Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


LA COMPETENCIA OFICIAL DEL FESTIVAL MAR DEL PLATA SUMO TRES ACIERTOS

Cuando el cine hace recordar al cine

Cada una a su manera, "Ultima noche", "Trampas" y "El pequeño Tony" -- resultado de las obsesiones de sus respectivos directores-- honraron en el Festival una clase de films que parece caer en desuso frente a la tendencia catástrofe de Hollywood.

na29fo01.jpg (6260 bytes)
Por Martín Pérez
Desde Mar del Plata


t.gif (67 bytes)  Después de un fin de semana en el que la competencia oficial les cedió el protagonismo a los nuevos trabajos de maestros como Ingmar Bergman, Alain Resnais o Kenzo Ianamura --cuyas películas se transformaron en imprescindibles para los cinéfilos presentes en Mar del Plata, en particular la fenomenal On Connais La Chanson--, después de la primera reunión del Gran Jurado en el hotel Costa Galana, el Auditorium recobró todo su protagonismo. Sucede que por el escenario de los estrenos que compiten por el Ombú de Oro, el cine de la larga escalera que costó cerca de cien mil dólares, desfiló una seguidilla de tres films que parecen comenzar a darles la razón a los que aseguraban que el nivel de la selección oficial era el mejor de las últimas tres ediciones. Si bien es cierto que no son films perfectos y que ninguno aparece como candidato firme, lo que comparten la holandesa El Pequeño Tony (Kleine Teun), la checoslovaca Trampas (Pasti Pasti Pasticky) y la canadiense Ultima Noche (Last Night) es que tienen claramente una visión clara detrás de ellas. Son obras de directores con un mundo propio detrás, puesto al servicio de sus obsesiones y de las ganas de conmover y/o escandalizar al público.

El Pequeño Tony, por ejemplo, es un film que cuenta la historia de un particular triángulona29fo02.jpg (9059 bytes) amoroso. Lo forman un campesino fóbico y analfabeto; su mujer, onmipresente y dominadora; y una hermosa profesora que se involucra en su mundo con el objetivo inicial de enseñarle a leer. Claro que las cosas se complican. En este cuarto film, Alex Van Varmerdam (director y protagonista) retoma temas que ya había tratado con maestría en Abel, su opera prima. Si en aquella el centro era un adolescente que ya no lo era, pero se negaba a salir de su adolescencia preocupando a sus padres, aquí el mismo prototipo de adulto inmaduro es un campesino dominado por una matrona que se cree capaz de conseguir todo lo que desea de él. Con un humor absurdo muy personal, una cámara estética y al mismo tiempo funcional, y unos cuestionamientos intimistas que permiten calificar a su director como una suerte de Bergman psicópata, El pequeño... decae en su segunda mitad, cuando la conclusión del drama le resta humor y personalidad al film, yendo del psycho slapstick al psycho killer. Para destacar: la actuación de la holandesa Annet Malherbe --esposa en la vida real del director/actor-- como la esposa manipuladora.

Yendo de menor a mayor dentro del trío de interesantes films que han animado a los seguidores de la competencia oficial, es el turno de hablar de Trampas, de la respetada directora checoslovaca Vera Chytilova. Conocida por sus trabajos de la década del sesenta, Chytilova se dedica a contar una historia contundente: la que se dispara cuando una joven veterinaria es violada por dos desconocidos en la carretera, a los que la víctima termina castrando al final de la noche. Con un comienzo contundente --que muestra cómo dos cerdos son capados en un corral-- y un planteo dinámico y un maniqueísmo que busca decididamente tanto la polémica (todos los hombres, especialmente los inocentes, son culpables), con el correr del metraje Trampas deja de escandalizar para pasar a confundir, y luego simplemente a aburrir. Su contundente humor negro y sexista, sin embargo, le ganó el interés del abundante público que concurrió a su estreno en la primera función del lunes en el Auditorium, arrancando algunos entusiastas aplausos en la hilarante escena en que los violadores (dos paradigmas de triunfadores: un creativo publicitario y un político corrupto) descubren su destino de eunucos.

El planteo de Ultima Noche, la más interesante y completa de las películas con las que arrancó esta nueva semana de competencia, es muy sencillo: ¿Qué harías en tu última noche sobre la tierra? Protagonizada, escrita y dirigida por el canadiense Don McKellar, el film cuenta esas historias personales que hoy Hollywood no tiene tiempo para filmar. O ya no sabe cómo hacerlo, perdida entre tanto efecto especial. Comienza a las seis de la tarde de ese último día, y termina con una luz cegadora exactamente a la medianoche. No importa por qué es que el mundo termina, apenas si hay algún que otro detalle aislado. Y lo que le importa a McKellar es esa gente suelta en un mundo vacío, que pronto va a dejar de ser tal, y por lo tanto le es cada vez más ajeno y más propio. Además de la sutileza de cada una de las historias, Ultima Noche cuenta a su favor con las actuaciones sobrias, acertadas y seductoras de casi todo su casting, particularmente en el caso de los personajes secundarios interpretados por Genieveve Bujold y el cineasta David Cronemberg. Autocomplaciente, Ultima Noche es un film melancólico y perfecto como una buena canción. Que, al finalizar, une al auditorio en una mirada perdida en cada uno de sus propios fines del mundo. Casi en la misma forma en que, al finalizar On Connais La Chanson, todo el mundo se fue con una sonrisa estampada en el rostro y una canción dando vueltas en la cabeza.

 


"El gusto está cambiando"

t.gif (862 bytes) El presidente del jurado de la 14 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el iraní Abbas Kiarostami, dijo ayer que le parece que las mejores películas del mundo son las que se filman en Italia y Francia. Sin embargo, apuntó su certeza de que "en el cine actual no hay divisiones entre Oriente y Occidente, a diferencia de lo que ocurre en el terreno político". Los sentimientos, planteó "no conocen fronteras: si El sabor de la cereza conmovió a los públicos de países tan diversos y distantes, es evidente que los pueblos pueden contactar y comprenderse a través de las emociones". El realizador llegó a Mar del Plata dos días después del inicio del certamen, tras un agotador viaje de 40 horas por aeropuertos internacionales debido a problemas de visado y de conexiones aéreas. Según Kiarostami, en los últimos tiempos se advierten aires de cambio profundo en el mundo del cine. "El gusto de la gente está cambiando: una década atrás, El sabor de la cereza hubiera sido vista por muy poca gente". La consagración internacional de Kiarostami ocurrió el año pasado, cuando compartió la Palma de Oro del Festival de Cannes con el japonés Shohei Imamura. El realizador iraní terminó su primer largometraje --El pasajero-- en 1974. Pasaron 16 años para que Europa lo descubriera con Dónde está la casa de mi amigo, que fue invitada a participar en Cannes. En 1992 volvió a ser invitado a la muestra francesa en la sección paralela "Quincena de Realizadores" con Y la vida continúa, y dos años más tarde, en la sección oficial con A través de los olivos. El iraní contó que antes de viajar a Argentina estuvo trabajando en una nueva película, Una ceremonia especial, que se estrenará dentro de dos meses "y fue rodada íntegramente en el interior de Irán, con la actuación de gente del pueblo y sin actores profesionales".

 

PRINCIPAL