Los derechos humanos en
versión de libre comercio
El proyecto de una zona de libre comercio en el
sudeste asiático impulsado por Estados Unidos alarma a los japoneses, ya molestos por la
defensa que hizo Al Gore de los disidentes malayos.
El apoyo
impropio (según Japón) que el vicepresidente norteamericano Al Gore les dio
a los disidentes malayos en su discurso del lunes a la cumbre del foro de Cooperación
Económica Asia-Pacífico (APEC) generó una disputa que empieza a involucrar los
conflictos que mantiene Estados Unidos con los países asiáticos sobre política
económica. La mayoría de los gobiernos asiáticos sienten simpatía por el gobierno
malayo, al que Gore atacó por violaciones a los derechos humanos anteayer, y resienten
los planes de libre comercio que EE.UU. intenta forzarlos a adoptar. En consecuencia, casi
todos los participantes de la APEC se sumaron al gobierno malayo en condenar la
cañonera verbal de EE.UU. Japón, en particular, usó las declaraciones de
Gore como una vara para golpear al gobierno de Bill Clinton, que lo ha importunado
repetidamente con demandas de que elimine sus restricciones arancelarias al libre
comercio. Clinton no pareció afectado por esta hostilidad y felicitó ayer a
Gore por su discurso.
También aquí, entre los hombres valientes de Malasia, oímos el grito por
democracia y reformasi [reformas]. Nada diplomático el discurso de
Gore, especialmente si se considera que fue hecho en presencia del gobierno que le sirve
de anfitrión a la APEC, y que le respondió con dureza. Malasia no toma con
amabilidad el sermón santurrón de un país conocido por haber cometido graves
violaciones a los derechos humanos, declaró fulminantemente el canciller malayo,
Abdullah Badawi, quien definió el discurso como una incitación ilegal a la
insurrección popular. En esta posición el gobierno malayo recibió el apoyo de la
mayoría de los países asiáticos, los cuales tienen posiciones encontradas con Estados
Unidos.
En efecto, la situación era demasiado volátil en términos económicos para evitar una
disputa entre Estados Unidos y el Sudeste Asiático. Estados Unidos ha estado intentando
crear una zona de libre comercio en el sudeste asiático frente a la fuerte oposición de
los gobiernos regionales, quienes consideran inaceptable que se eliminen todas las
barreras tarifarias en la región. Además, las reformas que apoya Estados
Unidos incluyen la liberalización de la economía de Malasia, ahora guiada por una
política de fuerte proteccionismo dirigido desde el gobierno central.
Es, asimismo, sobre estas líneas de proteccionismo vs. libre comercio que se plantea la
disputa entre Japón y Estados Unidos. El proyecto de una zona de libre comercio total en
el Sudeste Asiático es profundamente alarmante para el gobierno japonés de Kenzo Obuchi,
que ya se está enfrentando a la recesión de su economía. Obuchi lanzó ayer un plan de
salvataje que cuenta con el consumo interno para sacar a su economía de la recesión,
justamente lo opuesto a un proyecto que introduciría a la competencia asiática contra su
industria local. Los dos países estuvieron unidos, sin embargo, en impulsar el paquete de
10.000 millones de dólares para recapitalizar a las vapuleadas economías de
la región. |