CENTROS PARA ESTUDIANTES DEL
INTERIOR Para pelear contra la soledad, la angustia y los problemas comunes, muchos jóvenes que dejaron sus pueblos para ir a las grandes universidades se juntan en asociaciones provinciales.
"Como cuesta mucho acostumbrarse a la Capital, nuestra idea es contribuir a una mejor adaptación, ser un grupo de cohesión y pertenencia para los formoseños", dijo Adrián Malgarini, uno de los 250 miembros del centro de estudiantes de Formosa en Buenos Aires. "El objetivo es tener un lugar donde los chicos puedan combatir el desarraigo. Y también, ofrecer becas a los que no pueden sostener los costos de una carrera universitaria", explicó Verónica Cammarata, vicepresidenta del centro de Río Negro en Buenos Aires, que tiene 700 socios. Para estudiar ciencias económicas, Marcos Monzón viajó desde Santa Cruz a La Plata. "La experiencia fue dura pero buena. Todos los días, aprendía algo nuevo: desde lavar los platos hasta administrar la plata que me mandaban mis viejos", recordó. Cuando dos amigos suyos decidieron reabrir el centro de estudiantes santacruceños, que había funcionado años atrás, se enganchó con ellos: "Me pareció bueno crear un espacio donde volcar nuestras costumbres y no sentirnos tan solos". En la actualidad, Monzón preside la agrupación y ya hay 400 adherentes. Las actividades que ofrecen los diferentes centros son variadas: deportivas, culturales o recreativas; siempre gratuitas para los socios. "Hay campeonatos de fútbol, paddle, ping-pong, truco y un gimnasio. Editamos una revista y todos los años organizamos 'la semana de La Pampa', donde tocan grupos musicales de nuestra provincia", enumeró Lucas Koller, uno de los 600 miembros de la asociación de universitarios pampeanos en Buenos Aires. "Hacemos fiestas todos los sábados y, en la semana, nos juntamos a comer y a guitarrear", contó Leyra. Y Cammarata agregó: "Organizamos cursos de computación, teatro, tango, coro, gimnasia y tenemos un comedor para que los socios puedan almorzar todos los días". Además, brindan otros servicios: envían material con información de las distintas carreras y universidades a los colegios secundarios de su provincia, inscriben a los chicos en la facultad, dan descuentos para pasajes al interior y, en muchos casos, organizan sus propias bibliotecas. Pero una de las funciones más importantes es la oferta de becas para los que tienen pocos recursos. "Los primeros meses viví en una pensión. Conocía muy poca gente y la plata no me alcanzaba. Cuando supe que existía el centro, me acerqué y me ofrecieron ayuda", recordó Lucas Koller, que llegó a Buenos Aires para estudiar Antropología, una carrera que no se dicta en La Pampa. Ahora, Lucas vive con otros veinte estudiantes en la casa del centro: sólo pagan 35 pesos por mes para cubrir los impuestos y algunos pocos gastos. A los becados del centro de estudiantes santacruceños les pagan por entregar correspondencia, limpiar y mantener en condiciones la sede. En la asociación de Río Negro, la beca incluye alojamiento, almuerzo, material de estudio y atención médica. Y, en el centro de Chubut, diez estudiantes tienen gratis la vivienda, porque los gastos son cubiertos por el gobierno provincial. "También les conseguimos la bibliografía sin cargo", apuntó Leyra. Ante la escasez de fondos oficiales, los centros de estudiantes igual se las arreglan para seguir. A los chicos rionegrinos se les pide una colaboración de cinco pesos por semestre y, a los de Santa Cruz, un peso mensual. Pero no todos pueden pagar: "No juntamos mucho con las cuotas. Además, la mitad del dinero se va con las becas", explicó Monzón. Por su lado, los estudiantes de La Pampa, Chubut y Formosa directamente no pagan nada por los servicios del centro. "Nuestro principal sostén son las fiestas --detalló Camaratta--. También recibimos algunos subsidios provinciales, pero no aportan mucha plata".
EL GREMIO ANUNCIO EL 8º PARO NACIONAL DEL AÑO Tres listas se disputan la Conadu
El actual secretario general, José Luis Molina, no dudó en vaticinar: "Vamos a ser nuevamente la mayoría. Y esto va a servir para profundizar el trabajo en el marco de la CTA y de la Confederación de Educadores Americanos". La diferencia de la lista de Molina con el grupo que se escindió de la conducción --la Corriente Gremial Universitaria-- es su mayor fuerza en los gremios del interior del país. "Nuestra lista nuclea once organizaciones de base del interior, que son un cuerpo raquítico en relación al monstruo macrocefálico de la Capital. El aislamiento regional hace que el efecto de las políticas neoliberales se sufra doblemente en las universidades regionales. Tenemos que articular una política común para lograr un sistema homogéneo", reclamó. Pero admitió que las propuestas de las diferentes listas no difieren demasiado. La Corriente Gremial --encabezada por Anahí Fernández-- reclama una mayor integración con la CTA: "Si no insertamos nuestras reivindicaciones dentro de una entidad mayor, claramente opositora al modelo, la lucha de los docentes carece de sentido", aseguró Fernández. También consideró fundamental avanzar en la sindicalización de los cuadros. El sector más crítico es el Frente Gremial Docente encabezado por María Teresa Basilio: "Conadu debe asumir una posición mucho más dura contra las leyes Federal de Educación y de Educación Superior, debe exigir la duplicación salarial docente en el presupuesto, denunciar las maniobras del PE para privatizar la educación pública y sostener un plan de lucha mucho más firme", aseguró.
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