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PAQUETE DE RESCATE PARA BRASIL DE 41.500 MILLONES DE DOLARES
El día del salvataje global

El FMI sumó al BID, el Banco Mundial y a los 20 países más ricos en el apoyo financiero. Busca salvar a una pieza clave del dominó internacional. Los mercados todavía desconfían.

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Pedro Malán, ministro de Hacienda de Brasil.
“No habrá moratoria ni cambios en la política cambiaria”.

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Michel Camdessus, director gerente del Fondo Monetario.
Comprometió a Brasil a una mayor apertura de la economía.


t.gif (67 bytes)  Brasil logró finalmente ayer que una inusual movilización de capitales de organismos públicos internacionales pusiera a su disposición 41.500 millones de dólares en créditos. El paquete de rescate, capitaneado por el FMI, fue impulsado y solventado además por el Banco Mundial, el BID, la Reserva Federal de Estados Unidos y otros 19 países industrializados. Tras la crisis del sudeste asiático y la debacle de Rusia, los líderes del capitalismo jugaron una apuesta fuerte para evitar que se caiga Brasil, la ficha del dominó que podría derrumbar el juego financiero internacional.
El gigante sudamericano podrá disponer de 9000 millones de dólares apenas la Junta Ejecutiva del FMI apruebe el plan de ajuste propuesto por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso para los próximos tres años, decisión que podría adoptarse en la primera quincena de diciembre. Inmediatamente, los 20 países industrializados aportantes (incluido Estados Unidos) pondrían a disposición, a través del Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea, una primera parte de los créditos por 14.500 millones.
En el transcurso de 1999, Brasil accedería a otros 9000 millones del FMI y a créditos de 4500 millones, en cada caso, del Banco Mundial y el BID. Esta última institución aclaró que su aporte pone el énfasis en dar apoyo a pequeñas y medianas empresas y a fortalecer la red de seguridad social, buscando mitigar el impacto negativo del esfuerzo de reforma fiscal que emprenderán las autoridades brasileñas. El Banco Mundial, por su parte, señaló que el objetivo central de su participación “es ayudar a proteger a los pobres durante este período de ajuste económico”.
La preocupación por las consecuencias sociales están ampliamente justificadas, dado el carácter y profundidad de los recortes en el gasto público que ejecutará el gobierno para lograr un superávit primario (antes del pago de intereses de la deuda) del 2,6 por ciento del PBI en el ‘99, 2,8 por ciento en el 2000 y 3 por ciento en 2001. Dos de los sectores en los que el país vecino presenta mayores deficiencias, la educación y la salud, sufrirán en carne propia los golpes del ajuste. El presupuesto de Sanidad fue reducido en un 6,6 por ciento, mientras que el recorte en la partida para Educación alcanza al 12,3 por ciento.
Al medir las consecuencias de la recesión que provocará el plan de austeridad, Estados Unidos no descuidó el impacto sobre su propia economía. Además de su aporte directo a través del Banco Internacional de Pagos (por 5000 millones de dólares), Washington prevé un fuerte incremento en los créditos comerciales, a fin de facilitar las compras de bienes estadounidenses por parte del gobierno y las compañías de Brasil.
Pese al sombrío panorama, Stanley Fisher, subdirector gerente del FMI, estimó que Brasil estará en condiciones de reanudar la senda del crecimiento a partir del segundo semestre del próximo año. Pero admitió que fue necesario “asumir que las tasas de interés se reduzcan lentamente durante el transcurso de 1999”. La tasa de referencia del Banco Central se ubica en el 42,5 por ciento anual, tras la reducción de siete puntos dispuesta esta semana. Fisher indicó que la evolución de las tasas dependerá “de los acontecimientos políticos en Brasil, las percepciones del mercado sobre sus progresos y lo que ocurra en los mercados de capital internacionales”.
Descartó, por otra parte, que el país se vea obligado a una moratoria o a pedir un refinanciamiento formal de su deuda. “Hablarán con sus acreedores, explicando el programa y pidiendo su persistente apoyo”, estimó. Precisamente, el ministro de Hacienda, Pedro Malán, emprenderá en la semana próxima una gira por Nueva York, Frankfurt, Londres y París para presentar el programa de ajuste fiscal ante inversores y banqueros.
Michel Camdessus, director gerente del FMI, subrayó al presentar el programa financiero que “las autoridades brasileñas están comprometidas a darle mayor apertura a la economía, asegurando una disciplina monetaria firme y la estabilidad macroeconómica, manteniendo el actual régimen de tipos de cambio”. Malán, por su parte, se mostró inusualmente de buenhumor al destacar que “Brasil no modificará su política cambiaria ni dejará de honrar sus compromisos” con los acreedores internos y externos, que suman más de 60 mil millones de dólares en el transcurso de 1999.

 

La crisis se hace sentir

El Gobierno admitió ayer que la crisis financiera internacional afectará en medio punto el crecimiento económico para este año. Pablo Guidotti, el viceministro de Economía, afirmó que el PBI se expandirá 4,8 por ciento, en vez del 5,3 por ciento estimado hasta ahora. Al respecto, apuntó que se espera una caída del PBI del uno por ciento para el tercer trimestre del año, en relación con el período anterior, y una nula variación para el período octubre-diciembre. “Habrá que analizar si el comportamiento en este trimestre afecta el crecimiento del ‘99”, afirmó. Pese a la revisión a la baja del PBI, el funcionario se mostró optimista. “Estamos viendo una recuperación en la actividad, disminución de tasas y mejores condiciones de créditos. Esto ayudará a la recuperación”, explicó. Guidotti dijo que la menor actividad económica repercutirá en el mercado laboral. “No hace pensar en una mejora en el corto plazo”, se sinceró.

 


 

CAUTELA DE LOS ECONOMISTAS SOBRE EL AJUSTE
No hay plan que le venga bien

Por David Cufré

t.gif (862 bytes) Cuando hace dos semanas el gobierno brasileño anunció su plan de ajuste, inversores y economistas lo consideraron insuficiente. En ese momento, la opinión generalizada era que se necesitaba el complemento de un fuerte desembolso del FMI y de las naciones más desarrolladas. Ayer, que se definió el paquete de ayuda, los mercados volvieron a reaccionar con indiferencia. Le exigen al gobierno que apruebe nuevos exámenes antes de darse por satisfechos.
La incertidumbre se mantiene por tres razones. La primera es que aún existen dudas sobre si el Poder Ejecutivo logrará convencer al Parlamento de que apruebe las leyes que dan cuerpo al ajuste fiscal. El segundo motivo es que se considera demasiado lento el cronograma fijado por el gobierno para reducir las tasas de interés. En ese sentido, tres analistas consultados por este diario aseguraron que el ministro de Hacienda, Pedro Malán, deberá buscar nuevas herramientas para apurar la disminución de las tasas. Finalmente, los inversores recuerdan que la administración de Fernando Henrique Cardoso fracasó en su intento anterior –de fines del año pasado– de recortar gastos.
“En principio, el paquete de ayuda cumplió con dos objetivos básicos. El primero era que fuera superior a 30 mil millones de dólares, porque el mercado lo hubiera considerado insuficiente. El segundo era que se anunciara antes de que el Parlamento apruebe las leyes enviadas por el gobierno, y no a la inversa, como se especuló en los últimos días”, puntualizó Roberto Lavagna.
La interpretación oficial, por parte del jefe del gabinete de asesores de Roque Fernández, Miguel Kiguel, fue que el paquete de ayuda “es muy positivo”. Sin embargo, reconoció que a raíz de los problemas que afronta la economía del país vecino, “los empresarios brasileños presionan para trabar las importaciones y eso nos preocupa”.
Para Mario Vicens, los mercados “le van a dar a Brasil cierto oxígeno hasta marzo del ‘99, pero estarán pendientes de si el gobierno puede llevar adelante el ajuste fiscal”. En caso de que ello ocurra, afirmó el economista, “bajarán las tasas de interés y paulatinamente se irá recreando la confianza”.
“El paquete a Brasil no resuelve el problema de fondo: los 300 mil millones de dólares de vencimientos de deuda en los próximos doce meses. Para conseguir que los inversores confíen, el gobierno deberá, por ejemplo, emitir deuda con la garantía de los fondos que obtendrá por privatizaciones”, añadió Martín Redrado. Por su parte, Guillermo Calvo indicó que “el problema de Brasil es que nadie tiene la certeza de que pueda hacer el ajuste. Por eso, aunque el monto de ayuda internacional suena muy impresionante, será insuficiente si el gobierno no cumple con su parte”, concluyó.

 


 

PROHIBEN CREDITOS A VINCULADAS
Más papista que el Papa

Por Pablo Ferreira

t.gif (862 bytes) “Si una empresa está en condiciones de ser atendida por el banco al que está vinculada tampoco tendrá problemas en ser atendida por cualquier otro”, destacó ayer Horacio Chediex del Mercobank. El ejecutivo aludió así al corte casi de raíz, decidido anteayer el Banco Central, de los préstamos de los bancos a las empresas con las que mantienen vínculos societarios y a sus propios directivos y familiares.
Los banqueros consultados por Página/12 coincidieron en que la medida -una respuesta a los excesos no detectados por la autoridad monetaria en el Banco Mayo– fortalecerá el sistema financiero. Según advirtió el gerente financiero del Banco Privado de Inversión, Martín Garzaron, la nueva norma, cuyo objetivo es evitar que los bancos canalicen sus depósitos hacia negocios particulares, puede tener un efecto contradictorio sobre los clientes más chicos. Estos, que son una amplia mayoría, se beneficiarán por la mayor seguridad en sus colocaciones. Pero, en su opinión, se verán en problemas para acceder al crédito al profundizarse la concentración bancaria.
Este es un resultado esperable del nuevo régimen considerando que su impacto caería básicamente sobre los bancos medianos y pequeños. “El Central está apuntando –destacó Garzaron– a las entidades chicas y medianas que se manejan de forma familiar”.
En la city destacan que la medida de Pou es “más papista que el Papa”. De hecho resulta más dura que las exigencias internacionales fijadas por el Banco de Basilea, que ya estaban en vigencia. Ahora sólo las empresas con actividades afines y complementarias podrán tener acceso a créditos, como el caso de las sociedades de bolsa. Y el tope para las personas físicas vinculadas se reducirá a valores muy bajos, sin superar los 50 mil pesos.

 

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