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Los derechos humanos en versión de libre comercio

El proyecto de una zona de libre comercio en el sudeste asiático impulsado por Estados Unidos alarma a los japoneses, ya molestos por la defensa que hizo Al Gore de los disidentes malayos.

t.gif (862 bytes) El apoyo “impropio” (según Japón) que el vicepresidente norteamericano Al Gore les dio a los disidentes malayos en su discurso del lunes a la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) generó una disputa que empieza a involucrar los conflictos que mantiene Estados Unidos con los países asiáticos sobre política económica. La mayoría de los gobiernos asiáticos sienten simpatía por el gobierno malayo, al que Gore atacó por violaciones a los derechos humanos anteayer, y resienten los planes de libre comercio que EE.UU. intenta forzarlos a adoptar. En consecuencia, casi todos los participantes de la APEC se sumaron al gobierno malayo en condenar la “cañonera verbal” de EE.UU. Japón, en particular, usó las declaraciones de Gore como una vara para golpear al gobierno de Bill Clinton, que lo ha importunado repetidamente con demandas de que elimine sus restricciones arancelarias al libre comercio. Clinton no pareció afectado por esta hostilidad y “felicitó” ayer a Gore por su discurso.
“También aquí, entre los hombres valientes de Malasia, oímos el grito por democracia y ‘reformasi’ [reformas].” Nada diplomático el discurso de Gore, especialmente si se considera que fue hecho en presencia del gobierno que le sirve de anfitrión a la APEC, y que le respondió con dureza. “Malasia no toma con amabilidad el sermón santurrón de un país conocido por haber cometido graves violaciones a los derechos humanos”, declaró fulminantemente el canciller malayo, Abdullah Badawi, quien definió el discurso como una “incitación ilegal” a la insurrección popular. En esta posición el gobierno malayo recibió el apoyo de la mayoría de los países asiáticos, los cuales tienen posiciones encontradas con Estados Unidos.
En efecto, la situación era demasiado volátil en términos económicos para evitar una disputa entre Estados Unidos y el Sudeste Asiático. Estados Unidos ha estado intentando crear una zona de libre comercio en el sudeste asiático frente a la fuerte oposición de los gobiernos regionales, quienes consideran inaceptable que se eliminen todas las barreras tarifarias en la región. Además, las “reformas” que apoya Estados Unidos incluyen la liberalización de la economía de Malasia, ahora guiada por una política de fuerte proteccionismo dirigido desde el gobierno central.
Es, asimismo, sobre estas líneas de proteccionismo vs. libre comercio que se plantea la disputa entre Japón y Estados Unidos. El proyecto de una zona de libre comercio total en el Sudeste Asiático es profundamente alarmante para el gobierno japonés de Kenzo Obuchi, que ya se está enfrentando a la recesión de su economía. Obuchi lanzó ayer un plan de salvataje que cuenta con el consumo interno para sacar a su economía de la recesión, justamente lo opuesto a un proyecto que introduciría a la competencia asiática contra su industria local. Los dos países estuvieron unidos, sin embargo, en impulsar el paquete de 10.000 millones de dólares para “recapitalizar” a las vapuleadas economías de la región.

 

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