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Por Mónica Flores Correa Desde Nueva York
Los Allen dijeron que quieren usar el mismo tipo de test que sirvió para probar que Jefferson y Hemings habían tenido hijos. Según Janet Allen, una mujer de 44 años, desde que ella era apenas una niña, su familia le ha contado cómo en 1784 Washington conoció a Venus, una bella adolescente de ojos dorados y piel más bien clara para su raza. La muchacha tuvo un hijo mulato, al que bautizaron con el nombre de West Ford, quien vivió en la mansión del general, en Mount Vernon. De acuerdo con los relatos orales, el chico aprendió a leer, concurrió a una iglesia donde los blancos practicaban su religión y usaba la puerta principal de la plantación para entrar y salir, algo sólo reservado a los patrones y sus familias. Allen sostiene que West Ford, de quien ella es descendiente directa, era hijo de Washington. "Es una falacia decir que Washington no tuvo hijos. Nosotros somos una prueba de que esto no fue así", enfatiza. Pero los que administran el legado histórico del militar y primer presidente de Estados Unidos han rechazado el reclamo y, decididos a mantener la historia oficial, se niegan a que se realice la prueba de ADN. "Pone una leve mancha, muy leve, en la reputación de la persona más importante de la historia norteamericana. De todos los líderes que hemos tenido, es él quien más se merece que su carácter permanezca intachable", dijo James Rees, director residente de la fundación que se ocupa de los bienes de Washington. En el caso de la Thomas Jefferson Memorial Foundation, que posee y opera Monticello, la fastuosa mansión y plantación en Virginia que perteneció al tercer presidente estadounidense, su actitud frente al "escándalo" del padre de la patria ha sido mas ecuánime y abierta. De hecho, sus miembros nunca ignoraron el elemento afroamericano que había en el legado. Han publicado un cuadernillo acerca de Sally Hemings y los visitantes pueden realizar un tour separado a las dependencias que habitaban los esclavos en Monticello. "Hace mucho tiempo que la fundación cree que no se puede entender a Thomas Jefferson sin entender la esclavitud, y que no se puede entender Monticello si no se entiende su comunidad afroamericana", comenta Dan Jordan, su presidente. El estudio que comprobó el vínculo genético entre los descendientes de Hemings y Jefferson fue publicado recientemente en la revista científica Nature. Eugene Foster, un profesor de patología jubilado que organizó la investigación, encontró que el cromosoma Y de un descendiente de Easton, el hijo más chico de Hemings, coincidió perfectamente con el material genético de la familia Jefferson. Dueño de 200 esclavos, Jefferson condenó públicamente la cruza racial. Pero la relación con Sally Hemings, que era veintiocho años menor que él, parece ser una expresión más de la personalidad paradójica del autor de la Declaración de la Independencia, quien en ese documento notable afirmó: "Mantenemos que esta verdad es evidente en sí misma: que todos los hombres han sido creados iguales". Por cierto, la actitud de las dos fundaciones es enormemente contrastante. Mientras la Jefferson acepta desde hace mucho tiempo lo que se ha comprobado ahora científicamente, los investigadores de la fundación de Washington sostienen que el presidente estaba demasiado ocupado reconstruyendo su residencia en Mount Vernon, después de una ausencia de ocho años en la guerra revolucionaria, para visitar la plantación de su hermano, donde presuntamente fue concebido West Ford. Algunos historiadores dicen que fue justamente ese hermano, John Augustine Washington, o quizás un hijo de él, el verdadero progenitor del mulatito. También dicen que George Washington nunca pudo ser el padre porque era estéril. Ninguno de estos argumentos logra persuadir a los Allen que opinan que "el general era alguien extraordinario pero, por sobre todo, también era un ser humano".
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