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Por Juan Ignacio Ceballos desde Santiago Son las dos de la tarde y el sol raja la tierra en San Carlos de Apoquindo. Los partidos por los octavos de final de esta Chevrolet Cup ya se han comenzado a jugar, pero las tribunas del Estadio y de la Cancha 1 están casi vacías. El grueso del público todavía no ha llegado al imponente complejo de la Universidad Católica. Sin embargo, la poca gente que ya está aquí, en la sede del torneo, rodea en silencio el court número 12. Nadie compite allí. Aunque eso poco importa. Está practicando el Chino comentan quienes van llegando. Y está con Lobito, su nuevo coach. Aquí en Chile, de la mano del máximo ídolo del país, uno puede saltar a la fama de un día para el otro. Y Luis Gustavo Lobo puede confirmarlo. Desde que el domingo pasado el mismo Marcelo Ríos anunció que el jugador argentino sería su entrenador, Lobito se ha convertido en un personaje público en la capital trasandina. Estoy muerto. Desde que llegué no paro de hablar, y yo no estoy acostumbrado a esto. Es pesadísimo, dice quien, a los 28 años, se ha zambullido en un ojo de tormenta. Y ya ha empezado a bailar... No esperaba un ofrecimiento así. Es más, yo pensaba jugar cuatro años más. Pero ahora empiezo una etapa nueva de mi vida. Siempre quise ser coach, aunque no imagine que debutaría con el número dos del mundo. Afronto un compromiso más grande del que yo mismo tenía con el tenis. ¿Y qué sensaciones te provoca? Ya estoy sufriendo mucho de antemano. Pero entrenar me gusta mucho más que jugar. No tengo miedo. La idea de que Lobo se convirtiera en el coach de Ríos comenzó a gestarse en el US Open. Un mes antes, el chileno había echado a su anterior entrenador, el norteamericano Larry Stefanki, porque según se comenta éste se arrogaba la responsabilidad de los éxitos del Chino. En ese contexto surgió del mismo jugador el nombre de Lobo, su gran amigo desde hace cuatro años. ¿Vas a entrenar a un jugador conflictivo? No. Marcelo es muy abierto con las personas que quiere de corazón. Es muy sensible, escucha cuando le hablan y tiene mucho para dar a quienes aprecia. ¿Y por qué tiene tan mala imagen? La gente le crea esa mala imagen, porque no entiende que él necesita espacios y momentos para estar solo. A Marcelo todos lo asedian. Entonces él reacciona. Pero es muy abierto, y está madurando. Tiene 22 años, no es un hombre todavía. A él lo critican. Y a vos también han comenzado a criticarte... Hay gente muy envidiosa, que te tira a cagar porque le da muchos celos que vos triunfes. Ya escuché y leí cosas sobre mi nuevo trabajo que me sorprendieron mal (se refiere a las declaraciones de Alberto Mancini, quien lo caratuló como un simple peloteador). Cuando vuelva a Buenos Aires, me gustaría hablar con esa persona para confirmar lo que dijo... Mientras tanto, Lobo ya se mete de lleno en su nueva tarea. En la cancha 12, bajo el inclemente sol, le da instrucciones a Ríos. Lo exige. Se sienta codo a codo junto a él durante un descanso. Le habla bajito, al oído. Nadie mejor que él sabe lo que tiene entre manos. Marcelo es más completo que Sampras. El norteamericano tiene la ventaja de que el circuito está armado para él, pero el Chino está un escalón por encima de todos. Cuando está motivado, es un genio. ¿Es el mejor tenista sudamericano de la historia? Totalmente. Para mí... ¿Más que Vilas? ¿Qué querés, que diga que sí? Yo no lo vi jugar mucho a Vilas. Era chico y a esa edad no me interesaba el tenis. Son dos etapas diferentes. Vilas y Ríos son hoy lo que fueron Pelé y Maradona. Los tipos así marcan etapas. Vilas marcó una y Ríos está marcando otra.
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