dijo a Página/12 refiriéndose al fallo Carlos José Díaz,
abogado e hijo de María Esther Costa de Díaz, la mujer que acaba de ganarle la pulseada
a la compañía. La medida pone un freno judicial a la habitual política de las empresas
de servicios, que exigen a los usuarios disconformes con las facturas que paguen primero
la boleta y hagan el reclamo después.
La resolución judicial ordenó a Telefónica que se abstenga de cortar el
servicio y, como esa medida ya había sido ejecutada, intimó a la empresa a que
proceda a su reinstalación y/o restitución, sin cargo, en el plazo de 48
horas. El magistrado dejó sentada la existencia de un reclamo formal de la señora
Costa de Díaz ante la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) que todavía se
encuentra en trámite. Tresguerras resaltó que la medida cautelar dictada tiende a
evitar que el prestador de servicio incurra en conductas reñidas con la observancia
de lo dispuesto en el Reglamento General, en cuanto impide suspender el servicio durante
el tiempo de investigación de la supuesta anomalía denunciada. Esa norma está
contenida en el artículo 39 del reglamento.
El abogado Díaz precisó a este diario que su mamá, que vive sola en su casa de Stegman
515, en Arrecifes, recibió en junio de 1997 una factura por 260 pesos, a la que se le
sumó luego otra boleta, de octubre del mismo año, por 202,26 pesos. Ninguna de las
dos fue pagada porque exceden el promedio habitual de 2000 pulsos y llegan hasta los
3500, explicó Díaz. Como dato puntual que indicaría que hubo errores en la
facturación, el abogado señaló que en la lista detallada de llamados figuran
algunas comunicaciones con el mismo número telefónico que tiene mi mamá, algo que es
totalmente imposible hacer.
Díaz reconoció que por cuestiones ideológicas es contrario al proceso de
privatizaciones que se hicieron en el país y que por ese motivo se opone por todas
las vías posibles a cualquier tipo de arbitrariedad. El mismo tiene una querella,
iniciada en 1995, contra Telefónica. Todo comenzó cuando la ex Entel fue reemplazada y
el concesionario privado resolvió cerrar la oficina en Arrecifes.
Eso obligaba a que, ante cualquier reclamo, uno tuviera que trasladarse hasta
Pergamino, que está a 50 kilómetros. Díaz dejó de pagar su facturas en señal de
protesta y, como obtuvo un fallo judicial favorable, hasta le enviaban un empleado a su
domicilio para que abonara el servicio. Yo no le pagaba igual, porque lo que
corresponde es que me habiliten a pagar en el banco de Arrecifes, explicó Díaz a
este diario. Durante dos años Díaz que vive alternativamente en su ciudad natal y
en Buenos Aires se quedó sin teléfono. Después se lo restituyeron pero lo
rechazó, porque no era el mismo número que tenía antes. Sus últimas
definiciones parecen indicar que su pelea con Telefónica como en Titanes en
el Ring es a finish, salvo nocaut o puesta de espaldas.
El que rompe, arregla En
un fallo donde se reivindicó el derecho constitucional de los usuarios de reclamar ante
las empresas concesionarias de servicios públicos, la Justicia ordenó a Metrogás S.A.
reparar a su cargo y costo exclusivo en el plazo perentorio de 10 días la
vereda del domicilio de la avenida Almafuerte 691/698, en el barrio porteño de Parque
Patricios.
La demanda fue iniciada por el vecino José María Ciancio y, en su resolución, la Sala
II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo criticó al Ente Nacional
de Regulación del Gas (Enargás), al que intimó a controlar el debido cumplimiento
de la orden impartida.
Los jueces concluyeron que es público y notorio el deterioro de las veredas
porteñas por las obras de los servicios públicos. La ciudad está minada de
parches y baches, puntualizó la Cámara. Y recordó que los entes controladores
tienen el deber de actuar directamente o de ejercer su autoridad porque con el
incumplimiento de esa función no sólo se afectan los derechos individuales sino
que se agravia el interés público en general menoscabando la calidad de vida del
habitante de la ciudad. |
LA OBLIGO A ATENDER A UN PACIENTE CON HIV
El juez atrapó a la prepaga
Después de varios
meses de reclamar la cobertura gratuita obligatoria a la empresa de medicina prepaga
Medicorp, un portador de hiv pidió un recurso de amparo ante la Justicia. El juez civil
Bernardo Nespral hizo lugar a la medida y durante 10 días envió notificaciones a la
empresa, sin resultado. Ayer, el propio Nespral se presentó en Medicorp acompañado por
cámaras de TV y la policía. Finalmente, le recibieron la notificación y el paciente
será atendido. Bajo protesta, aclaró un representante de la firma.
La ley 24.574 obliga a las empresas de medicina privada a brindar atención gratuita a los
enfermos de sida. En marzo, un asociado a Medicorp pidió la cobertura gratuita pero
se la negaron, dijo Fabio Alvarez Esturao, abogado de la Liga de Defensa de las
Minorías Sexuales, que patrocina al reclamante. El paciente presentó un recurso de
amparo ante la Justicia. El caso recayó en el Juzgado Civil 109, a cargo de Nespral,
quien dispuso una medida innovativa. Que la empresa lo atienda, porque mientras se
sustancia el proceso esta persona se puede morir, y que después haga su descargo,
dijo Nespral a Página/12.
La semana pasada el magistrado envió una notificación, que no fue recibida.
Argumentaron que no era Medicorp sino Freemed, entonces les envié a Freemed y
dijeron que era Intercorp. Les terminé enviando notificaciones a las tres, pero no
reconocieron ninguna. Ante la urgencia del caso, Nespral decidió ir personalmente.
Ayer se presentó en Medicorp diciendo que iba a pagar la cuota de un familiar.
¿Acá es Medicorp?, preguntó el juez y le respondieron afirmativamente.
Pagó, salió a la calle y volvió con la televisión y la policía y, finalmente, le
recibieron la notificación. Lo vamos a atender, bajo protesta, porque esa persona
se había desafiliado y cuando se enteró de que estaba enferma quiso volver mintiendo en
la declaración jurada, dijo a este diario un asesor de la empresa, el mismo que
aseguró: ¿El juez?, no, el juez no vino. Era un oficial de justicia.
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