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UN JUEZ RECUSO A UN CAMARISTA POR SER JUDIO
El hombre de las cavernas

En Bariloche, un juez acusado por irregularidades pidió que  no lo investigue un camarista de origen judío. Ya estaba acusado por discriminar a una fiscal, a la que llamó “judía de mierda”.

Para el juez Héctor Leguizamón Pondal, un camarista judío “está afectado en su imparcialidad”.
El afectado pidió su “inmediata suspensión y su destitución, previo juicio político”.

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Por Eduardo Videla

t.gif (67 bytes) El mismo juez que había sido acusado por discriminación y antisemitismo, en perjuicio de una fiscal, se niega ahora a ser juzgado por un camarista de origen judío. La pretensión –que no registra antecedentes en la Justicia local– fue presentada en forma verbal y por escrito por el juez en lo Correccional de San Carlos de Bariloche, Héctor Leguizamón Pondal, quien recusó a uno de los miembros del Consejo de la Magistratura provincial, que debe someterlo a juicio político, el camarista Carlos Rozanski. “El juez, al compartir igual condición religiosa y/o racial (que la fiscal) está afectado en su imparcialidad para integrar ese Consejo”, argumentó Leguizamón Pondal. La frase dio pie a una nueva causa en su contra y el camarista afectado pidió su destitución e inmediata suspensión.
“Lo que hay que resolver cuanto antes es si queremos o no una Justicia con jueces racistas”, dijo a Página/12 el camarista Rozanski. Pese a que las diferencias raciales o religiosas no son causales de recusación, el camarista resolvió excusarse de intervenir en la causa, argumentando “daño emocional”. La renuncia del magistrado fue aceptada por sus pares por unanimidad.
Leguizamón Pondal estaba siendo investigado por supuestas irregularidades en su función por el Consejo de la Magistratura de Río Negro. Algunas de esas causas habían sido promovidas por la fiscal Mirta Siedlecki, ante la denuncia de particulares afectados por un presunto pedido de coima. Fue en ese contexto que el juez investigado, en presencia de otros funcionarios judiciales, calificó a la fiscal como “esa judía de mierda”. El episodio ocurrió en julio último. “Cuando tomé conocimiento de ese calificativo, lo informé a la Superintendencia Penal de Bariloche, que inició un sumario”, recordó Siedlecki a Página/12.
Las cosas se agravaron para Leguizamón Pondal cuando funcionarios de la Dirección de Tránsito de Bariloche descubrieron que personas que habían sido condenadas por homicidios culposos en accidentes de tránsito seguían conduciendo sus vehículos. “Pedimos las sentencias y descubrimos que Leguizamón Pondal había condenado a esas personas a inhabilitación para conducir en suspenso, algo que está prohibido por el Código Penal”, dijo Rozanski a este diario.
Los tiempos se aceleraron y el Consejo de la Magistratura comenzó a tratar el inicio del jury de enjuiciamiento. El martes último, Leguizamón Pondal se presentó con un escrito y expresó ante los sorprendidos jueces las razones de su pedido de recusación. “No obstante no ser cierto el contenido de lo que me acusa (la fiscal Siedlecki), el hecho es que el juez Rozanski, al compartir igual condición religiosa y/o racial, está afectado en su imparcialidad”, arguyó. El juez investigado también objetó la “íntima amistad” que –a su criterio– existe entre Siedlecki y Rozanski, y consideró que este último tiene una “actitud persecutoria” en su contra.
El caso cobró una gravedad institucional inusitada. La DAIA resolvería hoy constituirse en parte querellante en la causa contra el juez, mientras que el titular del Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI), Víctor Ramos, viajará hoy a Bariloche para interiorizarse del tema.
“En mi vida he padecido situaciones discriminatorias, pero este caso tiene una gravedad inusitada: fui discriminado por mi condición de judío nada menos que por un juez”, dijo Rozanski, todavía afectado por el hecho.
El camarista pidió la inmediata suspensión y la destitución previo juicio político de Leguizamón Pondal, un tema que debe resolver el Consejo de la Magistratura de Río Negro.
El representante legal de la DAIA, Rogelio Cichowolski, se manifestó “azorado por este caso de discriminación institucional, del que no se registran antecedentes jurisprudenciales”. Para el abogado de la entidad judía, el juez de Bariloche incurrió en el delito de injurias agravadaspor infracción a la Ley Antidiscriminatoria –penado con un máximo de 18 meses de prisión–, y debería ser destituido por “mal desempeño de sus funciones, dado que su conducta compromete al Estado”. “La falta está debidamente probada –agregó el abogado–, porque el juez la presentó en un escrito con su firma.”

 


 

UNA CIUDAD QUE NO PUEDE SUPERAR SU PROPIA HISTORIA
Con el estigma de los nazis

t.gif (862 bytes) San Carlos de Bariloche nunca pudo romper el estigma. Haber convivido demasiado tiempo con vecinos de pasado nazi y haberlos tenido en muchos casos como respetados dirigentes de la comunidad anestesió la moral media de la ciudad. Que termina mirando con estupor cuando sus propios escándalos se convierten en eso, sólo cuando repercuten más allá del Nahuel Huapi. El juez que cuestiona a un camarista suyo por su condición de judío es apenas el último espasmo de una historia excedida de esos escándalos.
El más grande, tal vez, el que originó la presencia del ex capitán de las SS, Erich Priebke. En rigor, el que originó la difusión internacional de esa presencia. Hasta el descubrimiento por parte de la cadena ABC, de los Estados Unidos, de quien fue uno de los responsables de la masacre de las Fosas Ardeatinas, don Enrico era un notorio prohombre de la comunidad germana local. Y como tal también de la ciudad.
Pero para mucha gente lo siguió siendo. Ya enterado el mundo de la nueva vida del ex nazi y ya pedida la extradición desde Italia, Priebke fue reiteradamente defendido en Bariloche por su condición de “buen vecino” durante tantos años. Hubo un conato de marcha de solidaridad. El impulso inicial partió del colegio que él dirigía entonces: el Primo Capraro, que lleva el nombre de un pionero de la zona. Un fascista declarado.
Meses después del descubrimiento internacional de Priebke, el Concejo Deliberante local se negó a votar un proyecto de repudio al nazismo y de solidaridad con las víctimas de los 335 asesinatos cometidos en Roma en 1944, entre otros, por el buen vecino. Otra vez el escándalo se convirtió en tal cuando el hecho repercutió en el resto del país. Y recién entonces los concejales decidieron aprobaron la moción.
Sin embargo, apenas dos meses después volvieron a negarse a tratar un pedido de que Priebke y otros nazis residentes en la ciudad fueran declaradas “personas no gratas”.
En noviembre de 1995, Priebke puso otra vez a prueba la moral media de la ciudad. Luego de haber sido trasladado al aeropuerto local rumbo al juicio en Roma, varios de los policías que lo custodiaban lo despidieron con efusivos abrazos.
Más allá de Priebke, otros ex oficiales de las SS siguen pasando sus días en Bariloche. Espasmódicamente, algún hecho recuerda esa convivencia. Por ejemplo, un hombre encargado de administrar justicia que termina siendo acusado de racista y discriminador.

 

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