UN SORPRESIVO TESTIMONIO SOBRE LOS CRÍMENES DEL DICTADOR

La ESMA persigue a Massera

Mercedes Carazo, que se enamoró de Pernías en la ESMA, relató ante la Justicia que vio viva a Dagmar Hagelin y cómo se mantenía con vida a las embarazadas hasta robarles sus bebés.

  "Le decían la 'suequita'. Tuve un diálogo muy breve con ella, tenía una venda en la cabeza, sería febrero o marzo de 1977." Así recordó Mercedes "Lucy" Carazo su encuentro en la Escuela de Mecánica de la Armada con la joven sueca desaparecida Dagmar Hagelin. Carazo habló por primera vez ante la Justicia y rompió el silencio que hace más de veinte años el represor Jorge "Tigre" Acosta "les pidió a todos los que eran puestos en libertad". Carazo declaró en Lima --donde vive desde 1980-- ante la jueza Luisa Riva Aramayo en la causa que investiga la verdad y el destino final de los desaparecidos. En un párrafo del testimonio que puede complicar aún más la situación judicial del ex dictador Emilio Massera dijo que "en el baño solía cruzarse con mujeres embarazadas con las que apenas intercambiaba frases y que se decía que iban a mantenerlas con vida hasta el parto por la postura ideológica ante el aborto. Después ya eran las 'generales de la ley', es decir, podrían vivir o no".

Sin saberlo, Carazo estaba ratificando los elementos que --tal como reconstruyeron los organismos de derechos humanos-- confirman que hubo un plan sistemático para la apropiación de los hijos de los desaparecidos: la presencia de embarazadas en centros clandestinos de detención, la rotación de los militares para que todos quedaran involucrados por igual estableciendo un pacto de sangre y de silencio, y la interrelación entre las distintas armas. "Se decía que todos los oficiales de la Armada pasaron por la ESMA al menos un mes y participaban en los grupos de tareas. La ESMA era frecuentada por coordinadores del Ejército y de la Fuerza Aérea", le dijo la testigo a la jueza. Acorralado por la reciente citación de la Justicia, Massera juró días atrás que no estuvo en la ESMA en la Navidad de 1977. Carazo lo desmiente. "Los guardias jóvenes decían que estaba de visita Massera para una misa de Navidad en 1977 y por eso se acentuaron las medidas de seguridad: nos pusieron esposas y acortaron las cadenas de los grilletes de los pies y la que la unía a una bala de cañón".

A mediados de 1996 "Lucy" realizó declaraciones a la televisión sueca, en las que afirmaba haber visto viva a Dagmar Hagelin durante su detención en la ESMA. A raíz de esa entrevista, en junio de 1996 la Cámara Federal reabrió el caso de la joven sueca e incorporó ese video como prueba. Su padre --uno de los impulsores del proceso-- insistió en que se le tomara testimonio, y los demás querellantes estuvieron de acuerdo porque creían que por su condición privilegiada de protegida del represor Antonio Pernías, Carazo tuvo posibilidades de moverse con facilidad dentro del campo de concentración y podría tener valiosa información sobre muchas de las historias que se tejieron en esas tinieblas (ver aparte).

"La versión de Carazo tiene muchísimo valor --aseguró Ragnar Hagelin a Página/12 desde Estocolmo-- porque esa mujer le dijo a un periodista sueco que el Tigre Acosta le contó que se habían equivocado en secuestrar a mi hija porque buscaban a María Antonia Berger (una sobreviviente de la masacre de Trelew), pero que la gravedad del momento los había llevado a persistir en el error y por eso la mataron. También se lo confirmó Antonio Pernías."

Cuando declaró hace dos meses ante la jueza Riva Aramayo en la embajada argentina en Lima, "Lucy" puso parte de esa versión en boca de "los detenidos" y omitió nombrar a los marinos: "Tuve conocimiento de su detención, la versión entre los detenidos es que había sido herida al intentar ingresar en una casa previamente allanada y que había sido confundida con Berger que era a quien estaban esperando. En una oportunidad fui llevada a la habitación en donde alojaban a las embarazadas para ver a la 'suequita'. Ellos suponían que la conocía, pero esto no era verdad. Llevaba algo como una venda o un pañuelo en la cabeza, creo que estaba parada. No recuerdo haberle visto marcas de golpes o de torturas. En esos momentos se rumoreaba que debido a su estado de salud no querían mantenerla con vida, pese a nuestros esfuerzos con los oficiales. Nunca más la vi". Carazo no mencionó el enorme derrame que le había aparecido en el rostro después de la caída que sufrió a consecuencia del disparo que recibió cuando la secuestraron.

Su declaración en Perú duró varias horas y se concretó en dos jornadas, el 21 y 22 de setiembre. Riva Aramayo prácticamente no hizo preguntas, y al final formuló el cuestionario que había enviado el abogado Horacio Méndez Carreras. En ese momento Carazo habló de Hagelin. Su padre hubiera querido estar presente en la audiencia en Lima y se quejó porque le avisaron tres días antes y no pudo organizar el viaje. Tampoco estuvieron allí sus abogados. La sobreviviente confeccionó un plano del lugar de detención en la ESMA. En el extenso testimonio se destacan algunos párrafos:

- Supo de la muerte de Rodolfo Walsh en la ESMA y la versión que conoce es que Walsh murió en el enfrentamiento. (Carazo es uno de los sobrevivientes que habría oído que las carpetas del escritor pudieron haber estado en manos de dos periodistas colaboradores de Massera en la ESMA.)

- Reconoció que aceptó escribir la historia de las FAR ante un "desafío de Acosta", para lo cual le ofrecían toda la bibliografía que estaba en la ESMA. Pero decidió cortar en el momento de la fusión con Montoneros porque sentía que "la reflexión sobre la historia contrastada con la derrota que verificaba día a día la debilitaba".

- Presenció el nacimiento de Vera, la hija de Silvina Labayru que se produjo el 27 o 28 de abril de 1977. (Según su amiga, la escritora Liliana Heker, ésa fue la primera vez que se tomó de la mano con Pernías.)

- Acosta le comentó que su marido había sido cremado, lo cual fue una novedad para ella dado que presuntamente los detenidos eran inyectados semanalmente y que el rumor más difundido era que luego de una dosis letal eran tirados al mar. (Así lo dijeron los sobrevivientes en el Juicio a las Juntas y años más tarde lo ratificó el marino Adolfo Scilingo.)

- Había ropa que provenía de los allanamientos de las casas de los miembros de la organización y era utilizada por los detenidos. En una oportunidad vio sus propios muebles instalados en el despacho de un oficial, que era el segundo de la ESMA. También vio su auto. (Los militares aún pueden ir presos por causas que están en la justicia federal: las referidas a las apropiaciones de menores y una referida al robo del patrimonio de un ingeniero mendocino desaparecido.)

- Tenían organigramas de la organización Montoneros con los apodos de cada uno, y en la medida que tenían información incorporaban datos como por ejemplo los nombres reales. Allí se registraban los detenidos y fallecidos en cualquier lugar del país. Ella vio un pedazo de organigrama en el sótano hecho en cartulina y le resultó abrumador verlo debido a la cantidad de información con la que contaban, que excedía la que ella conocía.

Esta causa en la que interviene la Cámara Federal de la Capital en pleno es impulsada por la compañera de Rodolfo Walsh, Lilia Ferreyra, sus familiares y los de Dagmar Hagelin, las monjas francesas y otros detenidos-desaparecidos de la ESMA. Su objetivo es la búsqueda de información para la reparación moral de los familiares de las víctimas de la dictadura y tiene características procesales especiales: no tiene efectos penales y los testigos pueden negarse a declarar. Pero Carazo aceptó y lo que dijo puede servir para cerrar el círculo en otras causas que afectan a los represores. Massera ya tiene otro motivo para no dormir tranquilo.

LA POLEMICA HISTORIA DE MERCEDES "LUCY" CARAZO

"Un cuento de amor"

Por A.M.

La historia de Mercedes Carazo --"Cuqui" para sus amigos de la infancia y "Lucy" para sus compañeros montoneros-- actualiza el fantasma de la colaboración que prestaron algunos sobrevivientes de la ESMA a sus victimarios, en desmedro de los gestos de resistencia de los cuales otros quisieran que se hablara más. Su pasado tiene la fascinación de lo truculento y genera polémica. Sin embargo, los protagonistas del caso coinciden al opinar que en su reciente declaración judicial no dijo todo lo que sabe e intentó proteger a los marinos que la torturaron en la década del '70.

Carazo estudiaba Química en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Perteneció a las filas comunistas, luego a las Fuerzas Armadas Revolucionarias --FAR-- y finalmente ingresó en la agrupación Montoneros. El periodista y escritor Miguel Bonasso sostiene en su libro Recuerdo de la muerte que Lucy no se quebró en la tortura, no delató a los compañeros ni dio datos. Pero se enamoró de uno de sus victimarios: Antonio Pernías, alias "Trueno" o "Rata".

Liliana Heker era su íntima amiga. Escribió la novela El fin de la historia, en la cual cuenta la historia de Lucy sobre la base de largas conversaciones que mantuvo con ella. "En nuestros encuentros hablaba sin parar, como haciendo una catarsis, y yo quedaba como mareada". Heker coincide con Bonasso en que esta ex oficial mayor de Montoneros nunca marcó a nadie, pero afirma que su colaboración fue intelectual. "A Massera le interesaba mucho su inteligencia, experiencia y autoridad. Ella me dijo que había conseguido que los marinos la respetaran más que a los perejiles".

Según la escritora, Lucy no intentó mejorar su imagen en el relato de los hechos y reconoció que amaba a Pernías. Recuerda una frase que la describe en su esencia: "No es cierto que él me sedujo. A mí no me seduce nadie, soy yo la que seduce". "Para ella fue un maravilloso cuento de amor, en el cual los dos estaban arrepentidos de lo que hacían, ella de su militancia y él de las torturas. Creo que aún hoy sigue agradecida porque le devolvió a la hija", afirmó Heker a Página/12.

Nadie puede asegurar si fue Lucy quien dio los datos para que los represores encontraran a su marido, el dirigente montonero Marcelo Kurlat, conocido como el "Monra". Pero se sabe que Pernías dirigió el operativo en el cual fue baleado y la hija de ambos --Mariana-- fue secuestrada para luego entregarla a sus abuelos. También coinciden los relatos que describen la muerte de Kurlat en brazos de Lucy en la ESMA, pero ella en su declaración dice que murió camino al Hospital Naval (ver nota central). Carazo ya había empezado a escribir la historia de las FAR, a pedido del "Tigre" Acosta, y gozaba de algunos privilegios como la posibilidad de hacer llamadas telefónicas. Fue así que pudo comprobar que su hija estaba viva.

"Lucy integró el Centro Piloto de París, a través del cual Massera pretendía mejorar la imagen de nuestro país en el exterior, frente a las cada vez más precisas denuncias de los organismos de derechos humanos. En 1979, fue detectada en España por los servicios de información locales, junto a Pernías y antes de radicarse en Perú, en 1980, habría estado en México. Cuenta Heker que cuando regresan del primer viaje a París, otra ex detenida que trabajó en el Centro Piloto pasó un informe negativo de ella, acusándola de simpatizar más con la socialdemocracia que con la derecha. Massera respondió que él no necesitaba un espejo donde mirarse sino saber cómo piensan los demás. Además, dado el cambio de imagen que querían dar y el proyecto populista de Massera, le interesaba esa dirección e información. Una versión indica que Carazo habría apoyado el Partido para la Democracia Social fundado por Massera.

En relación con el testimonio que dio a la jueza Luisa Riva Aramayo, Heker afirmó que hay muchas omisiones, pero en general Carazo evitó juzgar a los marinos, a excepción de Acosta a quien detestaba. Eludió opinar sobre Massera y Pernías casi no aparece. Lucy dice que lo vio por última vez en 1981 y Heker asegura que se siguieron encontrando hasta 1991.

El abogado de las monjas francesas desaparecidas en la ESMA, Horacio Méndez Carreras, opinó que "el testimonio no colmó la expectativa que había despertado, porque ella sabe más que otros sobrevivientes". El letrado destacó que Carazo declaró obligada por un exhorto, porque el testimonio anterior brindado a un juez peruano "eran tres renglones deplorables, y ahora intentó con esta versión dejar bien parados a los marinos. Se preocupó en aclarar que Dagmar no tenía marcas de torturas sin que nadie le haya preguntado por eso". Méndez Carreras afirma que Carazo estaría trabajando como funcionaria del gobierno de Alberto Fujimori.

Graciela Daleo --sobreviviente del horror de la ESMA-- no comparte el planteo del libro de Heker, pero tuvo una apreciación similar del testimonio de Lucy. "Se mostró reticente a colaborar con la Justicia porque sabe mucho más de lo que contó. Después de 20 años esperábamos más, pero además hubiera sido más valioso que hablara antes, cuando faltaba información", expresó ante la consulta de este diario.

Daleo prefiere recordar "las pequeñas resistencias" que están presentes en el relato de Pilar Calveiro y dejó abierto el debate sobre si corresponde o no juzgar las actitudes de los sobrevivientes de los campos clandestinos de detención con esta frase: "Hasta el momento de caer era una compañera".

TEXTUALES DEL TESTIMONIO DE CARAZO A LA JUEZA

Relato de un pasado presente

* "Relató que cuando la secuestraron alcanzó a gritar su nombre que fue oído por una persona que no la conocía, pero que tenía familiares en la organización Montoneros, conocida como 'Chinita'. Era sobrina de Massera y fue quien comunicó las circunstancias de su detención".

* "Que fue torturada por 'el Duque' (Francis Whamond) con picana eléctrica en diversas partes del cuerpo, especialmente en la vagina. Que le hicieron preguntas sobre temas de los cuales realmente no poseía información, por ejemplo la ubicación de las imprentas".

* "Que había un oficial del Ejército cuyo nombre no conocía (según los abogados de la causa podría ser Julio César Coronel, alias 'Maco') y gente de Gendarmería que usaba una jerga antijudía".

* "Que el 10 de diciembre de 1977 le dicen que hay un operativo en el que van a detener a su marido Marcelo y le piden que participe, a lo cual se niega. Esa noche la van a buscar a su cuarto y la llevan a la enfermería ubicada en el sótano donde se encuentra con él herido, alcanza a hablar con ella sorprendido de verla viva y le dice que cree que su hija Mariana --con quien estaba en el momento del enfrentamiento-- había sido llevada con sus padres. Un poco después se entera de que su marido ha muerto camino al Hospital Naval. Ante ello reclama saber de su hija y le permiten llamar por teléfono a su padre, quien le confirmó que de madrugada habían dejado a la niña en la puerta del departamento. Tiempo después supo que Mariana había sido interrogada en la ESMA por el 'Puma' Perrén, previo a ser llevada con los abuelos. Tenía diez años el 31 de octubre de 1976".

* "Que fue seleccionada para fichar documentación internacional en Europa. Sintió una sensación contradictoria debido a que la ESMA se había transformado en su mundo y ya no se sentía parte de Montoneros ni de nada. Supieron que el destino era París y que viajarían con una persona de Cancillería, que cree era de apellido Florio y con el capitán Perrén. La garantía de su buen comportamiento fue asegurada con la vida de su padre y con la de los compañeros que quedaban detenidos en la ESMA".

* "Que supo que personal retirado de la Armada participó voluntariamente en los grupos de tareas de la ESMA. Recuerda que fueron detenidas personas absolutamente ajenas a las organizaciones y que les era muy difícil soportar las condiciones de detención, prácticamente enloquecían, se trastornaban rápidamente".

* "Que cuando encontraban un montonero que fuera de la tortura traicionaba al resto de los detenidos, era considerado peligroso para ellos mismos. Otro de los puntos a tener en cuenta para sobrevivir era que no debían estar enfermos debido a que no estaban dispuestos a sostener un sistema de salud. Pero que desconoce y no logra descifrar cuál era el sistema selectivo utilizado".

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