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Por Diego Bonadeo A poco más de 48 horas del partido Boca-Talleres de Córdoba quedaban pocas localidades sin venderse. Sin embargo, pareciera que el perfil civilizadamente modesto por el que optó el plantel que dirige Carlos Bianchi hizo que la atención quedara casi circunscripta a los pasados, presentes y futuros de Ramón Díaz y Angel Cappa como técnicos de River y Racing. Y aunque la situación global de la relación Díaz-River es bien diferente de la de Cappa-Racing, aparecen algunas puntualidades con comunes denominadores. De golpe aparecen en el caso de River los argumentos justificadores de una mala campaña vinculados con ventas, exilios y deserciones. Los apellidos de Celso Ayala, Francescoli, Ortega, Cruz, Crespo y Salas no hacen más que demostrar que el motivo fundamental de la declinación pasa por lo que, por obvio, no significa que sea entendido por los tecnócratas que centrifugan todo, o casi todo, alrededor de la supuesta magia de los directores técnicos: los jugadores. Por razones estrictamente futbolísticas por las que River aparece en el fondo de la tabla deben buscarse en lo que está a la vista. Independientemente de alguna circunstancia fortuita pero previsible algún punto perdido por mala suerte, algún fallo arbitral equivocado, alguna mala tarde, algún travesaño mezquino, alguna lesión traicionera, alguna tarjeta exagerada, River perdió puntos con los que jugaron mejor o más o menos igual que River. Lo demás pasa por otros carriles y tiene mucho más que ver con la posibilidad de que Ramón Díaz siga o no siendo el técnico que por cómo está jugando River. Y lo demás tiene que ver con otras cuestiones mucho más vinculadas con internas relacionadas con ciertas desavenencias no siempre futbolísticas y con cuestiones de negocios que aparecen más o menos en la superficie, pero que no parecen de fácil detección final a simple vista. Son los secretos a voces respecto de alianzas entremezcladas, en los que aparecen cuchicheados, apellidos de jugadores, técnicos, ex técnicos, dirigentes, intermediarios y demás cuya finalidad última parece ser la de siempre: el poder. Y dando toda la vuelta a la trama, el poder aparece queriendo llegar a lo estrictamente futbolístico si hay, además de negocios de por medio es otra historia, al parecer como uno de los condicionamientos para el futuro de la relación Díaz-River el disparate que supone que sean los dirigentes quienes realicen las futuras ventas y compras de jugadores. En este último tema es donde en Racing parecen discrepar Angel Cappa y Daniel Lalín, aunque el punto de inflexión no sea el mismo, porque el presidente residual de Racing no exageró esta vez el protagonismo imaginando una eventual exclusividad en la elección de futbolistas, tanto para determinar quiénes deben irse, quiénes podrían quedarse y a quiénes habría que incorporar. Simplemente a Cappa le molesta que los dirigentes opinen del funcionamiento del equipo, lo que no parece del todo ilógico dada la especialmente delicada situación de Racing, con un presente futbolístico más que aceptable reconocido y asumido por el propio Lalín, pero con un futuro institucional casi inédito por lo impredecible y conflictivo en la historia del fútbol profesional argentino en lo que a clubes grandes se refiere. Este Racing es, tanto en el juego como en los números, el mejor Racing de los últimos tiempos, en especial si uno deja la amnesia de lado y recurre a la memoria, para encontrarse con aquel debut en Montevideo por la Mercosur sin poder completar el plantel. Mientras Boca sigue puntero e invicto, y pese a sus altibajos el mejor equipo de este torneo Apertura, aparece otra vez la amnesia que olvida al River brillante, lujoso y ganador del 96 hasta sólo algunos meses atrás, y se tiran al ruedo apellidos diversos para el eventual reemplazo del actual técnico. Inclusive apareció por allí como posible el de Héctor Veira, horas antes de su arreglo para hacerse cargo de la selección boliviana, especie originada curiosamente o no tanto justamente en sus compañeros de bodrio televisivo nocturno. Y también mientras Boca sigue puntero e invicto y es el mejor pese a sus altibajos, por el lado de Racing hasta se inventó a Teté Quiróz, en plena actividad, como supuesto inminente ayudante de campo del eventual reemplazante de Cappa. De todas maneras, estos inveterados vendedores de pescado podrido que hace tres años insisten en que Chilavert será el arquero de Boca en el próximo campeonato, no dejan de llenarse las bocas, los micrófonos y las pantallas con la moralina de la necesidad de que los contratos deben ser respetados. Por esta semana, al menos, les dieron franco a Castrilli y a Menotti.
Luego de la confirmación de que Angel Cappa abandonará la dirección técnica de Racing, el equipo de Avellaneda recibirá hoy a Colón de Santa Fe, en el partido que abrirá la decimoquinta fecha del torneo Apertura. El encuentro se jugará a partir de las 21.10 televisado por TyC Max y será dirigido por Hugo Cordero. En relación con el empate 2-2 el último domingo frente a Platense, Cappa realizará tres modificaciones: ingresarán los volantes Pablo Michelini, Pablo Bezombe y Angel Morales en lugar de Javier Lux, Gonzalo Gaitán y Rodolfo García. Por el lado de Colón, retornarán Pablo Morant y Esteban Fuertes, quienes ya cumplieron la fecha de suspensión. Los que saldrán serán Marcelo Goux y Marcelo Trimarchi.
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