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Estrellas fugaces para hartarse de pedir deseos

Hasta el viernes será posible observar a simple vista una lluvia de meteoritos. Temor por posibles daños a los satélites.

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t.gif (67 bytes)  Como todos los años, las Leónidas están de vuelta. Esta vez, como ocurre cada 32 años, la lluvia de meteoritos será mayor e inundará hoy el cielo de estrellas fugaces. El fenómeno, apasionante para los astrólogos que podrán estudiarlo a fondo con modernos instrumentos tecnológicos, preocupa a los propietarios de los 600 satélites en órbita que podrían resultar dañados por la furiosa nube de desechos cósmicos. Asia y Australia tendrán las mejores ubicaciones para observar el espectáculo, ya que en esas regiones será de noche cuando se produzca el momento culminante. En la Argentina ocurrirá a las 17 de hoy, pero entre la 0 y las 5 de mañana --y en el mismo horario hasta el viernes inclusive--, podrán apreciarse todavía las secuelas de la lluvia con solo mirar el cielo.

La nube fue bautizada Leónidas porque procede de la constelación de Leo y riega el planeta con una masa de partículas que arden al entrar en contacto con la atmósfera. Los meteoritos son partículas del cometa Tempel-Tuttle, cuya órbita de 33 años alrededor del Sol se encuentra en forma anual con la Tierra. El tamaño de los meteoritos puede variar del tamaño de una pelota de beisbol al de un grano de arena. La mayoría, sin embargo, tendrá similitud con un poroto diminuto. El impacto de cada uno de ellos es similar al de una bala que vuela a 71 kilómetros por segundo.

El fenómeno no traerá consecuencia alguna para el planeta, pero hace temer por los satélites que giran alrededor de la Tierra. "Esta lluvia constituye la amenaza más grande jamás afrontada por nuestra constelación de satélites", afirmó en Washington Williams Silor, de la Aerospace Corporation. Si bien reconoció que "es muy pequeña" la probabilidad de que una de esas partículas golpee un aparato, recalcó que la alta velocidad con que se desplazan tornan impredecibles "los efectos de una colisión". Pero el impacto en sí mismo no es el peligro más serio. "Cuando una de esas minúsculas partículas golpea un objeto, crea una nube de elementos cargados eléctricamente que puede penetrar en el interior de un aparato y causar muchos daños", subrayó Silor. En 1986, un episodio similar provocó una avería en la sonda europea Giotto, golpeada por un desecho del cometa Halley. Aunque oficialmente se dice que el riesgo es mínimo, desde hace semanas los operadores de satélites vienen tomando previsiones.

La mayoría de las redes privadas, como Intelsat, modificaron sus aparatos para que sus paneles solares, muy vulnerables, sean orientados para ponerlos "de espaldas" a la lluvia. En la NASA, todo el mundo habla con prudencia. "Cada misión dispone de su propio plan de urgencia para las Leónidas", dijo Philip Liebrecht, del centro espacial Goddard, de Greenbelt, Maryland, que vigila 22 aparatos. Los espejos más valiosos del telescopio espacial Hubble le darán la espalda a los meteoritos en el momento más intenso de la tormenta.

Federico Kurtz, director del Observatorio del Colegio Nacional de San Isidro, dijo que en la Argentina el fenómeno podrá apreciarse entre la 0 y las cinco de la mañana desde esta noche hasta la madrugada del viernes. La posición ideal es con la vista hacia el este, en una reposera, casi al ras del suelo, para tener "una visión amplia del cielo" para poder ver una lluvia de 200 a 5000 meteoros por hora.

 

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