Por Irina Hauser
Según el fiscal
Eamon Mullen, en los últimos diez años María Julia Alsogaray incrementó su patrimonio
en unos dos millones de pesos. Esa es la cifra de enriquecimiento ilícito que la Justicia
podría comprobar, pero es probable que el aumento de su fortuna haya sido mayor. Los
cálculos se desprenden de la investigación iniciada a partir de una denuncia presentada
en 1993 que ya entonces anunciaba que los niveles mensuales de gastos de la actual
secretaria de Recursos Naturales superaban sus ingresos. Funcionarios de la DGI
confirmaron el monto del aumento patrimonial, pero dijeron que le resultará muy
fácil disfrazarlo
Menem me trajo suerte, solía decir María Julia Alsogaray para explicar su
explosivo esplendor económico durante la era menemista. Ahora pasaría a convertirse en
la primera funcionaria cercana al Presidente que está a pasos de ser procesada por
enriquecimiento ilícito. Los fiscales Eamon Mullen y José Barbacia presentaron un
escrito al juez Juan José Galeano en el que le piden que indague a la ingeniera. Galeano
podrá o no acceder al pedido y, eventualmente, procesarla. Recién entonces el caso
pasaría a juicio oral.
María Julia gana unos 3000 pesos en el cargo que ocupa. No se explica, entonces, cómo
hace para cubrir gastos mensuales que superan los 15 mil dólares, resúmenes mensuales de
tarjeta de crédito que llegan a los 10 mil pesos y viajes de no más de 10 días que
cuestan entre 20 y 30 mil pesos. Eso sin contar una fiesta que celebró para los 80 años
de su padre, Alvaro Alsogaray, donde al menos invirtió unos 15 mil pesos, y otra por su
cumpleaños número 47 en la que gastó 200 mil pesos. Cuando en 1993 el juez Galeano
solicitó las declaraciones juradas de la dama a la DGI, ella había obviado poner en la
lista objetos de arte por valor de entre 10 y 20 mil pesos, joyas carísimas y una
lapicera francesa antigua de 33 mil pesos, entre otros.
Uno de los temas que más llamó la atención de los fiscales fue la multiplicación de
los bienes de María Julia entre 1988 y la actualidad. De tener un departamento, dos autos
y algunas inversiones en empresas familiares (Cadesym, Safip, Guandacay, Puerto Lapacho,
DeKay y Pincar) saltó a poseer la casa donde vive actualmente (un petit hotel de 650
metros en Junín 1435), un departamento en Basavilbaso 1396, otro en Rodríguez Peña
1882, otro en Junín 1443 2º 31, una cochera a una cuadra de su casa y una
bóveda en el cementerio de la Recoleta. Pero no es todo. Hizo, además, refacciones en su
vivienda por valor de 650 mil pesos. Y este año, en el paquete de modificaciones incluyó
la compra de dos departamentos más en el edificio de al lado de su casa (Junín
1441/1443), el 3º 41 y el 3º 43. En el resumen de expensas las
propiedades figuran a nombre de uno de sus hijos, Francisco Erize, pero la señora se
tomó el trabajo de conectarlos con su casa. Para romper la medianera y que esta
infracción no causara escándalo, se encargó de sobornar a sus vecinos con la suma de
5000 pesos. En simultáneo, el edificio lindero convertido en prolongación de su casa se
ganó una limpieza profunda del frente.
Otro de los puntos oscuros que guía la acusación de la fiscalía es un pago de 500 mil
pesos que la empresa Astilleros Alianza le hizo a la funcionaria por supuestos trabajos de
asesoramiento como ingeniera. El detalle es que la empresa estaba en quiebra al momento de
otorgar esa remuneración, en diciembre de 1991. Y que, según una pericia, el recibo que
la acreditaba era falso. Más aún, el mismo día que la empresa giraba ese dinero, María
Julia recibía un préstamo por una cifra equivalente de la firma panameña Zeal
Internacional. Según el ex contador de los Alsogaray, Mario Ernesto Furlone, el monto en
cuestión fue incluido en la rectificación de urgencia (sobre su declaración
patrimonial) que hizo ante la DGI, cuando en 1993 el militante radical Roberto Bases la
denunció por enriquecimiento ilícito. La acusada, por su parte, se defendió ayer en
declaraciones radiales argumentando que se trata de una causa vieja y que no veía la
novedad. Afirmó que un secretario de Estado puede tener otros ingresos y se
escudó en la histórica riqueza familiar.
Aunque los fiscales desconocen el origen de parte de los fondos de la ingeniera, afirman
que incorporó a su patrimonio 300 mil dólares de fondos secretos del Gobierno y que
identificaron movimientos sospechosos en sus cuentas bancarias radicadas tanto en
Argentina como en Uruguay.
Una allegado a la DGI confirmó que el monto del enriquecimiento de Mary July ascendería,
como dijo Mullen, a unos dos millones de pesos como mínimo. Sin embargo, se animó a
dudar sobre la veracidad de la investigación de la fiscalía. En realidad, deslizó otra
fuente, para ella es mejor pasar por este proceso judicial ahora y no el año que viene
con el posible cambio de gobierno. Y agregó que, por más que haya amasado una fortuna
ilegítima, será muy fácil para ella disfrazarla. Lo único que podría
complicarla, sostuvo, son los 500 mil pesos de origen incierto.
Dura lex mirando el 99 La
denuncia de enriquecimiento ilícito contra María Julia Alsogaray durmió durante cinco
años en los cajones de los despachos del juez Juan José Galeano y los fiscales Eamon
Mullen y José Barbacia. Recién este año efectuaron el requerimiento necesario para que
la acusada presentara su declaración de bienes. Mantuvieron el secreto bien guardado
hasta aproximarse lo más posible al previsible cambio de gobierno. No son los únicos del
fuero federal que cultivan esta estrategia que los dejaría libres de reproches graves del
oficialismo y permitiría un buen recibimiento por parte del gobierno entrante. La causa
IBMBanco Nación (a cargo del juez Adolfo Bagnasco) data de 1995 y la causa Armas
(repartida entre Jorge Urso, Marcelo Aguinsky y Carlos Speroni) remonta sus raíces a
1991. Sin embargo, los avances en esos expedientes recién se ventilaron este año. En el
caso de Galeano y sus fiscales, además, tomaron el recaudo de no darla a conocer mientras
la semana pasada se desarrollaba la conferencia sobre Cambio Climático en que la titular
de Recursos Naturales era un personaje clave. |
ERNESTO FURLONE, EX CONTADOR DE LA INGENIERA
Tiene algo fuera del país
Por I.H.
Para mí el
enriquecimiento puede ser más que dos millones, disparó el contador Ernesto Mario
Furlone, cuyo estudio atendió a toda la familia Alsogaray durante 25 años incluso en el
momento de la denuncia por enriquecimiento ilícito contra María Julia. Cuando en 1993 la
actual secretaria de Recursos Naturales fue denunciada, el juez Juan José Galeano pidió
sus declaraciones ante la DGI. María Julia, relató el contador, debía 320 mil pesos de
impuestos. Se supone que ella después se puso al día, pero en una inspección
aparecieron sellos bancarios apócrifos que consignaban el pago. El organismo recaudador
que comandaba Ricardo Cossio, por única vez en la historia acusó a Furlone, el contador,
más no a la contribuyente. Y ella se sumó como querellante a la iniciativa de la DGI.
Dijo que Furlone le había dado la plata al contador para que le pagara los impuestos,
pero que él los arrebató.
Furlone y Mary July quedaron enfrentados en un juicio que tuvo a su cargo el juez Jorge
Urso. El fue procesado y deberá, el próximo año, litigar con ella en juicio oral y
público. A partir del material obtenido en allanamientos, a Furlone según él
mismo relata le iniciaron 42 causas paralelas en el fuero penal e investigaron a 200
de sus clientes.
A partir de una inspección realizada por Luis Cabello, que era allegado a Cossio,
la DGI presume que hay pagos hechos en forma apócrifa. Cabello desaparece mágicamente en
unas supuestas vacaciones de casi un mes. Entre
él, ella y Cossio pergeñan el allanamiento a mi estudio que duró 14 días. Ella decía
que yo le había hecho la liquidación de impuestos, que ella me había dado el dinero y
que yo me lo quedé, sostuvo Furlone.
¿Alguna vez habían aparecido anomalías en los impuestos de María Julia?
No, y teníamos una excelente relación. Ella se debe haber asustado con el juicio
por enriquecimiento. Antes de que el juez le mandara la inspección, hizo una nueva
declaración para corregir la anterior y, se supone, iba a pagar lo que debía. Si yo
hubiese hecho la maniobra, no sería tan torpe de poner un sello trucho. Alguien truchó
el pago, no sé quién.
¿Siguió trabajando para el resto de la familia?
Me lo pidieron, pero me pareció poco ético, por eso dije que no.
¿Entonces la familia desconfía de ella?
Indirectamente sí.
Según uno de los fiscales, el enriquecimiento es de dos millones de dólares. ¿Le
parece posible?
Sí. Para mí debe ser más que dos millones. Pero había cosas que ella no me
contaba, además nos reuníamos sólo una vez al año. Cuando empezó la causa de Galeano
ahí se sinceró y agregó las obras de arte, las reformas de la casa, joyas. Y también
ahí me dijo lo de los 500 mil pesos de astilleros Alianza. No creo que tenga testaferros,
pero sí debe tener alguna torta fuera del país.
¿Usted como contador no pensó en decirle algo sobre los problemas que podría
tener?
No, no puedo dudar de lo que dice mi cliente.
¿Qué significa para usted la posibilidad de que la procesen?
No sé cómo verlo, para mí tenía que haber ocurrido antes.
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